El portón de La Blanquita se abrió después de las 18.30. Julio César Grassi apareció y saludó a las cámaras y a seguidoras que se agolparon en la quinta que ocupa el cura frente a la Fundación Felices Los Niños. Despidió a un allegado y volvió a perderse detrás del cañaveral que cubre el ingreso a la casa. Era la segunda vez en el día en que el sacerdote condenado por abuso sexual agravado y corrupción de menores salía al parque. Antes, lo había hecho cerca de las 10.40 de la mañana, cuando le convidó galletitas al hombre de seguridad que vigila la estancia. No descuidó las formas; llevaba el cuello blanco que lo identifica como hombre de la Iglesia Católica.
Las plegarias son parte de la rutina del sacerdote, pero se intensificaron esta semana, cuando el miércoles último sufrió un gran revés: la Suprema Corte de Justicia bonaerense confirmó la condena a 15 años de prisión. Horas después, la Cámara de Casación Penal habilitó su detención, debido a que confirmó que quebrantó los requisitos impuestos para sostener su libertad.
No es la primera vez que Grassi se ve acorralado por la Justicia, aunque esta vez la prisión parece estar más cerca. Razón por la cual el abogado Juan Pablo Gallego solicitó el jueves la inmediata detención del cura, fundamentada en el “peligro de fuga”. Ayer, Sergio Piris y los fiscales Alejandro Varela y Carolina Rodríguez se adhirieron al pedido.
“Grassi ya se fugó en dos oportunidades, una de la Fundación y otra de un canal de televisión. Estos antecedentes hacen presumir que puede volver a intentarlo y su libertad viola el principio de igualdad ante la ley”, dijo Varela a PERFIL.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº1 de Morón, que condenó a Grassi a 15 años de prisión por abuso sexual agravado y corrupción de menores de edad, aún no resolvió el pedido. Los jueces, en cambio, citaron a todas las partes a una audiencia pública que se realizará el lunes a las 13.
“Nuestro pedido se fundamentó en el propio TOC 1, que indicó en la sentencia que difería la detención para el momento de la sentencia definitiva. Aunque no compartimos ese temperamento entonces, en tanto se permitía que permaneciera en libertad un peligroso delincuente sexual, ahora no existe materia de debate que permita sostener otra cosa que la inmediata detención para el cumplimiento efectivo de la pena”, indicó Gallego, representante del Comité de Derechos del Niño.
“A ello –agregó– se suman el peligro de fuga y la concreta posibilidad de reiteración delictiva, que en delincuentes sexuales es altísima. La decisión de la Suprema Corte cerró la causa. Sólo falta que la detención termine con el bochorno de un cura pedófilo condenado, atrincherado en una quinta, a contramano de las prédicas de austeridad y de condena a los delitos sexuales que impulsa el papa Francisco”.
Silencio y plegarias. En la quinta, la luz del sol entra limpia por los cristales de la capilla casera. Allí, arrodillado frente a la cruz, Grassi reza. El espacio fue acondicionado especialmente para su estadía. Próxima a la cocina, la capilla contrasta con la oscuridad del resto de la casa.
“Está rezando. Todos estamos rezando”, confió una persona allegada al sacerdote a PERFIL. Aunque parece no perder la compostura: “Está en la casa, trabajando como siempre”, detalló. El cura se refugia en la quinta y se aferra a la fe, pero también confía en las habilidades de su abogado, Ricardo Malvicini, para que el pedido de detención no se concrete.
El sacerdote logró esquivar por cuatro años la pena impuesta en primera instancia, confirmada por la Cámara de Casación bonaerense y por el máximo órgano judicial. ¿Por qué sigue en libertad? “Puede ir preso en las próximas horas, la semana que viene o nunca”, se lamenta Varela, desalentado ante las reiteradas salidas legales que encontró el cura. Y todavía le queda un as bajo la manga. “Ahora puede presentar un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación; depende del tribunal que lo condenó aceptar o rechazar ese pedido. De todos modos, los jueces de primera instancia ya están en condiciones de ordenar su detención”, explicó Marcelo Fainberg, abogado penalista y ex juez nacional de instrucción.
A favor del sacerdote
El Obispado de Morón envió un comunicado de prensa en el que destaca “la absolución en quince” casos y “la condena por dos” en contra del padre Julio César Grassi. Además, señala que el cura les manifestó que demostrará su “inocencia”.
“El Obispado de Morón toma conocimiento del resultado del proceso judicial, mediante el cual la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires ratifica lo actuado por los jueces inferiores. El padre Julio César Grassi es nuevamente absuelto en quince casos y condenado en dos”, destacan en el comunicado del Obispado de Morón, al que pertenece Grassi.
“Luego de este revés judicial, el padre Grassi se comunicó con este Obispado, manifestando que seguirá con las acciones legales tendientes a demostrar su inocencia, ya que considera que los hechos que motivan su condena son inaceptables”.
“La Diócesis de Morón –agrega el comunicado al que tuvo acceso PERFIL–siente una profunda preocupación por este hecho, que es tan complejo y doloroso desde cualquier punto de vista, y con actitud de misericordia se hace solidaria hacia quienes afecta esta situación”.