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Por qué el covid-19 no da tregua en Ecuador

Es el segundo país más infectado de América Latina, luego de Brasil. El sistema sanitario colapsó y los especialistas analizan la situación.

Coronavirus en Ecuador
Guayaquil y Quito, las ciudades más afectadas en Ecuador. | Cedoc Perfil

Después de que el mundo supere el millón de infectados de Coronavirus, Ecuador amaneció con 2.758 casos y 98 muertos, según reza la estadística que elabora la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos. La suma de los que azotan a México y Perú juntos, o casi la mitad de los que contabiliza Brasil. Es difícil encontrar eufemismos para presentar números que son más claros que el recuento oficial y los videos panfletarios del presidente Lenín Moreno, a cuento del Hospital General IESS Los Ceibos, al norte de Guayaquil.

Por cierto, la provincia de Guayas, cuya capital es Guayaquil, es el  epicentro de la pandemia en suelo ecuatoriano. Aunque el ministro de salud Juan Carlos Zevallos se ufane de los US$ 75 millones que destinará a mejorar las “unidades críticas en todo el país” y haga desfilar frente a cámara a los médicos que lucen delantales flamantes, los especialistas con peso en la opinión pública ya no callan. 


El gerontólogo Fabián Orellana, más conocido en su país como “el médico de los abuelos”, hizo circular un audio en el que exige a las autoridades sanitarias que dicen respetar los parámetros internacionales de bioseguridad que “hagan un acto de buena fe y se pongan la misma ropa que dan a médicos, enfermeras, camilleros y personal de limpieza para estar solamente una hora en donde los pacientes con coronavirus esperan que alguien los atienda”.

“La verdad, la estamos pasando muy mal aquí en Guayaquil. Los médicos contagiados ya van por los 100 y qué decir de las enfermeras, que sin quererlo traspasan la infección a los pacientes”, se desahoga Diego Vásquez Cedeño, MD de la Universidad Católica y epidemiólogo adjunto del Hospital Luis Vernaza. Mientras tanto, el presidente, que acaba de cumplir 67 años, pasa su cuarentena en el paradisíaco Parque Nacional Galápagos; y la alcaldesa de Guayaquil, Cyntia Viteri, está recluida por padecer ella misma coronavirus. En el país hay toque de queda desde las 14 hs hasta las 5 de la madrugada, los autos pueden circular dos veces por semana y los supermercados y farmacias abren de 8 a 12 hs.

Sin embargo, la  casa no está en orden. Los enfermos se desploman por cualquier parte. Quien puede carga su pena mientras se le vacía la vida esperando en la vereda la cama que le deje un muerto flamante. Estos últimos días, unos 300 cadáveres públicos y privados se acumularon en cada casa, en los estacionamientos de los hospitales o a la vista de quien tenga ojos para verlos. Las funerarias colapsaron o cerraron por temor a los contagios. Los dos cementerios de la ciudad -Parques de La Paz, en La Aurora, y el Panteón Metropolitano- no representan la morada eterna ideal para restos que deben ser cremados para bloquear la cadena de contagios. Atribulado por el hedor y el llanto colectivo, Lenín Moreno debió crear una Fuerza de Tarea Conjunta para juntar tantos muertos, bajo las órdenes de un militar.

Morir en la casa: la dramática realidad del coronavirus en Ecuador

¿Por qué el Covid-19 no da respiro en Ecuador? “Nos pegó de sorpresa esta pandemia y no tenemos todos la protección que deberíamos para atender pacientes. También hay sectores de un nivel cultural muy bajo que no entienden el valor del aislamiento social e individual; hay casi 2000 presos por esto; y debe haber muchas más defunciones, unos 200 como mínimo, que no se diagnosticaron covid-19”, se sincera el Dr. Vásquez Cedeño.

“Desde la presidencia de Rafael Correa se centralizó al máximo el sistema de salud. Se disolvieron varias gerencias médicas y el Instituto Nacional de Higiene, un laboratorio tipo CDC -Centro para el Control y Prevención de las enfermedades-, muy eficaz en cuestiones epidemiológicas. También se eliminó el Servicio Nacional de Control de Vectores, y obviamente hoy vivimos una epidemia doble, dengue y covid-19. Lo otro que pasó es que se botaron –despidieron- cientos de médicos de altísimo prestigio, a través del decreto 813, reemplazándolos por personal con menos experiencia. No es la construcción de hospitales lo que hace a un sistema de salud”, repasa el Dr. Francisco Andino, ex ministro de Salud durante el mandato de Lucio Gutiérrez (2003-2005). “Acá hay una co-responsabilidad entre la Organización Mundial de la Salud y el gobierno de China porque hablaron de un libreto y no explicaron bien cómo estaba el conocimiento de este virus. La epidemia se expandió y el sistema en este lado del orbe colapsó. Porque el ‘quedáte en casa’ es fallido si hay un proceso socioeconómico de una población del 75% de informalidad que tiene que salir a la calle para comer y, si no lo hace, se muere”, explica Andino.

Y arriesga un dato para cerrar: en la provincia ecuatoriana de Esmeralda, en Ecuador, hay una comunidad con mayoría de descendientes africanos. Ahí no se ha registrado hasta ahora ningún caso. Lo mismo sucede en las Islas Comoras, Lesoto, Malawi, Santo Tomé y Príncipe y Sudán del Sur, cinco naciones casualmente africanas. Africa, el continente negro, el origen de la humanidad… y tal vez, la salvación. Podría ser la meta de las próximas investigaciones inmunológicas.