Este lunes 5 de agosto comenzó en Mendoza un histórico juicio contra dos de los sacerdotes del Instituto Antonio Próvolo, un hogar de niños sordos que se vio envuelto en una serie de denuncias y escándalos por casos de abuso sexual. En esta jornada en el banquillo de los acusados hay tres hombres, dos de ellos religiosos y el otro, un exempleado del lugar.
- Horacio Hugo Corbacho Blanck, cura de 59 años, está detenido en la penitenciaría acusado por 16 hechos: 3 abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante; 7 abuso sexual con acceso carnal; 4 abuso sexual simple; 1 abuso sexual gravemente ultrajante y 1 por corrupción de menores
- Nicola Bruno Corradi Soliman, cura de 83 años, se encuentra detenido con prisión domiciliaria acusado en 6 hechos: 2 de abuso sexual gravemente ultrajante; 1 abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante; 1 abuso sexual con acceso carnal y 2 que involucran corrupción de menores. El hombre ingresó a los Tribunales en silla de ruedas.
Corradi llegó a Argentina en 1970 proveniente del Próvolo de Verona, Italia, y se hizo cargo de la institución, primero en La Plata y luego, en 1998, en Mendoza, donde lo detuvieron preventivamente el 26 de noviembre de 2016.
- Armando Ramón Gómez Bravo, exempleado del Próvolo y de 48 años, se encuentra detenido acusado también en 6 hechos: 1 abuso sexual simple; 1 abuso sexual gravemente ultrajante; 2 de corrupción de menores y otros 2 de abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante.
Un condenado. En un juicio abreviado en 2018, el exmonaguillo Jorge Bordón, ahora de 50 años, fue condenado a 10 años de cárcel tras confesar abusos sexuales contra cinco víctimas en el centro educativo. Asimismo, hay aparte catorce imputados que serán objeto de otros dos procesos judiciales.
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El caso. Los aberrantes hechos fueron denunciados a finales de 2016 por la senadora provincial por el radicalismo Daniela García, a quien se le acercó una integrante del Movimiento de Sordos para informarle de los hechos perpetrados en Próvolo.
El relato de una de las víctimas. Ezequiel Villalonga tiene 18 años, es sordomudo y pasó años en el Próvolo, dedicado a la enseñanza de niños con discapacidad auditiva o trastornos del lenguaje, y fue uno de los que con su testimonio acusó a los religiosos. "Yo pienso que la Iglesia, todo adentro, es falso. Todo lo que nos hacen leer, decir, cómo debe ser la persona.Pienso que son falsos y demoníacos", expresó en declaraciones a la agencia internacional AFP.
"Era muy mala la vida ahí adentro, nosotros no aprendíamos nada, no teníamos comunicación, no sabíamos lengua de señas, escribíamos y no sabíamos qué, preguntábamos a otros compañeros y, también, nadie entendía nada", agregó el adolescente que concurrió al establecimiento desde los 4 hasta los 16, momento en que estalló el escándalo de denuncias. Su testimonio, grabado en cámara gesell durante la instrucción de la causa, es uno de los relatos de una veintena de víctimas menores que se escuchará durante el juicio.
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La palabra de la Iglesia. Monseñor Alberto Bochatey, obispo auxiliar de La Plata, se refirió al caso y aseguró: "No hay suficientes palabras para solidarizarnos con el horror que han vivido y que les ha lastimado tanto. Y sobre eso hay que pedir perdón y tratar de sanar de la mejor manera posible, sin odio".
El religioso fue designado comisario apostólico por el papa Francisco en julio de 2017 como interventor de la Compañía de María, de la que surgieron los institutos Próvolo. "Cuando me nombraron, lo primero que quise hacer fue acercarme a las víctimas para pedir perdón, y me sacaron volando. Hasta el día de hoy no lo pude hacer. Habrá que esperar que termine el juicio", reveló, al tiempo que concluyó que se siente "muy feliz de que empiece el juicio" .
F.D.S./FeL