El Pami fue de los pocos lugares que el PRO decidió ocupar en Córdoba tras la elección presidencial del 2015. Tras el abrumador 70% del balotaje en la provincia, Felipe Lábaque activó sus contactos con el presidente Mauricio Macri y el resto de la cúpula nacional de Cambiemos y ubicó a José Arnoletto, hombre de su extrema confianza en la dirección de UGL (Unidad de Gestión Local) III.
Arnoletto, viejo conocido de Lábaque por llevar la contaduría de la Clínica Sucre, propiedad de la familia del viceintendente, duró casi un año y medio al frente del organismo. Asumió en enero del 2016 y se fue en julio pasado tras una serie de conflictos que tuvo con las farmacias por la deuda del Pami, con el Colegio de Farmacéuticos por las denuncias que se dieron en el ámbito de la Justicia Federal y los consecutivos allanamientos por las presuntas estafas con recetas adulteradas, y casi sobre la última parte de la gestión con una acusación por una colonia de vacaciones en Parque Siquiman donde figuraban jubilados fallecidos como sus asistentes. Maniobra que significó una defraudación superior a los 500 mil pesos que salieron de los fondos del Pami.
Para algunos, todo esto ya forma parte del pasado. El presente es Zazzetti, el médico de Villa María, con pasado como candidato a intendente del PRO en su ciudad, y que también llega con denuncias por cobrar plus a los jubilados que se atendían en la Clínica San Martín. “Por la Resolución 135 ningún trabajador de Pami puede tener relación como prestador de la obra social”, sintetizan desde adentro.
El último análisis sobre el arribo de Zazzetti, lo hacen los propios armadores del PRO. Que ven cómo Darío Capitani, presidente del partido y hombre al que responde el titular de Pami, hizo una jugada que le despeja el panorama rumbo a 2019: “Capitani quiere ser candidato a intendente en Villa María. Trae a Zazzetti, le paga con un buen cargo y se asegura no tener rivales adentro en dos años”.
