“Papi, ese no lo tengo”, les repiten los hijos a sus padres mientras caminan entre una enorme población medieval, imaginan aventuras de piratas y se pierden entre los pasillos de un castillo de princesa. Se trata de la colección de Playmobil más grande de Latinoamérica, que pertenece a Juan Dethloff (44), y exhibe unas 2.500 piezas –poco menos de la mitad que posee– en el Museo de la Ciudad, donde hay un récord histórico en visitas y estará abierta hasta mañana.
“Mi primer contacto con el Playmobil fue a los 6 años, cuando mi mamá me regaló el indio”, le recuerda Dethloff a PERFIL sobre el juguete ícono de los 70 y 80. En aquella época, Dethloff no se imaginaba que tendría tantas figuras, y menos aún cuando a los 12 años su madre donó todas sus piezas al Hospital de Niños. Pero cuando promediaba la adolescencia, encontró de casualidad un Playmobil en un cajón y la nostalgia lo llevó a una juguetería para retomar el hobbie.
“Empecé a comprarme algunas casas y cuando me acordé tenía más de treinta”, cuenta y dice que las más valiosas son las que lo remontan a su infancia, cuando jugaba con su hermano.
Dethloff, un técnico textil que vive en Olivos, rompe el mito de que los coleccionistas tienen guardadas todas las figuras en su caja original para su perfecta conservación. “Si no se juega, pierden la esencia”, afirma y cuenta que les presta los juguetes a los hijos de sus amigos cuando van a cenar a su casa.
“El premio más grande es verlos armar historias y que no estén tanto tiempo con los aparatos tecnológicos”, dice sobre una época en la que “se perdió la calle”.
Fanáticos. En todo el planeta, hay 2.700 millones de figuras y todas ellas pueden abrazar al planeta más de tres veces. Más de 8 mil de ellas las tiene el español Adolfo Cervera, el mayor coleccionista mundial del juguete creado por el alemán Hans Beck, en el año 1974.
Sin embargo, el argentino se encuentra entre los mayores coleccionistas del juguete del mundo y fue su esposa, Mariana, quien lo convenció de hacer una exposición en un museo, luego de acompañarlo a conocer la fábrica en su luna de miel, en la isla de Malta.
“Al principio se reía cuando le contaba, porque se imaginaba que eran algunos. Pero cuando vio todo se quedó maravillada y me dijo que había que hacer una muestra”, recuerda a este diario Dethloff sobre la primera experiencia que hizo en el Museo del Banco Provincia, en 2015, donde batió por el récord de visitas a 2.100 personas por mes.
En el Museo de la Ciudad sucedió el mismo fenómeno: “En enero asistieron 22 mil personas y en febrero, 9.500, cuando lo normal es que vengan 500 por semana”, le dijo a PERFIL Leandro López, jefe de prensa del museo, dedicado a coleccionistas.
