SOCIEDAD
Historia en dos ruedas

El rol de egipcios, aztecas e ingleses en la creación de la bicicleta

El popular medio de locomoción se inició en las antiguas comunidades de África, Centroamérica y Europa. Juan Carlos Kreimer sintetiza sus orígenes en su libro “Bici Zen: ciclismo urbano como meditación".

Juan Carlos Kreimer
Juan Carlos Kreimer | Cedoc Perfil

La invención de la bicicleta surgió a partir de diversos diseños precursores que se idearon en tierras egipcias, aztecas e inglesas, y también en la mente y los dibujos de Leonardo Da Vinci, aunque otras versiones aseguran que ese dibujo es apócrifo.

Fueron esas primeras sociedades mencionadas las que crearon modelos que evolucionaron con el correr de la historia y, en la actualidad, se ubica como una vía de transporte alternativa en las grandes ciudades.

El popular medio de locomoción de dos ruedas tuvo sus orígenes en las antiguas comunidades de África, Centroamérica y Europa, según lo cuenta el escritor argentino, Juan Carlos Kreimer .

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“El descubrimiento de la rueda eclipsó el del eje, su centro; sin él, ¿cómo la aprovecharíamos? Hija de esa búsqueda, más deseo que necesidad, nace el homínido de la bici. Dos ruedas unidas por sus ejes con un tronco. Quizá los egipcios hayan sido los primeros en degustar lo que sentía al rodar (todavía no había un verbo propio) sobre ellas y les haya parecido una mezcla de juego y aventura”, narra el periodista y novelista, Juan Carlos Kreimer, autor de Bici Zen: ciclismo urbano como meditación, publicado por Editorial Planeta. 

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Bici zen Juan Carlos Kreimer
Bici Zen: ciclismo urbano como meditación

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En el marco de la Revolución Industrial, durante la última década del siglo XIX, la bicicleta pasó de ser un pasatiempo para ricos a convertirse en la forma más popular de transporte en el mundo, dinamizó la moral y los modales en la sociedad de manera vertiginosa. 

Fue considerada el “utilitario del pueblo”; ir a trabajar, salir el fin de semana al campo, fue un catalizador social de primer orden debido a que facilitó la capacidad de movimiento del hombre en las ciudades permitiendo el asociacionismo de todo tipo: clubes, gimnasios, coros, bibliotecas, 

En  1895, doscientas empresas se dedicaban a la fabricación de la bicicleta, ocn tres mil modelos para elegir. En Inglaterra se construyeron 800 mil en sólo un año, a un costo del salario de varias semanas.

“No eran vehículos todo terreno como los caballos: sólo podían circular sobre superficies básicamente planas. Pero no disimulaban sus genes: a los diversos tipos de agregados, los ingleses les llamaban hobby horses y dandy horses… Para acentuar el carácter animal del objeto”, describe Juan Carlos Kreimer.

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Desde que en el Neolítico se descubrió que lo redondo era capaz de rodar, no hubo quien lo detuviera. Quizás el hombre ya supiese, como se saben esas cosas que no sabemos que sabemos, que la rueda escondía una finalidad mayor, otro fruto de la Creación especialmente destinado a ser probado. 

(…)

(...) El descubrimiento de la rueda eclipsó el del eje, su centro; sin él, ¿cómo la aprovecharíamos? Hija de esa búsqueda, más deseo que necesidad, nace el homínido de la bici. Dos ruedas unidas por sus ejes con un tronco. Quizá los egipcios hayan sido los primeros en degustar lo que sentía al rodar (todavía no había un verbo propio) sobre ellas y les haya parecido una mezcla de juego y aventura. 

Nadie se explica como, para la misma época, un modelo similar aparece entre los aztecas, al otro lado del globo. Como haya sido, la conexión entre el soplo y el huracán ya estaba entre las piernas del hombre. A caballo o sin caballo, ese centauro con el torso emergiendo casi del anca, la imagen del ciclista debuta en la iconografía de ambas culturas.

(...)

La huella se pierde en la historia y reaparece recién en el siglo xvii bajo la forma de otro rígido armatoste de madera, con asiento y manubrio fijo (...)

(...)

(...) Incluso cuando los ingleses les pusieron pedales en la rueda delantera, los velocípedos, como se los conoce genéricamente, siguieron siendo objetos exóticos, desproporcionados, grotescos (…)

 

* Fragmento del Capítulo El ciclista urbano. Ancestros del rodado de “Bici Zen: ciclismo urbano como meditación” (ed.Planeta), por Juan Carlos Kreimer 

PM CP