Invitado al ciclo de charlas de la Escuela de Comunicación de Perfil, el rabino Sergio Bergman hizo autocrítica y admitió que "el equipo no hizo todo bien". El secretario de Ambiente también se explayó sobre la grieta -"no creo en ella"-, aunque reconoció su valor como estrategia electoral. En la entrevista para los alumnos de periodismo, resaltó “no prometer cosas que no se puedan cumplir” y aseguró que hubo “exceso de optimismo” y que “subestimaron situaciones”. Además, aseguró que no habrá cambios en el Gabinete hasta las elecciones.
—¿La grieta existe o es sólo una herramienta electoral?
—No creo en la grieta. Creo que el efecto de grieta es la consecuencia de un abuso de las herramientas del Estado para dividir a los argentinos como una forma de gobernar. Haber utilizado los recursos públicos para instalar que un argentino por no pensar igual es un enemigo que hay que perseguir, y además usar a la SIDE, a los jueces, al jefe del Ejército, es una acción de tipo totalitaria. Es decir, la grieta es producto del autoritarismo, aún disfrazado de demagogia populista. No creo en eso. Lo que hay es una división entre aquellos que estamos dispuestos a ir a rendir cuentas ante la Justicia y los que no. Ahora, si vos decís “pero pará, si ustedes (Cambiemos) lo están usando a los fines electorales, porque les sirve la polarización”: una cosa es la polarización electoral con un adversario coyuntural y otra cosa es la grieta de llenar de odio a otro porque no piensa igual.
—Usted dijo que “lo mejor que le puede pasar al país es dejar de hablar del pasado” ¿sigue creyendo esto aún cerca de las elecciones?
Sí. No quito el uso electoral de la polarización, pero no es bueno definir una propuesta por lo que no sos, sino por lo que sos. Es necesario recuperar confianza de aquellos que hoy no la tienen por lo que vamos a hacer y no por mostrarles un espejo retrovisor. Estamos más para proponer futuro que para volver a asustar a la gente con el pasado. Sería fácil salir de la hipótesis de grieta dejando de hablar de Cristina. Acá el problema que yo veo es que nosotros le imputemos todos los problemas a ella, cuando ella encarna una cultura de la Argentina. Prefiero plantearlo así: ¿qué tipo de Argentina querés? ¿La que te dice “el presente está difícil, pero queremos un futuro”? ¿O la que dice “te quemo el futuro y te regalo presente”?. El cambio cultural es que aún con presentes difíciles, no se miente con el INDEC ni con el índice de pobreza. Después tenés toda la posibilidad de decir “ustedes hacen todas las cosas mal”, pero no a partir de la mentira. Me gustaría que Mauricio el primero de marzo de 2020 diga: “Acá estamos nosotros para hacernos cargo de una pesada herencia que no resolvimos aún”. Estoy convencido que cuanto menos hablemos de ella más vamos a avanzar nosotros.
—Cambiemos asumió luego de haber prometido mucho, y ahora la mayoría de los indicadores son negativos. ¿Es válido prometer metas inalcanzables?
—Si escuchas a los referentes hay una recalibración. Mayor moderación, menos optimismo, y se dejó de prometer objetivos más altos de los que se pueden alcanzar. Hubo un ajuste interno, además del ajuste que tuvimos todos por la economía, con la idea de no sobregirarse tanto en expectativas. Eso que era muy característico de este espacio, el optimismo, el “pum para arriba” y “juntos podemos”, sí... juntos podemos, pero más despacio, no con objetivos que no podamos alcanzar y con un trabajo más ajustado a las reales posibilidades de resolver los problemas.
—¿Eso se soluciona pidiéndole perdón a la gente?
No estoy diciendo que hay que pedir perdón. Creo que hay que rendir cuentas. Decir “esto lo hicimos, esto no lo hicimos”. No tengo ninguna duda que la gente tiene todo el derecho de criticarnos, pero al mismo tiempo creo que no va a querer volver para atrás. Si hubiera más opciones que las dos que va a haber vos podes decir: “Mirá, ya le di la opción a ustedes, se la doy a otro, para que pruebe y haga algo mejor”, pero cuando vas a tener que optar entre este equipo -que no hizo todo bien pero que puede avanzar hacia una situación mejor- o aquel que ya te demostró que vamos para atrás, confío que eso nos va a permitir tener la oportunidad. No digo que sea algo garantizado. Va a depender única y exclusivamente de la gente.
—La diputada Elisa Carrió dijo, en referencia al ministro de Justicia, Germán Garavano, que no habla con “imbéciles”. Esto se suma al pedido de juicio político. ¿Dentro del gabinete caen bien las declaraciones de Carrió de este estilo?
—Es parte de un valor agregado que tiene Cambiemos, la diversidad. No todos pensamos igual. Algunos temas tienen que ver con el fondo, otros con la forma. Creo que Lilita tiene todo el derecho, sin faltar el respeto, de opinar sobre los miembros del gabinete, y es un atributo del Presidente -porque los miembros del gabinete no los vota la gente ni la coalición- hacer algo al respecto. En este caso, le prolongó la permanencia y la tranquilidad a Garavano. Hay gente a la que le gustan los comentarios y gente que no. Particularmente la quiero a Lilita, y lo que viene de ella lo tomo para bien como un atributo de su personalidad, no como un juicio de valor. No veo un problema.
—Fue destacado como una de las cien personas más influyentes en política ambiental. Debido a situaciones inconclusas en nuestra realidad ambiental,como la Cuenca Matanza Riachuelo o la contaminación de fábricas, ¿considera que falló en algún punto su labor como ministro?
El reconocimiento es a la Argentina por haber firmado el Acuerdo de París, por aplicar a la OCDE y por tomar estándares internacionales de política ambiental. Que haya un reconocimiento circunstancial es un tema menor para mí. Lo importante es que dejemos un legado, que cada vez mejoremos la performance, sin la pretensión de en cuatro años darlo vuelta, pero si con la seriedad de que las medidas sean consistentes. Esperemos que quienes sigan no empiecen todo de nuevo, sino que avancen.
—¿Seguirá el mismo gabinete hasta el fin del mandato?
Sí, ahora estamos con otras prioridades. Fundamentalmente responderle a la gente y cómo contener lo que no se pudo revertir. Hay una inflación que hay que contener y la prioridad va a estar en la economía.
Alumnos Fernando Jaime - Gabriela Ruiz
(Escuela de Comunicación de Editorial Perfil)