Aunque desde chico construía telescopios con tubos de plástico gigantes y cuando todos dormían salía al jardín a mirar el cielo, no fue hasta convertirse en estudiante de física en la UBA cuando Daniel Golombek se interesó por la astronomía. Tras un doctorado en la Universidad de La Plata y gracias a sus mentores (entre ellos, la gran astrónoma Virpi Niemela) se incorporó al Instituto del Telescopio Espacial de Baltimore, en EE.UU.
Durante 28 años, trabajó en las operaciones científicas del telescopio espacial Hubble y hasta fue científico visitante en la NASA. Desde 2013 integra la División de Educación del Instituto Americano de Física. “Mi trabajo es fomentar el estudio de las ciencias, un poco lo que hace mi hermano (el biólogo Diego Golombek) pero a otro nivel. Nosotros promovemos y otorgamos subsidios a grupos de estudiantes de grado”, explicó. De visita al país para presentar su libro El telescopio de las estrellas (Siglo XXI), Golombek habló con PERFIL sobre “la mayor ventana al Universo” el Hubble, a 25 años de su puesta en órbita.
—¿Cuál es el mayor aporte científico del Hubble?
—Sin duda es el telescopio más popular. La gente lo adoptó. El impacto científico es innegable. Si uno tiene un libro de astronomía de más de diez años, pertenece a un museo. Desde el sistema solar hasta los confines del universo, no hay nada que no haya tocado. Meteorología en Marte, la democión de Plutón, la energía oscura... hubo muchos descubrimientos. Hubble revolucionó la manera en que se hace la astronomía. Hoy el astrónomo no tiene que ir al telescopio. Sino que el Hubble hace las observaciones para él.
—Se habla de su jubilación, ¿qué telescopios podrían reemplazarlo?
—Hasta el momento ninguno tiene la resolución del Hubble. Hay telescopios en la Tierra con óptica adaptada que pueden llegar a conseguir resoluciones parecidas, como el Giant Magellant o el European Extremely Large. En el espacio al Hubble le sigue el Webb, que es un telescopio infrarrojo, no óptico. Esto implica que las imagenes serán espectaculares, pero vamos a necesitar más tiempo para explicar qué vemos.
—¿Qué vida le queda?
—El Hubble está funcionando perfectamente. No hay ninguna señal de degradación, las baterías se están cargando como corresponde. Nunca estuvo tan bien. ¿Cuándo se va a terminar? Si todo sigue bien, cuando científicamente ya no pueda responder a las preguntas de la astronomía.
—¿Y cuáles son?
—Hay dos grandes: energía oscura y materia oscura. Y una enorme: ¿estamos solos? Esa es “la” pregunta que nos viene persiguiendo posiblemente desde la época de las cavernas. Estamos en un momento en que la puerta se está empezando a abrir. En 30 años vamos a poder empezar a responder a esas preguntas. Y eso es fascinante.