Gustavo Melella, gobernador electo de Tierra del Fuego, hizo pública su orientación sexual la semana pasada y reveló que está en pareja desde hace 16 años. "No creo que a todos los gobernadores electos le pregunten sobre su vida sexual. Soy reservado con mi vida personal, pero como especula y dicen cosas, dije: 'ya está, listo'", expresó poco después de que se conociera su triunfo en la provincia frente a Rosana Bertone.
El dirigente contó que en su provincia "todo el mundo conocía" su condición sexual, un hecho que le habría generado "resistencia" y hasta una "campaña sucia" con denuncias por presunto abuso sexual en su contra. "Acá nadie se mete con la vida privada de los demás. Todo el mundo lo sabe. Lo que sí han hecho son algunas campañas en mi contra", dijo en una entrevista con PERFIL.
La revelación de Melella puso en agenda el tema del tabú de la diversidad sexual en la política partidaria. Una cuestión que, hasta la década pasada, se mantenía en el ámbito privado: los referentes políticos gays, lesbianas y travestis por lo general no "salían del clóset". En nuestro país, Osvaldo Ramón López se convirtió en 2011 en el primer hombre abiertamente gay en ocupar una banca en el Senado. Ese mismo año, María Rachid pasó a ser la primera legisladora lesbiana de la Ciudad de Buenos Aires.
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En esta línea, en 2017 el legislador porteño del bloque Vamos Juntos Maximiliano Ferraro consideraba que prácticamente no había personas LGTBIQ+ visibles en cargos legislativos ni en el Congreso Nacional ni en el Senado de la Nación. "Para ser más preciso, sí hay un par de diputados que son homosexuales pero que no visibilizan su orientación, en un total de 257 diputados y 72 senadores", decía entonces.
En los últimos años, la participación de actores cercanos a espacios LGTBIQ+ en las listas y candidaturas de intendentes, concejales y comuneros, entre otros cargos, comenzó a ganar terreno en el país en paralelo al crecimiento del movimiento feminista. A modo de ejemplo, el dirigente gay Carlos Muñoz en Santa Rosa del Conlara, San Luis, llegó a ser reelecto concejal del PJ y se convirtió en los últimos años en uno de los candidatos más votados en su localidad. Hace algunos meses, la intendenta de la localidad neuquina de Loncopué, María Fernanda Villone, también se declaró públicamente lesbiana y le pidió casamiento a su novia a través de las redes sociales.
En territorio porteño, la historia del diputado nacional y referente del Movimiento Evita, Leonardo Grosso, se hizo conocida cuando, en noviembre del año pasado, eligió el día de la 27 Marcha del Orgullo para mostrarse con su pareja en su cuenta de Instagram y hablar de su sexualidad. "Soy marica y así elijo nombrarme", expresó en esa época.
En este marco, la visibilización de la orientación sexual o la identidad de género en el ámbito de la política se volvió para muchos "fundamental". Ante la consulta de PERFIL, Grosso asegura que tuvo "la necesidad" de hacer pública su sexualidad ante lo que él considera un "avance conservador" en la región. "Argentina es un país que puede jactarse de tener una tradición inclusiva histórica en diferentes temas, pero en los últimos años esta tradición se vio atacada por el gobierno de Macri y por una reacción conservadora en toda América Latina”, expresa.
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"Hace poco miraba televisión y veía cómo por un lado replicaban a Alberto Fernández hablando de su hijo drag queen, y también mostraban en lo de Viviana Canosa a una de las chicas de la selección argentina con su pareja lesbiana y sus dos hijos. Al mismo tiempo, yo me estaba preparando para el juicio de las dos chicas lesbianas casadas, que estaban dándose un beso en el subte y fueron hostigadas por la policía. Esos son los contrastes. El proceso de retroceso es a partir del Estado", dice el candidato a diputado nacional por el Frente de Todos.
Para Adrián Urrutia, director provincial de Diversidad LGBTI del Gobierno de Neuquén, todavía es necesario “declararse gay, lesbiana o travesti en la política y en cualquier ámbito" de la vida. "En la Argentina, recién hace 9 años se aprobó la ley de matrimonio igualitario y hasta este momento no éramos considerados sujetos de derecho. Hasta hace poco, la discriminación estaba institucionalizada por las leyes", asegura a este portal.
Nieto de una abuela peronista y un abuelo anarquista, Urrutia militó durante mucho tiempo en un espacio tradicional del peronismo en la provincia que es gobernada por el Movimiento Popular Neuquino (MPN). Decidió dar a conocer su orientación sexual a los 35 años después de terminar una relación con una mujer. Se puso en pareja con un hombre, se casó en 2014 y adoptó a tres hermanos que por ese entonces tenían 12, 14 y 16 años. Hoy aspira a ser concejal por el Movimiento por la Igualdad, la Ciudadanía y la Justicia Social de Neuquén (MIC), que será colectora del MPN en las elecciones municipales de septiembre.
"Al día de hoy, los pibes siguen siendo echados de sus casas por ser putos; las pibas lesbianas siguen siendo discriminadas y enjuiciadas por darse un beso en la calle; y las chicas trans se siguen muriendo a los 35 años. Es por eso que necesitamos que se visibilicen deportistas, periodistas y políticos", agrega a PERFIL. Y recalca: "Cuando se trata de que una compañera lesbiana ocupe un cargo o de que una chica trans u otro compañero gay vaya en una lista, todavía genera ruido, pero hemos logrado que ya ni siquiera tengan el valor de decírselo. Tiene que ver con la lucha que hemos dado en la calle, en los medios y con las leyes".
Según la dirigente trans de Tucumán Marcia Albornoz, la orientación sexual y la construcción de la identidad de género "no tiene nada que ver con las capacidades que uno pueda tener a la hora de asumir un cargo”, pero asegura que “si queremos instalar en la agenda pública el debate tenemos que hacernos visibles porque no hablamos de lo que no se ve". En 2016, Marcia se convirtió en la primera mujer transexual en recibir el título de licenciada en Trabajo Social del país. Poco después pasó a integrar la lista de concejales de la agrupación La Mugica, con la que logró obtener mil votos en las últimas elecciones.
“Los políticos, dirigentes, funcionarios trabajan para la causa cuando hay voluntad política y se ve traducido en el presupuesto. En mi municipio resulta muy fácil porque el intendente está preocupado por los problemas de diversidad sexual. No pasa lo mismo en otros municipios y a nivel provincial, donde hay obstáculos y situaciones con grupos conservadores, dogmáticos y doctrinarios”, asegura. Y concluye: "La población trans tiene un promedios de 30 a 45 años. Es la mitad del promedio de vida de la sociedad en general. Es importante visibilizar esto para poner en agenda políticas públicas desde el Estado. Y esto tiene que ver con el 'salir del closet' estando en espacios púbicos".
AB/FF