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A 36 años de Malvinas

Luis Escudero, el excombatiente que corre por las islas

Luis Amado Escudero es atleta. Lo era antes cuando, con 20 años, le tocó viajar a Malvinas junto al grupo de Artillería Aerotransportado. En las islas combatió en Sapper Hill, escenario de innumerables actos de heroísmo y supervivencia registrados. Escudero logró volver dos veces a las Islas gracias a su pasión por el atletismo.

Escudero Malvinas
ATLETA. Escudero volvió dos veces a las islas Malvinas. | Cedoc Perfil

Luis Amado Escudero es atleta. Lo era antes cuando, con 20 años, le tocó viajar a Malvinas junto al grupo de Artillería Aerotransportado. En las islas combatió en Sapper Hill, escenario de innumerables actos de heroísmo y supervivencia registrados. Escudero logró volver dos veces a las Islas gracias a su pasión por el atletismo. “En 2012 fui a correr el maratón más austral del mundo, acompañado por otros tres veteranos de guerra. El maratón tiene dos variantes, una individual y la otra en equipo o en postas. En esa oportunidad ganamos la carrera en equipo y además alcanzamos el récord que hasta ese momento tenían los ingleses”, cuenta Escudero y recuerda: “Tuve la oportunidad de volver a las posiciones de combate y visitar el cementerio de Darwin, que es el lugar donde descansan los verdaderos héroes. Cuando estaba allí prometí homenajearlos no solo el 2 de abril sino siempre, por lo que formé un grupo de atletas que se llama Agrupación Atlética Islas Malvinas de Córdoba”. En ese sentido, agrega: “En nuestras casacas llevamos las islas, es el homenaje que les hacemos cada fin de semana cuando corremos. Subamos al podio o no, las Malvinas están ahí siempre presentes”. La segunda vez que Escudero estuvo en Malvinas fue en compañía de su hijo y las emociones se multiplicaron. “El año pasado volvimos a correr y recuperamos el récord que habíamos perdido en 2015”, explica orgulloso Escudero. “El primer viaje fue doloroso, muy triste, porque volví 30 años después y me parecía que la guerra había sido el día anterior. Veía a mis compañeros ahí como si no hubiera pasado el tiempo. En el segundo fue distinto, tenía a mi hijo al lado y poder mostrarle dónde estuve combatiendo y llevarlo al cementerio de Darwin fue muy conmovedor. Recorrer esos lugares donde se vivieron momentos tan duros en 1982 fue movilizante”, completa.