Organizaciones que denuncian abusos sexuales cometidos por sacerdotes reclamaron el jueves 2 de mayo que el Papa Francisco haga efectiva en Argentina la “tolerancia cero” que prometió contra esos delitos al considerar que todavía está pendiente en su propio país, donde se denuncian cada año más casos. Del reclamo participaron la organización argentina Iglesia Sin Abusos y las internacionales Ending Clergy Abuse y BishopAccountability.org, que consideraron que el pontífice argentino debe venir a su país Argentina para garantizar que la Iglesia Católica aplique medidas contra esos delitos y no proteja a los seminaristas, curas y obispos que los cometen.
“Si el papa no puede terminar con los abusos y el encubrimiento en Argentina, no será capaz de hacerlo en ningún otro lugar. Aquí es donde tiene más poder, influencia, es simbólicamente el país más importante en la lucha contra el abuso en el mundo”, dijo a Peter Isely, miembro fundador de Ending Clergy Abuse (ECA). Anne Barrett Doyle, codirectora de Bishopaccountability.org, dijo por su parte que mientras en otros países se han detectado miles de casos de abusos, en Argentina casi no se observan “investigaciones penales ni litigación” al respecto. "La mayor batalla para la tolerancia cero ocurre en Argentina", Isely, quien también fue víctima de abuso sexual en la iglesia.
El Concordato firmado entre Argentina y Vaticano en 1966 reconoce la jurisdicción especial para la Iglesia Católica, y se lo invoca para que los casos sean dirimidos por la justicia eclesiástica y eludir los tribunales.
Los manifestantes congregados ante el Hogar Sacerdotal Monseñor Mariano Espinosa, en el barrio de Flores, desplegaron varios carteles exigiendo al Papa “tolerancia cero” en el marco de una campaña que iniciaron para luchas contra la protección de la que, a su entender, gozan los abusadores en el país. La campaña se desarrolla dos meses después de la histórica cumbre realizada en el Vaticano -en la que Francisco promulgó nuevas normas para contrastar este mal que aqueja a la Iglesia en numerosos países- y de forma simultánea con una reunión de obispos argentinos con el papa en Roma.
El líder de la iglesia católica reconoció el problema de los abusos sexuales a menores, a los que calificó de "monstruosidad", y se comprometió a combatirlos "con la máxima seriedad". "En febrero el Papa declaró abierta una guerra contra los abusos. Llamó a los curas abusadores lobos sanguinarios. ¿Pero, qué pasa en su propio país?", reprochó el líder de Eca. "Lamentablemente no ha estado del lado de las víctimas. Tiene que venir aquí y hacer realidad la tolerancia cero y anular el Concordato en caso de abusos sexuales porque la Iglesia lo utiliza para obstruir la justicia", agregó.
El Concordato firmado entre Argentina y la Santa Sede en 1966 reconoce la jurisdicción especial para la Iglesia Católica, y se lo invoca para que los casos sean dirimidos por la justicia eclesiástica y eludir los tribunales. Es por eso que no existe un registro oficial de denuncias judiciales sobre abusos cometidas por integrantes del clero. En una investigación publicada en 2017, la agencia AP hizo una lista de 66 sacerdotes, monjas y otros religiosos argentinos que, desde 2001, fueron acusados de abusar presuntamente de docenas de personas, la mayoría niños. La cifra se obtuvo a partir de testimonios de las víctimas, documentos judiciales y eclesiásticos y noticias de medios locales corroborados con la base de datos de BishopAccountability.org. En varios casos no hubo investigaciones canónicas ni judiciales.
Un centenar de curas y monjas tiene denuncias por abusos y pederastia en Argentina, pero solo cuatro o cinco fueron separados de la Iglesia, según una recopilación de BishopAccountability.
Julieta Añazco, fundadora de Iglesia Sin Abusos, reclamó la derogación de un concordato de 1966 entre el Estado argentino y la Santa Sede por el cual las autoridades eclesiásticas “mantienen en secreto sus investigaciones” internas sobre abusos y no permiten el acceso de las víctimas a sus propias denuncias. Sin la vigencia de ese concordato, dijo, los obispos “tendrían la obligación de brindar información sobre estos delitos”.
“Pedimos a las autoridades eclesiales que entreguen a las monjas y sacerdotes que han sido denunciados por abuso sexual”, agregó la mujer, quien años atrás denunció haber sido abusada por el sacerdote Héctor Ricardo Giménez en su niñez. Según afirmó, la Iglesia protegió al religioso trasladándolo a diversos destinos dentro del país. "Pedimos a la Iglesia que deje de encubrir, que los entreguen a la justicia" dijo Julieta Añasco.
Acusan al Papa Francisco de encubrir abuso sexual de menores
Barret Boyle, quien también se manifestó, mostró fotos de obispos argentinos acusados de encubridores. Sostuvo además que cuando Jorge Bergoglio era cardenal primado de Buenos Aires "no podía no estar al tanto" de lo que pasaba. "En sus 14 años de arzobispo de Buenos Aires solo envió dos alegatos al Vaticano con respecto a abusos sexuales en su diócesis", sostuvo. Otro de los que participaron en el reclamo, Gabriel Ferrini, denunció que en 2002, cuando tenía 14 años, fue abusado sexualmente por el cura Rubén Pardo. Días más tarde, Pardo admitió la violación, según su víctima, pero no fue separado de la Iglesia. "Nos intentamos acercar a Bergoglio, primero con una carta mía. Mi mamá fue echada por 'patovicas' de Bergoglio que no quiso recibirla", dijo.
Durante el encuentro con la prensa, Bishopaccountability.org nombró a los arzobispos de varias localidades argentinas que deberían ser investigados por supuesto encubrimiento de curas abusadores como los de La Plata, Catamarca, Salta y Paraná, entre otros. “En Argentina el reclamo de las víctimas de abusos sexuales en manos de religiosos ha ido en aumento y en los últimos tiempos la justicia ha dictado condenas de cárcel ejemplares a varios sacerdotes, pero los denunciantes se quejan de que muchos de éstos nos son despojados de su estado clerical y siguen en contacto con potenciales víctimas”, indica AP.
"Los que acusan a la Iglesia son amigos, primos o familiares del diablo", dijo el Papa Francisco