Emocionados, los acompañantes de Mara -que llegó este miércoles 13 de mayo a Brasil-, contaron que las primeras horas de la elefanta en libertad. El animal ya está en el Santuario de Elefantes de Chapadas Dos Guimarães, en el estado de Mato Grosso, su nuevo hábitat en el que pasará el resto de su vida.
Se trata de un recinto sin jaulas y en un entorno natural donde la simpática elefanta podrá recuperar su comportamiento natural tras permanecer más de 50 años en cautiverio, de los cuales 25, pasó en el ex zoológico de Buenos Aires, ahora reconvertido en EcoParque.
El trayecto de 2,700 kilómetros se realizó por tierra y contó con un protocolo de traslado especialmente adaptado a las exigencias sanitarias exigidas a raíz de la pandemia de coronavirus que se vive actualmente en la región. En este sentido, si bien no fue necesario que Mara realizara un proceso de cuarentena, ya que el mismo fue completado exitosamente en Buenos Aires, deberá pasar un período de adaptación en el lugar que estará a cargo del personal técnico del santuario y tendrá que ver con su nuevo ambiente, dieta y manejo en general. El tiempo de la adaptación dependerá de la evolución de la elefanta en ese proceso.
“Que Mara esté en Brasil es el resultado de una decisión que se tomó cuando se decidió transformar el antiguo zoológico en Ecoparque. Hace unos años se percibía este hito como algo lejano, casi imposible. De todas maneras, se trabajó cumpliendo con todos los requisitos y las regulaciones legales. Con la llegada de la pandemia se adoptó el protocolo, y Mara se dirigió hacia un ambiente natural por primera vez en su vida” había asegurado Eduardo Macchiavelli, secretario de Ambiente de la Ciudad, explicando el por qué del traslado. “Mara es una animal muy querido, carismático y emblemático para los vecinos. Que pueda vivir el resto de su vida en ambiente natural es un mensaje y una lección para entender cuál es la relación que tenemos que tener con la naturaleza”, completó.
Mara nació hace aproximadamente 50 años en Asia. Vivió en Alemania, en Uruguay, recorrió la Argentina como parte de la troupe circense y llegó al viejo zoológico de Buenos Aires, en octubre de 1995, cuando se la decomisaron al Circo Rodas. Finalmente, hoy encontró un lugar más saludable para vivir.