Hace 17 años el profesor peruano Juan Francisco Baldeón ingresó como profesor de Derecho en la Universidad Nacional Federico Villarreal de Lima. Desde 2017 imparte clases online a través distintas plataformas, pero fue durante la pandemia del coronavirus que alcanzó un alto nivel de frustración.
El mes pasado, Badeón se vio sobrepasado por el desgano nada menos que en una clase en vivo y le anunció a sus alumanos que renunciaría a su cargo. "Ya no tengo ganas de enseñarles, ya me harté, de veras", les dijo enérgicamente a los estudiantes a través de Zoom.
Su caso fue emblemático, ya que episodios similares surgen a dierio en todas partes del mundo por las dificultades a las que se enfrentan los docentes al enseñar mediante plataformas digitales como consecuencia del Covid-19.
"Van a decir 'es que el profesor no me enseñó nada'. Y no es que no te haya enseñado nada, es que tú no leíste (...) Estoy viendo la posibilidad de renunciar y me largo", expresó.
"Ya no tengo ganas de enseñarles, ya me harté, de veras", les dijo Badeón a sus alumnos.
Un video de lo ocurrido en la clase de Baldeón se hizo viral en las redes sociales y decenas de medios de América Latina replicaron la renuncia en directo del profesor. Sin embargo, luego de un diálogo con las autoridades universitarias, la UNFV confirmó que el continuará impartiendo sus clases de derecho minero.
Desde 2003 Juan Francisco Baldeón imparte clases de derecho minero y derecho ambiental.
El momento de la renuncia en vivo
El pasado 26 de octubre Baldeón daba clases por Zoom y sus alumnos no habían hecho las lecturas requeridas para ese día. Uno de ellos capturó el momento en el que el docente les llama la atención por no haber leído y les anuncia su renuncia. El video fue publicado en una página estudiantil de Facebook y se volvió viral.
Baldeón le explicó a BBC Mundo que hay cuatro retos que tienen los profesores al dar clases en línea y que llegan a generar frustraciones como la que vivió el mes pasado.
Los cuatro problemas de Baldeón
1. Desconexión con el alumno
Perú, el tercer país más golpeado por la pandemia de covid-19, estuvo en "aislamiento social obligatorio" desde abril y hasta fines de octubre, por lo que las escuelas públicas y privadas a ofrecer sus cursos a través de plataformas en línea.
"Los alumnos parece que están en una suerte de encierro por la pandemia. Y no leen. Ya les había manifestado que estaban faltando el respeto a la clase y a ellos mismos. Y que tenían que responder en cualquier clase, sea informática o presencial", dijo.
El docente explica que el principal problema que tienen los profesores al ofrecer clases en línea es el rompimiento del vínculo maestro-alumnos que es vital para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
"El ser humano es un ser social por excelencia. Me parece que es la misma dificultad que enfrentan todos los docentes del mundo. No me imagino cómo puede enseñar un docente de medicina una cirugía. Lo que requiera práctica es mucho más difícil", añade.
2. Falta la respuesta no verbal del alumno
Los alumnos, en general, no están obligados a conectarse con la cámara activada, lo cual genera otro gran problema.
El profesor, explica Baldeón, no solo necesita que los alumnos le hagan saber verbalmente si comprendieron o no un tema, sino que se requiere una respuesta no verbal.
"Los sentimientos y emociones de los estudiantes al explicar un tema se perciben en el rostro. Cuando no entiende, el docente lo mira. Uno ve la sonrisa, el enojo, o preocupación. Y uno tiene que volver a repetir en la clase. Y hay una cuota de sentimientos", dijo Baldeón.
Pero al estar frente a una pantalla que está dividida en rectángulos con un nombre y, en algunos casos una foto, se pierde eso.
"Al terminar mi clase, ya no interactúo con mis alumnos. ¿Por qué? Se apagó la pantalla", analizó el docente, por lo que los alumnos de clases virtuales ya no tienen oportunidad para expresar dudas fuera del aula, como sí ocurre en la universidad.
3. No hay motivación de grupo
El desinterés de los estudiantes por las lecturas didácticas no es ajeno a las aulas presenciales, reconoció Baldeón, por lo que el mismo problema pudo habérsele presentado en las clases regulares.
Pero la motivación colectiva que se genera en los colegios es difícil de replicarla en las clases en línea.
"El proceso de aprendizaje es colectivo", indicó Baldeón al tocar el tema: "los alumnos, que de por sí no son afines a la lectura, pierden el incentivo de participación al no tener presión de los compañeros".
Los jóvenes actualmente están habituados a leer en internet temas del momento, indicó: "Pero la lectura universitaria es completamente distinta. Ahí el universitario debe estar comprometido a captar como una esponja el conocimiento".
4. Las carencias de espacios de estudio
La experiencia de Baldeón lo ayudó a darse cuenta de la falta de un espacio dedicado al estudio que tienen varios alumnos es otro problema en países como Perú.
"Mientras están en su clase no presencial les pregunto, de fondo escucho un mercado", cuestionó el docente: "Probablemente no estén en un lugar de estudio especial, una sala o un ambiente de estudio. Parece que estuviesen en la calle. Y ahí el docente poco o nada puede hacer", añadió.
Ante estos problemas, Baldeón reconoce que no es solo responsabilidad de los alumnos el que haya una clase integral en línea. También los profesores deben encontrar estrategias para mantener el nivel de atención y motivarlos al estudio.
"Uno tiene que mostrar efusividad con los alumnos. Frío por el lado de los estudiantes y frío por los docentes… no funciona", indicó.
Reflexionó sobre que hay que "ser mucho más paternal" y encontrar las vías de comunicación que le gustan a los estudiantes para fomentar el estudio, como en espacios virtuales o hasta en grupos de WhatsApp.
"Tenemos que superar momentos difíciles. Y ser héroes anónimos. Como los médicos y los policías. Yo no he tenido ninguna intención de que esto se viralizara, sino con la razón o el sentimiento para expresar como padre llamando la atención a sus hijos", concluyó.