A tres cuadras del Obelisco porteño, en el corazón del barrio de San Nicolás, justo donde Montserrat empieza a desdibujar su fisonomía colonial para acercarse a la exquisitez de Retiro hay un solar que aún unos cuantos desconocen y que es un hito cultural insoslayable.
En Sarmiento 1251 hay un largo zaguán de baldosas terrosas que atraviesa varios pórticos con arcos de medio punto, hasta desembocar en un patio verde y fresco, con parra, aljibes y faroles. Aquí, en esta casona colonial con un inmenso patio central en piso damero y un sublime busto en su honor, vivió Domingo Faustino Sarmiento, entre 1875 y 1888, hasta su fallecimiento. Es la Casa de la Provincia de San Juan y será sede del II° Foro de Líderes por la Educación que se realizará el próximos lunes.
Esta vivienda con fachada neoitaliana es actualmente –y no podía ser de otro modo- la sede de la Casa de la Provincia de San Juan en Buenos Aires. Será además sede del II Foro de Lideres por la Educación.
En efecto, detrás de estas míticas paredes rosadas con inmensos ventanales se desarrollará, el 16 y 17 de noviembre, el II Foro de Líderes de la Educación. Organizado por Perfil Educación y con apoyo de Unicef y la Universidad de Buenos Aires, académicos y expertos en la materia debatirán esta vez sobre el rol que le cabe a la educación argentina en el marco de la post-pandemia. Catedráticos e investigadores como Inés Dussel, Mariano Narodowski, Flavia Terigi, Diana Mazza, Guillermo Ruiz Emilio Tenti Fanfani serán entre otros las figuras convocantes de dos jornadas intensas, en las que el rol de moderador estará en manos de Rodrigo Lloret, Doctor en Ciencias Sociales y Director de Perfil Educación.
Estas baldosas ya están acostumbradas a las grandes historias. Cuando Sarmiento vivía aquí con su familia, Dalmacio Vélez Sársfield, Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda y Leandro N. Alem fueron algunos de los visitantes más asiduos. Se diría incluso que en cualquier momento podría aparecer El hombrecito del azulejo, de Manuel Mujica Láinez.
El autor de Facundo nació en 1811 en San Juan y la casa de su infancia, en el centro de la capital sanjuanina, también puede visitarse. Todavía se encuentra allí –o lo que queda de ella- la famosa higuera del patio en donde su madre, Paula Albarracín, tejía.
Aunque se dice que un gajo de la célebre higuera sanjuanina ilumina uno de los tres patios de la casa de San Nicolás.
Cuando Sarmiento finalizó su presidencia (1868 y 1874), se tomó unos meses de descanso en su casa de Carapachay, pero luego se mudó a esta vivienda de la calle Cuyo –actual Sarmiento- que su fiel administrador Ocampo había comprado con los ahorros de su sueldo presidencial. En una carta había expresado que su situación económica no le permitía grandes gastos, pero que podía darse el lujo de esta vivienda céntrica de una sola planta, sencilla, pero también amplia, que había pertenecido a una familia entrerriana. Sin modificar nada en ella, aquí se mudó con su hermana, su hija Faustina y sus nietos.
Según datos que quedaron registrados o fueron circulando, parece que la prolijidad no era la virtud más sobresaliente del estadista y escritor. En su lugar de trabajo se apilaban libros –muchos de educación y en inglés- y papeles por todas partes, incluso sobre el suelo, además de animales disecados, vasijas de los Valles Calchaquíes, un retrato de Charles Darwin con dedicatoria, y un busto de Benjamín Franklin. Todas las paredes estaban tapizadas de recuerdos e imágenes enmarcados: cartas, proclamas, reconocimientos, boletines...
En 1888, el sanjuanino viajó a Paraguay y ya nunca regresó: murió allí el 11 de septiembre, día en que la patria lo recuerda.
Sus familiares abandonaron la vivienda de Buenos Aires que pasó a funcionar como escuela primaria. En 1938 se transformó en una comisaría, pero su estado ya era deplorable y, para evitar que la demolieran, el estado la compró en 1947.
Un año después fue declarada Monumento Histórico Nacional. En 1957 comenzó a funcionar como sede del Consejo Nacional del Menor, que la ocupó durante diez años. Luego pasó a la Secretaría de Estado de Promoción y Asistencia a la Comunidad.
En 1980, el Ministerio de Bienestar Social transfirió el inmueble al Gobierno de San Juan que encaró una profusa puesta a punto de la “casita”, para dejarla a la altura de las circunstancias.