Juan vive con sus padres y fuma marihuana. Para que no descubrieran que tenía plantas en su casa, se le ocurrió esconderlas en el techo. Pero el engaño duró poco. Su padre tuvo que subir a arreglar el cable de la televisión y se encontró con la plantita. Después de unos días, le pidió a Juan que lo acompañara a arreglar una teja. "Los ojos se me salieron de la cara, y me prohibió tener plantas en casa", cuenta él.
María es profesora de dibujo, vive sola y en el patio interno de su departamento tiene cinco macetas en las que viven "sus nenas". A principios de este año se convirtió en "autocultivadora". También las esconde cuando "alguien que no es de confianza" va a su casa: "Las meto en la bañadera o en el placard, total son automáticas, crecen hasta 60 cm, y el olor no es tan fuerte", explica la novata.
Tanto Juan como María se aseguran de mantener su práctica en secreto. Es que a pesar de la apertura mediática del tema, el riesgo de plantar marihuana en casas particulares continúa siendo alto porque la tenencia está penada por la ley. Sólo entre 2009 y 2010 se decomisaron 1.592 plantas, según la Policía bonaerense, pertenecientes en su mayoría a consumidores.
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