“Siempre quise ser profesor. Voy a cumplir mi sueño”, cuenta Augusto Mustafá, creador de la marca de ropa Elepants y que enseñará desde este año en una facultad “Cómo emprender siendo millennial”. Al igual que Mustafá, que tiene más de 175 mil seguidores en Instagram, otros influencers darán por primera vez clases en una universidad argentina. Pero no son los únicos: hay en el país una academia que también forma youtubers y es furor entre los niños (ver aparte).
En la Escuela Argentina de Negocios (EAN), buscan impulsar el negocio publicitario, que cada vez se vuelca más hacia las redes sociales. El proyecto se creó por un acuerdo entre la agencia Joy Buenos Aires –que aporta los influencers– y la EAN. Ariel Veloso, coordinador de Admisión y Extensión, cuenta que “los influencers lograron una exitosa vinculación en redes sociales y tienen una gran responsabilibidad en transmitirles los conocimientos que aprendieron de forma autodidacta a otras personas que quieren realizar emprendimientos”.
En estos cursos, que pueden ser de dos u ocho encuentros y cuestan desde los $ 2 mil hasta los $ 22 mil, se van a explicar las herramientas para lograr miles de seguidores y sostener un negocio digital.
Además de Mustafá, que enseñará “las ventajas de formar una comunidad con pocos recursos y los riesgos de estar expuesto las 24 horas”, otra de las docentes va a ser Alejandra Leguizamón, que en su cuenta de Instagram (@mamaemprendearg) la siguen 62 mil personas y quiere que “los talleres sean la bisagra de los emprendimientos de los estudiantes”. Leguizamón, quien estudió Dirección de arte publicitario, dictará “Como crear tu marca y vender en Instagram” y adelanta que instruirá desde lo práctico “como el bueno uso de las redes sociales puede ser un trampolín, tanto para una marca como para una persona”.
También habrá una formación de “Organizador profesional de viviendas, oficinas y locales comerciales”, con la experta Brenda Haines, diseñadora de interiores, que se dedicó 15 años al armado de vidrieras y hace tres años, ordena casas. Dice que en sus clases se aprenderá a “ordenar espacios con la cuota exacta de diseño, buen gusto y humor de la vida misma”.
Nati Saal y Valentina Salezzi: influencers, compinches y pasajeras frecuentes
Si bien estos influencers tienen una gran audiencia en Instagram, todos coinciden en que Youtube la terminará desplazando, aunque sea más antigua. En este sentido, Mustafá sostiene el dato que la plataforma de los videos tiene 1.500 millones de usuarios activos, mientras que Instagram cuenta con 800 millones. Es por eso que ellos también diversifican su presencia en diferentes redes sociales que les implica un salario que varía por la cantidad de seguidores y al público que se dirigen. “Las redes son cada vez más importantes en los negocios y ser influencer significa tener credibilidad. Es buena combinación para vender los productos”, afirma Leguizamón.
Según Ramiro Núñez Palacio, director general de Joy Buenos Aires, “un influencer que recién arranca cobra alrededor de US$ 100 cada foto que postea”. Pero también aclara que “no hay un techo”, porque otros establecidos en el negocio como Germán Garmendia pueden cobrar hasta US$ 300 mil por una campaña publicitaria. Agustín Becerra, de la agencia Sense Marketing, cuenta que “alguien con 50 mil seguidores recibe hasta $ 10 mil por una foto o historias de Instagram”. En el ámbito nacional, una de las más famosas es Delfina Ferrari, una modelo que llega a tener un sueldo de hasta $ 200 mil.
Profesionales. Esta tendencia de formar influencers proviene de otras experiencias de Estados Unidos y Europa. El año pasado la Universidad Autónoma de Madrid creó un curso para ser “Influencer profesional”, con materias de economía, comunicación y psicología.
Sin embargo, en el país existe también desde 2018 una academia de youtubers por la que ya pasaron 300 personas. Su creadora es Solveig Madsen, directora de la agencia Club Media Network –responsables también de la Club Media Fest– y que ya inauguró las mismas escuelas en otros países latinoamericanos, dice que “los presupuestos publicitarios en Youtube ya están superando a las campañas en televisión”. “Un youtuber con un millón de suscriptores puede llegar a ganar US$ 1.500 por mes”, detalla Madsen.
En la Academia Clubtubers, los docentes también son reconocidos influencers. Uno de ellos es Romina Fernández (@rodinamita), que tiene casi 2 millones de suscriptores en Youtube. “Les enseño actuación, edición y que es un trabajo como cualquier otro, con sus altibajos y que se requieren diez horas diarias para tener miles de seguidores”, detalla la youtuber sobre “la desesperación” que tienen los adolescentes por ser famosos. “Por eso les inculco que tienen que hacer lo que a ellos les gusta, porque no tienen noción de que la fama te lleva a no dejarlo nunca”, concluye.
Futuros youtubers
En el país, ser youtuber es aspiracional, sobre todo los más chicos. Una encuesta de Google reveló que el 25% de los chicos argentinos quiere vivir de hacer videos. Por eso es que la agencia Club Media Network creó la Academia de Clubtubers –que ya exportó a Paraguay y piensa llegar a Chile, Perú y otros países– tras notar “que hay una generación nueva que quiere ser como sus ídolos de Youtube”, cuenta su directora general Solveig Madsen. En estos cursos trimestrales que cuestan US$ 50 y por los que ya pasaron 300 niños, se les enseña técnicas de actuación, filmación, edición, sonido y guión, donde sus docentes son reconocidos youtubers como Romina Dinamita, Candela Copello y Santiago Bacigalup.
Madsen cuenta que "también se los concientiza sobre los peligros que hay en las redes y cómo lidiar con los ‘haters’ y acosadores sexuales, donde les decimos que no interactúen con personas que no conocen”. Además, dan talleres para que los padres contengan a sus hijos y se les enseña las herramientas de monitoreo. “Había una nena que tenía 120 videos en Youtube y sus padres no lo sabían”, ejemplifica la directora.