Las computadoras y los celulares se convirtieron casi en moneda corriente entre los argentinos. Tanto, que casi no se se concibe su ausencia en los hogares, aún en aquellos donde faltan otros elementos básicos de la vida cotidiana. Pero de ese mismo modo, la basura tecnológica y electrónica aumenta casi al mismo ritmo, y en nuestro país significan unas 80 mil toneladas anuales.
Según el informe, los residuos electrónicos representan hoy por hoy el 5% de la basura que se genera en el mundo, un porcentaje que va en aumento cada año, debido al marcado progreso tecnológico a nivel mundial: heladeras, microondas, reproductores de música, monitores, televisores, celulares, juguetes y herramientas, entre otros.
El problema de estos residuos radica en que, si bien parte de ellos es reutilizable, contienen también sustancias contaminantes, como plomo, mercurio, arsénicos y cadmio, que no reciben el tratamiento correcto y, al ser tóxicas, causan daño a la salud, ya que de este tipo de residuos sólo se recicla menos del 2%.
"A modo de ejemplo vale comentar que el plomo que contiene el tubo de rayos catódicos de un solo televisor puede contaminar hasta 40 millones de litros de agua", destaca Sebastián Astorino, gerente general de RiesgoLab Consulting Group, una consultora que brinda el servicio de manejo y gestión de residuos especiales, tanto en PYMEs, como en grandes compañías.
Entre 2008 y 2009, los desechos de los sistemas de impresión sumaron 300.000 unidades (láser de pequeño porte e inkjet), lo que representa un peso de 3,5 millones de kilos, una cifra que en 2007 era mucho menor: alcanzaba 12,5 millones de kilos, según datos de la Cámara Argentina de Máquinas de Oficina, Comerciales y Afines. Respecto del descarte de computadoras, la Cámara registró un incremento de 400.000 monitores de tubos de rayos catódicos, que se tradujeron en 4,5 millones de kilos más que en 2007.
Del mismo modo, en los últimos dos años, se alcanzó un "alarmante nivel" de descarte de celulares en nuestro país, alcanzando casi 10 millones de aparatos por año. Es decir, casi el 30% del parque actual (compuesto por 32.5 millones de líneas en servicio). A su vez, los niveles de descarte aumentaron cuatro veces en los últimos cinco años, según datos de la Campaña de Basura Electrónica de Greenpeace.
Se calcula que si se llegase a procesar solo el 70% de los residuos tecnológicos generados en Argentina, se podrían recuperar más de 60 mil toneladas de metales pesados, plásticos y vidrio: "Es importante destacar que una correcta gestión de las RAEEs (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) puede recuperar cerca del 100% de los materiales y reducir el impacto sobre el ambiente al mínimo", señala Astorino.