SOCIEDAD

Unos 30 mil fanáticos, en la cumbre argentina de youtubers

Hubo largas colas de adolescentes que pagaron por ver en vivo a los ídolos que disfrutan a través del celular o la computadora.

Seguidoras. Las chicas posan exaltadas con sus entradas. Las remeras de Rubius, un hit.
| Juan Obregon

La Rural está cercada. Colas de adolescentes de todas las edades avanzan hacia la entrada mientras hablan excitados. En grupo los mayores, los más chicos custodiados por alguna madre o padre, que accedió a acompañarlos a pasar una buena y larga tarde de entretenimiento.

Porque en definitiva es la diversión el gran denominador del Club Media Fest, que en esta primera edición en Buenos Aires convocó a casi cincuenta artistas digitales de todos los rubros, y –al cierre de esta edición– a más de 30 mil personas que pagaron hasta $ 1.500 por un abono de tres días para encontrarse en vivo con sus ídolos digitales, a los que usualmente sólo siguen desde la pantalla de la computadora o el celular.

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Bajo esa premisa, el nuevo festival tiene mucho de moderno y es una puerta al debut de muchos artistas en pleno desarrollo. Pero este nuevo molde de multirrecital “ultramoderno” también tiene mucho de cultura modelo siglo XX. Es que junto a los raros peinados nuevos y a los artistas que nacieron en la cuna de YouTube y que ahora suman millones de suscriptores en sus canales digitales, también conservan su lugar las antiguas ceremonias y las costumbres de décadas.

Por ejemplo, los clubes de fans cantan “presente” y el merchandising también, con fotos y remeras que muestran el logo de “su” artista. Y la adrenalina y los aullidos de cuando el set de música empieza son otros momentos clásicos, que ya vivieron sus padres –incluso algunos abuelos– y que hoy le toca repetir a la generación “youtuber”.

Mientras el rito artístico se renueva, también asoman otras notas de época. Así, bajo el escenario comparte un espacio el público común, con su pogo y los cuerpos apretados. Pero también está el vip, más relajado. Y –más allá– se ofrece una pantalla gigante con sillones para quienes prefieren seguir el show cómodos y sentados.

Lo que no falta en ninguno de los espacios ni pasillos es el celular en manos de todos, caliente de tanto disparar fotos y tomar videos, que seguramente terminarán compartidos en Twitter y YouTube.
“Traje a mis tres chicos que están en el secundario”, le contó Paola a PERFIL, mirando el escenario desde el fondo del salón, mientras sus vástagos se apretaban en primera fila. “La verdad es que no conocía a ninguno de los artistas, pero así puedo acompañarlos y ver de qué se trata”. En cambio Gustavo –que vino con su hija y una amiga de ésta– explicó que decidió aprovechar la tarde y se trajo la notebook. “Mientras las chicas dan vueltas aprovecho y adelanto trabajo”.

Tal vez lo más llamativo de este primer megafestival para youtubers es que reservó espacios para todos los gustos. Así, junto a una peluquería de diseño –donde los coiffeurs inventan cortes on demand– se alinea una decena de stands que ofrecen entretenimientos propios de la kermés más antigua: un martillo de fuerza,  embocar el aro en la botella, tirar pelotitas. Son entretenimientos analógicos y antiguos pero que todavía logran llamar la atención no sólo de muchos padres, sino también de unos cuantos chicos de la generación “Y”.