SOCIEDAD
con la ciencia y la tecnología como aliadas

Nuevo bienestar: cuentan cómo ‘entrenar’ hábitos para vivir más, pero también mejor

“Cualquier gota de conducta saludable suma”, asegura el divulgador, periodista y economista Sebastián Campanario, autor de un libro que propone herramientas para sentirse bien sin esperar un futuro “que ya llegó”.

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Objetivos. El ejercicio físico, tomar más agua, meditar aunque sea unos pocos minutos y cultivar posibles relaciones sociales. | shutterstock

“Más de la mitad de lo que hacemos en el día lo hacemos en piloto automático”. Enseguida, la frase resuena, porque interpela: ¿quién podría afirmar, en medio de los ajetreos propios de un país intenso como la Argentina; más el nuevo escenario que dejó la pandemia, que es absolutamente consciente de todo lo que hace desde que se despierta hasta que se va a dormir? ¿Cómo alcanzar ese bienestar tan ansiado en la medida de las posibilidades de cada uno/a? 

“Muchos de los desafíos que hoy tenemos implican ‘arreglar el motor de un avión en pleno vuelo’ porque nada de lo que estamos viviendo tiene precedentes, y por lo tanto navegamos sin mapas”, explica Sebastián Campanario, autor de la frase que abre esta nota y del libro El futuro del bienestar. Ideas, hábitos e innovación para vivir más y mejor (Sudamericana), que intenta responder este y otros interrogantes similares. “El bienestar es un territorio que abarca una multiplicidad de dimensiones, y por lo tanto lo más interesante surge cuando se cruzan los saberes médicos con los de salud mental, las nuevas terapias, la complejidad, el emprendedorismo y hasta la creatividad y el cambio climático. Es, entonces, un territorio de sistemas complejos”, agrega el periodista y licenciado en Economía. 

“Buena parte de la batalla del bienestar se gana en el terreno de la formación de hábitos, porque el ‘piloto automático’ es más del 50% de las decisiones que tomamos cada día. El ex base de la generación dorada de básquet, Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, es un fanático de la nueva ciencia de hábitos para lograr una vida más saludable. Cuenta cómo, al igual que sucede con una inversión financiera, los hábitos saludables tienen ‘interés compuesto” (cuanto antes se empiece, mejor) o cómo a veces nos inmovilizamos por una falacia de pensamiento binario: o somos superatletas o somos un desastre, cuando en realidad cualquier gota de conducta saludable suma y es muy valorable”, dice. 

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La preocupación por vivir mejor –antes que más– ¿es previa a la pandemia o surgió con el encierro y la posibilidad latente de perder la vida? “Ambas cosas: siempre fue importante pero lo es pos-pandemia mucho más. Con la pandemia de los últimos tres años, las grandes historias de innovación estuvieron asociadas al sector de la salud (la rapidez inédita con la que se fabricaron y distribuyeron vacunas, la disrupción que implicó la tecnología de ARN mensajero de Pfizer y Moderna, etc.). Todos tuvimos amigos o familiares que la pasaron mal con el covid, y eso hizo que tomemos más conciencia de nuestra fragilidad, y por lo tanto hay una nueva valoración del bienestar”, asegura Campanario. 

El uso de la tecnología, el fitness y el cuidado del cuerpo, la alimentación son algunos de esos aspectos claves. Pero para el autor, existen “temas nuevos pero también tabúes derribados”. Solo la industria del sueño –Campanario cita “anillos y otros dispositivos para medir cuán bien dormimos, colchones personalizados y hasta helados para descansar mejor”– mueve unos US$ 500 millones al año. Y productos que hasta hace poco eran considerados drogas adictivas y peligrosas (cannabis, psicodélicos) ahora suman cada semana nuevas autorizaciones de gobiernos en distintos países para ser utilizados en el campo de la salud mental.

Metas. Con tiempo limitado y, a veces, escasez de recursos, ¿cómo se puede buscar el bienestar en la rutina cotidiana? “Con infinidad de nuevas cosas, desde las muy simples, como tomar más agua, meditar aunque sea unos minutos, movernos, cultivar relaciones sociales o aprender toda la vida. Todo eso repercute enormemente en nuestro bienestar físico y emocional. Lo bueno es que mucho de lo que ‘no sabemos que no sabemos’ en materia de bienestar ya está disponible para sentirnos mejor: no hablamos de avances de las próximas décadas, están a nuestro alcance hoy”, dice Campanario. 

Si bien la ciencia aún no pudo lograr avances para romper el récord de 122 años de vida que tiene una ciudadana francesa, la novedad es que hay mucha más gente de 80, 90 o más años con una plenitud física y cognitiva que hasta no hace mucho duraba diez o veinte años menos, explica el divulgador. “Hoy hay decenas de start-ups dedicadas específicamente a atacar el problema del envejecimiento. Vivir más décadas dejó de ser una conversación entre científicos excéntricos y pasó a formar parte de una frontera alcanzable en el mediano plazo”.

Entonces, ¿hay chances de llegar mejor a viejos? “Claro que sí. Cuanto antes se empiece a cultivar distintos hábitos, mejor, pero hacer algo es mucho mejor que nada”, tranquiliza Campanario. “Y además hay un valor neto positivo en embarcarse en esta agenda: en algún momento en los próximos años habrá cambios realmente sustanciales en varios de los factores que hoy son causas de decesos (como el cáncer), y entonces conviene llegar en buen estado a esa etapa. Woody Allen una vez dijo: ‘Yo me perdí la revolución sexual por dos meses’: a mí no me gustaría perderme el momento de ‘velocidad de escape de longevidad’ por poco tiempo”, reflexiona.