Signos visibles de humedad, musgo, líquenes y plantas crecidos en diferentes partes de sus caras, es la imagen de deterioro y falta de mantenimiento que ofrece por estos días el Obelisco porteño, símbolo y postal inconfundible de la ciudad de Buenos Aires para todo el mundo.
El deterioro del Obelisco se percibe a simple vista en las cuatro caras del monumento. Lo que más llama la atención son la cantidad de líquenes que brotaron en las ranuras que forman los bloques de concreto, en la placa que homenajea al arquitecto Alberto Prebisch, su diseñador, y en buena parte de la base del reconocido monumento, que se inauguró el 23 de mayo de 1936 en conmemoración del cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires. En diferentes partes de su estructura se notan vestigios de humedad, que llegaron a dañar el revoque a formar las clásicas manchas o levantar la pintura. La reja que protege al monumento, colocada para evitar daños en su estructura, también presenta señales de deterioro o falta de mantenimiento.
Una de las últimas tareas de mantenimiento integral fue en 2016, cuando el Obelisco fue sometido a un proceso de hidrolavado en sus cuatro caras por la celebración de los 80 años de su construcción.
Desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene, dependencia a cargo del monumento, señalaron a Perfil que "el mantenimiento estaba previsto para este año, ya que se hace cada cuatro, pero a raíz de la pandemia se pospuso para el 2021. No se pueden retirar los líquenes porque si no se hace el tratamiento correspondiente con biocidas para evitar el crecimiento de los líquenes y hongos. Se hacde de manera especial, si se retira pueden quedar fisuras que permiten el filtrado de agua", aseguraron desde la cartera ministerial que dirige Clara Muzzio.
El mantenimiento del Obelisco lo hace la Cámara de Empresarios de la Pintura bajo la supervisión del Ministerio de Espacio Público.
Julio Le Parc usó el Obelisco como lienzo para su arte
Centro de festejos y protestas
Como se sabe el Obelisco es también el centro de cualquier tipo de festejo o protesta que se realice en el centro de la ciudad que, en la mayoría de los casos, terminaron dañando su estructura. A lo largo de más de ocho décadas también fue objeto de diferentes actos de vandalismo urbano, y fue “intervenido” en diferentes oportunidades. A mediados de los 70, por ejemplo, fue un arbolito de Navidad y hasta se le colocó un aro giratorio con la leyenda “El silencio es salud”. En los últimos años, el Gobierno porteño colocó varios tótems de iluminación con luces LED con los que se homenajean diferentes diferentes actividades sociales y culturales.
El año pasado, y en el marco de la Noche de los Museos, y en el homenaje a Julio Le Parc, el multifacético artista proyectó sobre sus caras una gran cantidad de obras y de efectos especiales.
El Obelisco tiene una altura de 67.5 metros con una base de 6.80 m por lado. Cuanta con una sola puerta de ingreso, que da sobre la calle Cerrito, y en su cúspide hay cuatro ventanas en las que se ubicaron domos con cámaras de seguridad de la Policía de la Ciudad. Para llegar hasta “la cima” hay que “escalar” 206 peldaños por una escalera del tipo marinera de hierro forjado.