SOCIEDAD
Noviembre en Buenos Aires

Video | Sobrevolando los jaracandás de la ciudad con un drone

En esta época del año unos 19000 árboles de esta especie se encuentran en plena etapa de florecimiento. Por este proceso, las calles y espacios verdes porteños se cubren con las clásicas flores violetas del árbol.

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Urbano. La concentración de jacarandás se registra en todos los barrios, sobre todo en Recoleta, Palermo y Parque Patricios. | cedoc

La opinión es unánime. Noviembre es el mejor mes de año. En el que no solo se registran los mejores días con sol, con temperaturas que promedian los 25º, sino que también es el mes en el que la ciudad de Buenos Aires se tiñe de violeta. Es el mes en el que florecen los Jacarandás, la especie arbórea característica de Buenos Aires. Además, es la época del año en la que se registra la floración de la mayoría de los espacios verdes poteños, en especial El Rosedal, en el Parque 3 de Febrero, en Palermo.  

El video fue realizado por el fotógrafo y director audiovisual Ale Petra, quien tomó las imágenes de los jacarandás florecidos de la avenida Figueroa Alcorta con su drone. El artista lo subió a su cuenta de Instagram, Alepetra_  (https://www.instagram.com/alepetra_/) en la que también se pueden ver otras de sus obras y trabajos. 

En relación con los jacarandás, por estos días se encuentran floreciendo en la ciudad unos 19000 ejemplares del árbol que hace de las calles y espacios verdes porteños el escenario natural de su espectáculo de flores lilas y violetas. Florece a comienzos de noviembre y sus flores violáceas llueven sobre las veredas y las plazas hasta los últimos días del mes.

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FOTOS | El Ojo de Perfil: Buenos Aires en flor, colores a cada paso

El Jacarandá es una de las especies que mejor responde a las cualidades que se pretenden de un árbol urbano, por ejemplo que sea seguro para habitar junto con los vecinos las calles de ciudad. La concentración de jacarandás se registra en todos los barrios porteños, pero principalmente en Recoleta, Palermo, Belgrano, y Parque Patricios, entre otras zonas. También en los alrededores de la Plaza de Mayo, y a lo largo de las avenidas 9 de Julio, Figueroa Alcorta y Santa Fe, por citar solo algunas arterias porteñas.   

Según datos del Gobierno porteño, el jacaranda mimosifolia, tal el nombre de la especie, cuenta con 18.921 ejemplares en el territorio porteño. De esta cantidad, 13.872 están en las veredas y 5049 en los espacios verdes. Como muestran los datos recogidos en los últimos censos de arbolado urbano realizados por la Ciudad, es la segunda especie que más creció entre los árboles viarios y la segunda más frecuente en los parques y plazas. La tasa de crecimiento entre el censo 2010-2011 y el 2017-1018 es de un 32%, un 25% en viario y un 55% en espacios verdes.  La especie es originaria del Noroeste de Argentina y también se la encuentra en Bolivia, Brasil y Paraguay. Su presencia en la Ciudad es obra del paisajista francés Carlos Thays, que, a fines del siglo XIX, incorporó al arbolado urbano especies de otras zonas del país. Gracias a su adaptabilidad, el jacarandá se adecuó a las condiciones del suelo y del clima de Buenos Aires.  La especie fue declarada árbol distintivo de la Ciudad en 2015.

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“La floración del jacarandá es un espectáculo natural que todos los años disfrutamos los vecinos de la Ciudad. El jacarandá es parte de nuestra identidad. Crecemos jugando y nos enamoramos con el impactante color de sus flores y nos refugiamos debajo de la sombra que proyecta sobre nuestras calles”, dijo Facundo Carrillo, secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal de la Ciudad. “Planificamos que sea una de las especies que más va crecer en nuestras veredas, pasando de 13872 ejemplares a unos 40000”, agregó.

Por su parte, Jorge Fiorentino, gerente de mantenimiento del arbolado de la Ciudad, afirmó: “La floración en el jacarandá es muy evidente. Esto se debe a una particularidad de la especie que consiste en la eclosión de sus flores antes del nacimiento de sus hojas. Cuando ves al árbol florecido parece una bola compacta color lila porque todavía no tiene hojas, todavía no tiene verde. Recién cuando empiezan a caer sus flores, brota el verde. Si floreciera junto con las hojas se atenuaría ese gran impacto visual. Eso hace mágico al jacarandá”, explicó, por último, el ingeniero agrónomo.