Gracioso y genial, Fontanarrosa dejó su legado en nuestra cultura. Podía contar cuentos (como lo hizo en varios libros), relatar fútbol (como con sus crónicas del mundial 98 como Hermana Rosa), sus chistes gráficos y hasta dando cátedra sobre la palabra “pelotudo” en una conferencia en el Congreso de la Lengua en Rosario, en 2004.
Respecto a esta argentinísima palabra, el rosarino dijo que “el secreto, la fuerza, está en la letra T. Analicémoslo —anoten las maestras—: está en la letra T, puesto que no es lo mismo decir zonzo que decir peloTudo”, lanzó ante el público que se reía a carcajadas.
Su gran virtud era esa: hacer reír. Él mismo lo dijo alguna vez: “No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: 'Me cagué de risa con tu libro'”.