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Kirchnerismo y pobreza

Durante el ciclo kirchnerista se observa la serie de mayor baja en la pobreza desde que hay mediciones disponibles.

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La baja de 40 puntos en los niveles de pobreza durante la etapa kirchnerista se desprende de un trabajo reciente de Daniel Schteingart que reconstruye la serie de la carencia aplicando la metodología actual del Indec de Macri. | Cedoc

La baja de 40 puntos en los niveles de pobreza durante la etapa kirchnerista (ver gráfico) se desprende de un trabajo reciente de Daniel Schteingart que reconstruye la serie de la carencia aplicando la metodología actual del Indec de Macri.

Durante el ciclo kirchnerista se observa la serie de mayor baja en la pobreza desde que hay mediciones disponibles.

Señala al respecto Schteingart en su muy interesante nota reciente publicada en la revista Anfibia: “El último cuarto del siglo XX fue un gran retroceso en nuestro país: en términos absolutos Argentina fue el país del mundo que más se desindustrializó (el PIB per cápita industrial de Argentina cayó a la mitad) entre 1974 y 2002. En este último año el PIB per cápita del país (tomando no sólo a la industria sino a toda la economía) fue 14% menor al de 1974, con un dramático deterioro distributivo (la brecha entre el 10% de mayores ingresos y el 10% de menores ingresos pasó de diez veces a 44, de acuerdo a la EPH del Indec –sin ajuste por subdeclaración de ingresos–). Ello implicó que la pobreza urbana pasara de un 16% (con vara actual) a un 69% en ese período.

La etapa de crecimiento de mediados de 2002 a 2011 fue prolífica: el PIB per cápita se recuperó fuerte y la brecha de ingresos entre el decil 1 y el 10 cayó de 44 veces a 18 en ese período. El corola-rio de ello fue una pobreza que mermó 40 puntos porcentuales (25 puntos más que la región… Desde 2011 la Argentina entró en un sendero de estancamiento económico y mayores dificultades para mejorar la distribución del ingreso”, por lo que la pobreza se mantuvo en torno al  30% hasta fines del año 2015, en que creció el producto 2,1% según la revisión del Indec de Macri.

Finalmente en el gráfico que acompaña esta columna también se observa –aunque, para ser justos, no lo informa el trabajo de Daniel Schteingart–, que a partir del inicio del nuevo ciclo neoli-beral en diciembre del año 2015, la baja en la pobreza comienza a revertirse agregándose ya 1,5 millones de nuevos pobres en el primer año de gestión ma-crista, según datos de –la insospechada de opositora– UCA.

Como contrapartida un megaendeudamiento que en lo que va de este año ya supera los 100 mil millones de dólares y enriquecimiento feroz de la especulación financiera.

A modo de ejemplo, durante la actual  gestión neoliberal un reciente informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) alertó sobre los efectos a corto y largo plazo del programa de metas de inflación que lleva adelante el Banco Central: “Por la política moneta-ria de endeudamiento con Lebacs, hasta mayo de este año se pagaron intereses por más de 4 puntos del PBI”, equivalentes a 528 escuelas totalmente equipadas de 3 mil m2 cada una, o 24 veces el presupuesto anual del Conicet que está siendo desfinanciado sin pausa.

Finalmente diremos que la suba en la pobreza que reporta la UCA durante la gestión Cambiemos promete ser mucho más profunda, traccionada por la baja del salario real (15pp en dos años promedio), caída vertical del consumo interno (2,6% anual minorista en agosto según CAME), la baja en la inversión (hoy apenas del 17% del PBI) y la destrucción de empleo (con tasas superiores al 11% en todos los grandes aglomerados nacionales).

Se trata del mismo patrón de deterioro observado durante todo el año 2016 que se sostiene en lo que va del año 2017, donde la caída de los indicadores continúa, apenas atenuada a partir del tercer trimestre de este año.

Una módica meseta en la malaria, breves parches electoraleros de cara a las parlamentarias de octubre que ofician de paños fríos sobre el enorme daño del tejido social y productivo inducido desde el 10 de diciembre de 2015, (el mayor desde la recuperación democrática en sólo dos años).

Parchecitos a los que el Gobierno con la presuntuosidad semántica que lo ca-racteriza denomina “brotes verdes” y los especialistas como (¡ay!) “rebote del gato muerto”, sin alusiones felinas personales sobre nadie desde ya estimados lectores de PERFIL, ¡muy lejos de nuestro ánimo acometer tal felonía! ¡Miau, digo chau!

*Director de Consultora Equis.