La vida de la odontóloga cordobesa Evelin Bachmeier y su familia se convirtió en un calvario cuando comenzaron a llegarle mensajes intimidantes desde las redes sociales. Si bien en principio parecía un simple caso de ciberacoso, luego derivó en una amenaza que la motivó a hacer la denuncia ante la Justicia. “Siento que tengo un enemigo oculto”, asegura.
“No soy famosa, claramente no soy influencer, pero sin embargo esto pasó”. La cordobesa Evelin Bachmeier lleva una vida marcada por lo profesional y lo familiar. Es odontóloga, docente e investigadora, y está casada hace diez años con Marcelo, con quien tiene cinco hijos: las dos mayores de su matrimonio anterior del que enviudó, y tres chiquitos. “Somos una familia normal sin problemas atípicos, nuestros vínculos familiares están en armonía”, cuenta a PERFIL la mujer de 42 años cuya cotidianidad transcurre entre la ciudad de La Falda y Córdoba capital.
Sin embargo, la armonía que Evelin supo disfrutar se vio interrumpida a fines del año pasado por un episodio de ciberacoso y robo de identidad con varias aristas que saltó a la luz a partir de un mensaje que recibió su hija mayor en el que le advertían sobre su "madrastra", citando publicaciones de un perfil falso que se hacía pasar por la odontóloga en el que no solo hacía comentarios despectivos sobre las hijas de su marido sino que también hostigaba a sus colegas.
Lo cierto es que lo que primero pareció una broma con el tiempo tomó una dimensión de peligro para toda la familia por lo que realizaron una denuncia policial, en una situación que expuso el “vacío legal” existente para este tipo de casos en los que el anonimato de las redes sociales sirve de modus operandi para amenazas que no se sabe si pueden saltar al mundo real -con la paranoia que eso implica para el que lo sufre- y, sobretodo, suelen quedar impunes.
El ciberdelito contra la odontóloga Evelin Bachmeier y su familia
Todo comenzó a fines del 2021 cuando la hija mayor del matrimonio recibió un mensaje privado en Instagram de la cuenta anónima @zonacero. “Esta es la cuenta de Twitter de tu madrastra, sabemos cuál es su verdadero nombre. Fijate bien porque tu madrastra no las quiere”, decía el mensaje que recibió Agustina y compartió con sus papás.
El mensaje incluía capturas de pantalla de la cuenta de Twitter de una tal “Evelin Bachmeier”, definida en su bio como “odontóloga y casada con un viudo” y con una foto vieja, los datos de quien afirma nunca haber usado su nombre real en la red social del pajarito -la única que usa- sino que lo hace bajo el seudónimo Felicitas. "¿Hasta cuándo me tengo que fumar a las hijas del primer matrimonio de mi marido?" o "ellas tienen la familia de su mamá, no es que las estoy dejando en la calle" son algunos de los mensajes que se leen en el perfil.
Contra el Ciberacoso: piden a Instagram, Twitter y Facebook que validen a sus usuarios
“Yo no tenía vinculado mi email a mi cuenta de Twitter ni mis datos, no entiendo cómo relacionaron mi nombre y apellido con la cuenta de Instagram de la nena. Fue una cosa muy rara, no sé cómo hicieron ese cruce”, asegura la odontóloga, quien a su vez destacó el detalle de que la falsa Evelin creó la cuenta en diciembre del 2021 y tenía 1 solo seguidor: su cuenta.
En un principio, procedieron a denunciar a la cuenta de Instagram que finalmente fue dada de baja, y poner en “privado” los perfiles de las chicas. Sin embargo, el ciberacoso fue escalando en Twitter. Desde el anonimato, la falsa Evelin se dedicó no solo a despotricar contra las hijastras sino también a hostigar a colegas e incluso hasta a responderle los tuits sobre distintos temas que Evelin tuiteaba a sus 500 seguidores sin saber que estaba siendo observada. “Mi nombre y mi honorabilidad están en juego, tengo un reconocimiento en mi ámbito, no quiero tirar por la borda años de carrera”, lamenta la damnificada.
Una mascota en Año Nuevo disparó una amenaza virtual que motivó la denuncia policial
La sensación de miedo e incertidumbre de Evelin se potenció en Año Nuevo, luego de que su perra Molly se perdiera en medio de los festejos y, tras recuperarla, sus hijas publicaran en sus redes el agradecimiento a sus vecinos. En ese contexto -y atenta a su acosadora presuntamente mujer según la fiscalía-, Evelin siguió tuiteando como de costumbre para evaluar sus movimientos, y recibió un mensaje que no la dejó dormir tranquila:
“Felicitas, se me perdió el perro pero por suerte apareció, se llama Molly, es una hembra, pido una oración para que no se pierda más”. Uno de los seguidores de sus hijas -sin saber cuál y reconociendo que habían muchos desconocidos- seguía monitoreando de cerca a la familia, una gota que rebalsó el vaso.
“Me empecé a asustar, me asesoré con un abogado e hice la denuncia en la Fiscalía. No sé de dónde vienen estos mensajes, tengo miedo de que me pase algo. Puede que sea alguien que me quiere dañar, pero no sé quién ni por qué”, asegura Bachmeier, y agrega angustiada: “Lo sentí como una amenaza, un hostigamiento, como diciendo ‘sabemos todo sobre tu vida’. Eso te genera una vulnerabilidad”.
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En medio del anonimato y la impunidad que garantizan las redes sociales, Evelin intenta hacer memoria sobre los hechos previos al inicio del acoso en diciembre pasado, pero no puede imaginar quién puede estar detrás de la mala jugada que devino en ese ataque dirigido al vínculo que tiene con sus "hijas del corazón" -a quienes prácticamente crió y con quien tiene buena relación- y toda la familia. “Yo quiero que nos deje en paz, siento que tengo un enemigo oculto”, afirma.
Lo único que le queda es esperar a que la Unidad Judicial de La Falda, Córdoba investigue el caso, pero la odontóloga anticipa que existe un “vacío legal” respecto a estos casos, dada la dificultad de trackear el origen de la cuenta del acosador, una movida que involucraría asesoría legal especializada, y gastos en dólares relacionados a Estados Unidos, donde figuran las bases de datos de las redes sociales que utilizan.
“Siento un abandono, si no tengo el dinero queda en la nada, y no se si nos puede pasar algo como familia o no, no se si es discurso de odio o alguien que pueda llevar las cosas más allá”, concluye Evelin, quien espera que no solo la justicia actúe para que ella y sus hijos puedan dormir tranquilos sino también para saber quién es el responsable de su calvario que hasta ahora no tiene fin e incluso los tentó a la familia a irse del país.
cp