SOCIEDAD
emblema porteño

El Obelisco cumple 80 años el lunes y volverán a pintarlo

Durante junio harán tareas de mantenimiento que incluyen el hidrolavado de sus laterales. PERFIL subió hasta la cima para mostrar cómo se ve Buenos Aires desde allí.

Postal. La Av. 9 de Julio mirando al río.
| Pablo Cuarterolo

Es el ícono máximo de Buenos Aires y la postal más retratada por los turistas, tanto locales como extranjeros, que visitan la Ciudad. Concentra protestas, manifestaciones políticas, festivales artísticos y celebraciones deportivas.
El lunes, recibirá sus primeros 80 años envuelto en carteles alegóricos que cubrirán por completo sus cuatro caras. Y después, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público encarará una serie de trabajos de mantenimiento que renovarán su imagen. Durante todo junio, se “hidrolavarán” y limpiarán sus laterales, y reforzarán el revoque flojo. Después, le aplicarán varias manos de pintura.

Hasta la punta del Obelisco. Desde su inauguración, el 23 de mayo de 1936, para conmemorar el cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires, el monumento se instaló en la memoria colectiva como un símbolo de la identidad porteña.
Sin embargo, lo que sucede en el interior de esa estructura de hormigón de 67,5 metros de altura sigue generando fascinación. PERFIL pudo acceder a su interior y “escaló” los 206 peldaños de la escalera de hierro que separan el suelo de la cima. La estrechísima escalera tipo marinera es el único elemento dentro del hueco del clásico monumento porteño. Después no hay nada más.
Llegar a la cima puede demorar unos cuarenta y cinco minutos, incluido el tiempo de recuperación –más que recomendado– que se hace en algunos de los ocho descansos que tiene el monumento. Quien llega hasta arriba –en su mayoría, personal de la Ciudad– puede notar el fuerte viento que se registra a través de las clásicas “ventanitas” que tiene cada una de sus caras.
Aunque no tiene un solo “guardián” sino un equipo de mantenimiento que vela por él y por otros monumentos de Buenos Aires, son unos pocos privilegiados los que pueden acceder hasta la cima y apreciar una de las vistas más imponentes del Centro porteño.
Desde hace unos años, la Policía Metropolitana instaló allí domos con cámaras de seguridad. “Es un referente para los porteños y para los argentinos. Hace 80 años que lo construyeron y continúa convocando a los turistas a conocerlo y fotografiarse, por eso la importancia de cuidarlo y mantenerlo como corresponde”, señaló a este diario el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli.
El Obelisco fue diseñado y construido por el arquitecto Alberto Prebisch y la obra estuvo a cargo de la empresa alemana Geope-Siemens Bauunion-Grün & Bilfinger. Fue levantado en tan sólo 31 días, casi el mismo tiempo que se necesita en la actualidad para restaurarlo y pintarlo. “Si bien al principio fue rechazado, al punto de querer demolerlo, con el correr de los años el Obelisco se transformó en el monumento que mejor simboliza el espíritu de los porteños”, aseguró Horacio Spinetto, coordinador de la Dirección de Patrimonio e Instituto Histórico porteño.
A lo largo de sus ocho décadas, fue “intervenido” en diferentes oportunidades. También fue objeto de diferentes hechos de vandalismo urbano. A mediados de los 70 fue un arbolito de Navidad y hasta se le colocó un aro giratorio con la leyenda “El silencio es salud”.
También se convirtió para campañas de salud pública: en 2005, por caso, fue revestido por completo con un preservativo por el Día Internacional de la Lucha Contra el Sida.