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El estilo acuarela, favorito entre los tatuajes ‘de autor’

Cada vez más estudios se especializan en técnicas como el watercolor, donde los ‘tatuadores-artistas’ plasman diseños únicos y personalizados.

El estilo acuarela, favorito entre los tatuajes ‘de autor’
El estilo acuarela, favorito entre los tatuajes ‘de autor’ | Juan Obregon

Partiendo de la premisa de que cada arte tiene su lenguaje, hace poco, un artículo de una revista especializada se preguntaba cuándo un tatuaje se convertía en arte. Allí, entre otras cosas, destacan que los amantes del tatuaje “coleccionan” marcas en su piel de artistas que siguen, tal como los coleccionistas lo hacen con los lienzos o esculturas de sus artistas favoritos. “Si el creador o el receptor del tatuaje lo ven como arte, entonces eso es lo que es”, asegura el artículo.

En el país vienen ganando espacio los tatuajes ‘de autor’, aquellos que pueden considerarse piezas únicas, con un diseño particular, en muchos casos hechos por única vez, con colores o téncicas como el watercolor o acuarela, que vienen de la ilustración, el diseño gráfico o el collage. Nada de clásicos o tatuajes en serie que se repiten en espaldas o brazos o piernas, los ‘tatuadores - artistas’ buscan dejar su marca original.

En ese contexto, los tatuajes estilo acuarela, una tendencia que viene de Europa, se piden cada vez más y hay tatuadores y estudios que se dedican exclusivamente a esta técnica de “realismo a color”, que busca copiar los efectos de la acuarela en la piel, con “las manchas, las transparencias y degradés, las acumulaciones de pigmento; simular en la piel el efecto del boceto a lápiz o las texturas del óleo o acrílico que se utilizan en los cuadros”, explica Candelaria Carballo, una de las pioneras en aplicar esta técnica en el país. Previo paso por el mundo del maquillaje artístico y con conocimintos de dibujo y pintura, Carballo arrancó con esta técnica buscando “volcar al tatuaje estilos personales que ya venía haciendo en otros medios más tradicionales, como el papel o el lienzo”.

En algunos casos, los dibujos tienen contornos marcados, aunque en trazos más irregulares, con color aplicado encima en forma de manchas; en otros, directamente, es acuarela plena y los dibujos se van formando.

Son más libres y desprolijos que los tatuajes tradicionales. Acá se busca algo más suelto, se abren líneas, se salen los colores, no se respeta tanto el borde ni el colorear dentro de la línea. La acuarela es medio caótica y suelta, lograr eso es lo que hace que se asemeje al diseño”, dice por su parte Guillermo Ryan, de Hunch Art/Tatoo Studio, donde buscan implementar el tatuaje “de autor”, donde “buscás un tatuador porque te gusta cómo trabaja, sin dudas se lo considera un artista ya”, agrega. Las mujeres son las que más se animan a este tipo de técnicas, que además de artísticos tienen un dejo de delicadeza mayor. “Además, son más tolerantes al dolor”, agrega. Incluso, muchas personas de más de 30 años que se animan a tatuarse por primera vez eligen este estilo (ver aparte).

Para Lucía Franzé, arquitecta que incursionó en el mundo del tatuaje, la llegada a la técnica watercolor surgió casi como un pedido de sus clientes. Aprendió primero a pintar en acuarela en papel, y después a recrear ese mismo diseño en la piel.

El estilo acuarela sería un tattoo realista, donde copiás un dibujo, y las manchas que se forman en ese dibujo. A mí me gusta mucho ese tipo de arte, más libre, que se sale de lo tradicional. En mi caso, hago dos estilos, uno donde se nota el trazo irregular y arriba ponés acuarela, y otro que es acuarela plena, sin línea y las imágenes se van formando”. En su caso, los diseños que más le piden son flores. Cuidados. A diferencia del tatuaje tradicional, el watercolor lleva mucho color, por lo que el tatuador tiene que conocer bien la técnica –lo que más se recomienda es que dominen la técnica de acuarela en papel, antes– para que a futuro los colores no se pierdan o el dibujo no termine siendo sólo una mancha. Además, hay que cuidarlo mucho del sol. “Yo les explico siempre a mis clientes que se llevan una obra, que el lienzo es la piel, y que si uno descuida el lienzo, la obra se deteriora”, dice Carballo.