SOCIEDAD
ya hay clubes en distintos puntos del pais

Los "botes dragón" llegan a Puerto Madero y suman fanáticos del remo

La disciplina viene de China y busca convertirse en olímpica. Tiene un ritmo más exigente que el tradicional y grupos más numerosos a bordo. Galería de fotos

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Propulsados. Los equipos de botes dragón pueden variar de diez a veinte personas, pero en ciertas prácticas se realizan con cuarenta “palistas”, asistidos por un timonel en la popa y un tambor en la proa que marca el ritmo. | marcelo aballay

No es habitual asistir al nacimiento de un deporte olímpico. Pero por regla general las cosas suceden más o menos así: alguien tiene una idea, se la contagia a otro y ambos ponen manos a la obra. Y al cabo de un tiempo, que puede variar entre diez o veinte años, termina siendo incorporado a las disciplinas olímpicas. Sucedió con el voley playa, que hizo su aparición por primera vez en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. O con el triatlón, que se convirtió en deporte olímpico en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. La República Popular China, con la ayuda de sus distintas embajadas diseminadas por el mundo, se ha propuesto que la disciplina del bote dragón termine antes o después siendo aceptada por el Comité Olímpico Internacional, en tanto organismo encargado de promover el olimpismo en el mundo entero.

Zou Xiaoli, el embajador chino en la Argentina, se ha empecinado en que esto suceda lo antes posible, y ha embarcado en su proyecto a Jorge Molina, director de Puroremo, club de remo con sede en Puerto Madero, con veinte años de experiencia en entrenamiento de equipos, para que esta nueva disciplina comience a practicarse en Buenos Aires.

En realidad no se trata de una disciplina nueva en China: se practica desde hace más de dos mil años, su práctica está plenamente extendida en toda Asia, Estados Unidos y Oceanía, y poco a poco cobra impulso en Europa, Africa y Sudamérica.

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Tradicionalmente su práctica se lleva a cabo en embarcaciones adornadas en la proa con una cabeza de dragón y una cola en la popa, y diez o veinte remeros, llamados “palistas”, que impulsan la nave valiéndose de remos (palas) particulares al ritmo marcado por un tambor ubicado en la proa, mientras que en la popa se encuentra un timonel, que es el encargado de llevar la dirección de la embarcación.

La embarcación posee estabilidad cuando los remeros actúan sincronizadamente, y la pierde, como en cualquier disciplina de características similares, cuando el equipo no actúa como una unidad motora, propulsora.

“El bote es una empresa –dice Jorge Molina–, requiere del trabajo en equipo. Todo lo que se haga en el bote va a repercutir y hacerse evidente en el desplazamiento del mismo. Cuando todos reman coordinadamente –no por nada el verbo remar se utiliza cotidianamente aludiendo al trabajo– el bote avanza sin problemas. Como entrenador mi tarea es poner en evidencia todo aquello que interfiere o contamina ese efecto propulsor. Cuando el equipo comprende que la finalidad es avanzar todos juntos, funciona”.

Todo esto lleva solamente once meses, comenzó en diciembre de 2018. Es muy poco tiempo para que una nueva actividad arraigue plenamente, y sin embargo, es algo que se logró en pocos meses. “En la técnica de remo dragón intervienen menos los brazos y más la espalda –aclara Molina–, el impulso de la pala está dado por una remada corta y un golpe potente que propulsa al bote. Multiplcado por la acción de veinte personas –hay botes dragón donde reman cuarenta personas–  el efecto es de una velocidad sorprendentemente”.

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A eso se suman las actividades que se vienen desarrollando en Puroremo, emplazado en el Yacht Club Puerto Madero, en Victoria Ocampo 100. Allí funciona la primera escuela de remo abierta a todo el público en general, dirigida a los amantes del deporte al aire libre y a los visitantes en general que quieran aprender y disfrutar del remo, el kayak, el SUP (stand up paddle, donde el deportista mantiene el equilibrio de pie sobre una tabla de surf mientras mientras rema) y el outrigger o canoa polinesia.  

“Todos los sábados a las 10 de la mañana se acercan los que quieren remar en botes dragón y se organizan las salidas. Y si la gente que viene es mucha, se hace otra salida el domingo. Se descubrió que el remo en bote dragón actúa como drenaje linfático natural para prevenir que los brazos se hinchen después de una mastectomía. El equipo Nahuel Rosa también hacen prácticas acá”, dice Molina.

El entrenamiento en bote dragón se practica con el acompañamiento de una lancha a motor, conducida por Jorge Molina o su hijo, Matías, por si algún “palista” termina cayendo al agua, situación que carece de cualquier dramatismo –más bien lo contrario.

—¿Y si el bote se da vuelta?

—En las prácticas en Puerto Madero siempre contamos con la asistencia de la Prefectura. Veinte personas que caen al agua son rescatadas en menos de cinco minutos. No olvidemos que todos los palistas llevan cada uno su chaleco salvavidas. Puede parecer dramático durante algunos segundos, pero una caída no lo es. Al contrario: después de una experiencia como esa tienen algo para contar.

—¿Remando normalmente no tienen algo para contar?

—Por supuesto que sí. Pocas cosas más satisfactorias que hacer las cosas bien. Históricamente es el más grande incentivador en todos los órdenes de la vida. Trabajar en grupo requiere organización, sincronización, disciplina, confianza, amistad y la capacidad de comprender y asimilar la existencia de problemas y solucionarlos con celeridad.

—¿Todo eso logra el remo?

—El remo logra eso y muchas cosas más. Como deporte, tanto individual como colectivo, requiere que se coordinen la concentración, o sea la inteligencia, y la resistencia, la fuerza y la coordinación. Igual que en la vida de todos los días, pero más divertido.