SOCIEDAD
entrevista a andy freire

“Como emprendedor entiendo a Uber, como funcionario no”

El exitoso empresario, actual ministro de Modernización, Innovación y Tecnología porteño, analiza el polémico desembarco de la app en la Ciudad.

Protestas. Los taxistas cortaron puntos neurálgicos de la Capital en una serie de manifestaciones para impedir la llegada de la app, suspendida luego por la Justicia porteña.
| Cedoc Perfil

Para una ciudad como Buenos Aires, llena de contrastes, uno de los principales desafíos de este nuevo siglo parecería ser cómo integrar el avance irrefrenable de la tecnología a la vida cotidiana de los vecinos y, al mismo tiempo, aprovechar todo su potencial. Con ese objetivo en mente parece haber llegado el emprendedor Andy Freire al Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología porteño, hace poco más de seis meses.
PERFIL conversó con él sobre su visión acerca de las oportunidades que esto presenta pero, también, de las dificultades para articular esas nuevas herramientas a la realidad de una urbe compleja. El se reconoce “motivado y fascinado” por ese desafío que, en una frase, resume como “generar innovación responsable”.
Uno de los últimos grandes ejemplos de ese contraste es la llegada de Uber, la app de servicios de transporte entre privados que empezó sus operaciones en la Ciudad el 12 de abril y, en poco más de un mes, ya generó marchas de taxistas en contra, frenos judiciales e impedimentos para operar (ver aparte). En la visión de Freire, destacado en su carrera como mentor de emprendedores y fundador de emprendimientos exitosos –y que, según asegura, cambió radicalmente su punto de vista “desde que uso el traje de funcionario público”– estas tecnologías, como Uber, “van a venir, tienen que venir, y tenemos que encontrar la manera de hacer que vengan, pero responsablemente.  Cuando yo era emprendedor y armé Officenet, ni pensaba en si las pymes de librerías se iban a fundir o no. Yo decía ‘quiero hacer esto y me quiero llevar puesto el sistema. Y si se funden todos los libreros que se fundan’. No sé si se fundieron todos, pero muchos la pasaron muy mal. Pero yo pensaba: ‘si mi solución es disruptiva, que arrase con todo lo que hay y que, meritocráticamente, me lleve puesto el mercado porque me lo merezco’.” Como emprendedor, lo entiendo. Pero como funcionario público, digo que el rol desde el Estado implica primero que piense si se está cuidando a la gente”. Y puntualiza: “Hay que evaluar si los choferes tienen antecedentes penales, si están cubiertos por el seguro, si tienen licencia profesional. Y segundo, si están generando los impuestos que en parte tienen que devolver a la gente gracias al trabajo que están realizando”.
—En términos de perjuicios y beneficios al entrar a una ciudad, ¿cuál es la diferencia entre otros ejemplos como Airbnb, que ofrece alojamiento, y Uber y otras que ofrecen servicios de movilidad?
—Primero, que si no tienen CUIT y no operan en Argentina... Ahora me refiero a Uber en particular, porque los conozco muy bien, conozco toda su historia, y no son vistos como ‘buenos chicos’ en el mundo emprendedoril de Silicon Valley. La diferencia es que Uber tiene una estrategia consciente de entrar a una ciudad rompiendo la ley y no cumpliéndola como una actitud consciente, para lograr prensa  gratis y exposición los primeros 60 días de operaciones. Acá lo hicieron de manual: ‘Entramos, operamos fuera de la ley, los taxistas reaccionan, paran la ciudad, salimos en la tapa de los diarios, salen nuestros defensores acérrimos mercenarios a defendernos y después nos sentamos y decimos ‘ahora negociemos’.”
—¿Y cómo se sucedieron aquí esas negociaciones?
—Te pongo el ejemplo de Cabify, que es española y opera en Londres, y que va a venir, seguro, antes que Uber. La diferencia es que me llamó su director y me dijo “Queremos operar bajo la ley. Vamos a adecuarnos a ser una agencia de remís”. Y a la gente de Uber le dijimos: “No tenemos ningún problema en rever cómo se va a cambiar la regulación, pero lo vamos a rever bajo la luz de que sean primero una empresa que opera legalmente”. A ambos los invitamos a que nos sentemos a pensar cómo hacemos juntos para modernizar el sistema de transportes, y desde el Gobierno estamos totalmente abiertos a escuchar ideas innovadoras que nos permitan llevar el mundo del transporte al siglo XXI. No tenemos ningún problema con eso, pero el ticket de acceso a la mesa es que operes bajo la ley. Si no, no hay manera de sentarse a negociar. Por ahora, la charla con ellos está frizada.
—Usó este tipo de servicios en sus viajes, imagino...
—No lo usé porque no se me dio el contexto, pero todos mis amigos lo usan y entiendo cómo funcionan. Apps como Easy Taxi y Safer Taxi, por ejemplo, innovan porque integran la fuerza de trabajo de taxistas existentes. Todos los que estén dentro de la ley e inviten a la modernidad estarán.

Una empresa que hace ruido
Si bien Uber afirma que aquí se batieron récords –desde el 12 de abril, 550 mil usuarios ya bajaron la app y registran 37 mil choferes inscriptos–, según un sondeo de la Universidad de Belgrano, “sólo uno de cada tres porteños” está de acuerdo con su desembarco. Mientras, la empresa asegura que, a pesar de las restricciones de la Justicia, en Buenos Aires  “las operaciones continúan. Uber opera en Argentina con tarjetas de crédito Visa, MasterCard y American Express. Algunos usuarios nos han contactado porque sus tarjetas han sido rechazadas al intentar usar la aplicación. Estamos trabajando para entender la lógica detrás de esta situación y para solucionarlo lo antes posible”, dijo ante la consulta de PERFIL Soledad Lago, Gerente de Comunicación para Cono Sur.
En el mundo, su llegada también hizo ruido: en el D.F. mexicano, comenzó sólo con servicio premium y opera desde 2013. Ha sido utilizado por 750 mil usuarios, que destacan la “seguridad” como principal atributo. En Madrid, operan desde marzo, tras dos años de tiras y aflojes. Cobran  tarifa mínima y costo por km, y se adecuó a que los choferes tengan habilitación, igual que los de Cabify