Las relaciones entre madre e hijas nunca son fáciles. Las relaciones entre padres e hijos no lo son, pero entre mujeres parecería que la enemistad circunstancial se hace más notoria. Este tipo de relaciones es el que tomó Laura Oliva para armar el texto de Matar a mamá, la obra que protagonizan Inés Estévez, Florencia Raggi y María Roza Fugazot, dirigidas por Paula Ransenberg. La vuelta de tuerca de esta propuesta en tono de comedia es muy moderna: parte de una abuela que empieza a tener un canal de YouTube donde habla, grabada por su nieto. Pero la hijas no tienen idea, hasta que lo descubren y ven que los monólogos son sobre ellas. Este punto de partida, que refleja las relaciones entre los dos extremos de las generaciones en una familia y las muestra tal como se dan en la actualidad, es un toque hermoso.
Claro que a la madre del joven y a su hermana esto de que las tomen como objeto de burla, las enoja y hasta las enemista con la progenitora. Pero sabiamente la autora irá aportando el justificativo de ese proceso más cercano a la Generación Z que a los nacidos en el siglo pasado. Por supuesto que, además, si la madre es María Rosa Fugazot y escuchamos su stand up hablando de sus niñas, el espectador no puede más que reírse a carcajadas por la forma en que las ve y las critica. Todos nos encontramos en algunos momentos de esas palabras. Lo llamativo es que el espectador no ve el stand up sino que la directora usa el audio para oscurecer la escena y permitirle a las otras actrices cambiarse y así demostrar el paso del tiempo. Hubiera sido fantástico verla grabada en un pantalla, concentrando toda nuestra atención. Así quedan baches, cortes que aligeran el atractivo de esta propuesta.
Hablando de las hijas, la soltera se inclina por las terapias alternativas, las plantas y la libertad, mientras que la otra, casada y a su vez también madre, es más rígida y contenida. De a poco iremos viendo su interior, así como la dinámica en la relación entre las tres, y especialmente la relación entre las dos hijas. Estévez es esta última y está maravillosa en su interpretación, aclarando que Raggi tampoco se queda atrás en calidad y entrega.
Pero sin dudas la que gana el corazón del espectador, aunque es la que menos tiempo está en escena, es la querida María Rosa, una delicia sin medias tintas que termina aportando la mayor dosis de emotividad de la obra. Y por supuesto se lleva los aplausos más encendidos.
Las tres se apoyan en el diseño de escenografía de Lula Rojo, de Iluminación de Leandro Fretes, de vestuario de Gustavo Alderete (La Polilla Vestuario), así como en la producción ejecutiva de Daniela Lioy y Morgana Pereira, y la producción general de Rimas Producciones, Florencia Masri, Ricky Pashkusy Alejandro Zaga.
Las funciones en el Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660, CABA) son los viernes y sábados a las 20 y los domingos a las 19. Vale la pena ir a verlas, reírse y emocionarse con una propuesta original y por eso bienvenida. Encontrá acá más info sobre las entradas.