Los familiares de la tripulación del submarino ARA San Juan, desaparecido desde el 15 de noviembre en el Atlántico Sur, viven un tenso clima dentro de la Base Naval de Mar del Plata a la espera que les den alguna información sobre sus seres queridos.
"No es agradable", resumió Fernanda Valacco, la esposa del cabo principal de operaciones Cristian David Ibáñez, quien forma parte de la tripulación de la embarcación junto a otros 42 hombres y una mujer bautizados "los 44", en referencia a "los 33" mineros rescatados en Chile en 2010 después de 70 días bajo tierra.
Es la primera vez desde que se reportó la desaparición de la nave que Valacco se acerca a la Base Naval, donde funciona el Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS) hacia la cual se dirigía la embarcación desde que partió de Ushuaia. Antes no pudo hacerlo porque no tenía con quién dejar a su hija, de nueve años. "Es mi única hija. Hasta ahora", contó a la agencia DPA. "Y creo que va a ser la única con que sigamos así...", añadió.
En la explanada que hay entre la puerta de ingreso a la base y el recinto principal, el movimiento es constante. Varios vehículos entran y salen con familiares, así como periodistas, camarógrafos y fotógrafos. Muchos marplatenses se acercaron al lugar en señal de apoyo y dejan carteles en el cerco de la entrada. "¡Fuerza muchachos!", consigna uno de ellos. Un grupo de niños de la escuela primaria dibujó submarinos de colores y escribió: "44 millones de argentinos orando por nuestros 44 hermanos". Rodrigo Alonso Cristiano, de segundo grado, dibujó un submarino y un angelito volándole encima. "Espero que salgan con vida y tengan oxígeno", escribió Jimena Guerrero, del mismo curso.
Así partía el Submarino ARA San Juan de Mar del Plata.
En el vallado se entremezclan carteles, estampitas de la virgen María y fotos del papa Francisco. Hay quien colgó una gorra blanca de marinero a la malla del alambrado.
Anabella está sentada en un banco frente al cerco, con la mirada dirigida hacia la base. No tiene a ningún familiar ni conocido entre los tripulantes, pero quiso acercarse a dar su apoyo. "Lo venía viendo por la tele pero estábamos paseando por la costa y quise venir. Me siento triste. Se siente que la gente está triste. Se siente mucho", manifestó.
Valacco, por su parte, confesó que en la base se siente más tensa que esperando noticias de su marido en casa. "Está todo muy a flor de piel por lo que puedan llegar a decir, tanto sea bueno como sea malo", señaló en referencia a los partes informativos que reciben a diario. Sin embargo, no pierde las esperanzas. "Yo sé que están bien. Tengo esperanzas desde el primer día. Sé que está bien y que lo van a traer. Y que luego le voy a decir 'Bueno, cuándo te vas de nuevo'", comentó en broma, con una media sonrisa.
Oscar Perassi es un submarinista retirado y asegura que conoce a varios de los tripulantes del ARA San Juan porque varios miembros de la fuerza suelen juntarse los miércoles a cenar. Al salir del recinto en el que estuvo con algunos familiares indicó: "Está muy complicado adentro. El estado de ánimo está peor. Yo estoy conectado a toda la gente y están muy mal". "Esperamos que salga todo a flote. Que haya un milagro", agregó.