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Guerra comercial: China apuesta al aislamiento de Trump

Luego de que Washington tomara la iniciativa con aranceles a productos chinos, Beijing necesita que los aliados históricos de EE.UU. le pongan freno. Cuatro escenarios posibles.

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acalorado. Un inversor supervisa los precios de las acciones en el centro financiero de Beijing. | afp

Sin plan B en carpeta, y dando batalla en condiciones de leve inferioridad, China apuesta a que la guerra comercial iniciada por Donald Trump deje aislado a Estados Unidos y no logre sumar apoyos inmediatos ni a mediano plazo entre los aliados históricos de Washington. Luego de que el gobierno estadounidense tomara la iniciativa con el anuncio de dos tandas de nuevos aranceles multimillonarios contra productos chinos, Beijing necesita ahora que los principales actores del sistema multilateral de comercio intenten ponerle freno a la estrategia agresiva de Trump.
En los últimos días, el discurso del gobierno de Xi Jinping, tanto a través de sus funcionarios como de los medios oficiales chinos, comenzó a centrarse en la tesis de que la guerra comercial no solo es mala para China, sino también para Estados Unidos y el resto del mundo. “Washington tiene que saber que el mundo no caerá en la trampa de la Guerra Fría”, tituló ayer el Diario del Pueblo, órgano de prensa del Partido Comunista de China, en alusión a la estrategia de Trump de convertir al país asiático en el “cuco” de una supuesta bipolaridad.
“Los aliados de Estados Unidos tampoco quieren este escenario, porque ellos también sufren los daños –dijo a PERFIL Liu Yutong, consejero de la Dirección de Información de la Cancillería china–. Con estas medidas, Trump se pone en contra a la mayor parte de la humanidad. No es consciente de que la guerra comercial es un arma de doble filo también para Estados Unidos. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de luchar contra estas decisiones”.
La escalada comercial abre, al menos, cuatro escenarios posibles para el futuro de las relaciones entre Beijing y Washington. Primero: China cede a algunos de los reclamos de Trump para descomprimir y consigue su principal objetivo: que se mantenga el marco actual de comercio multilateral con eje en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Segundo: China y Estados Unidos más sus aliados negocian nuevas reglas de juego para el comercio global en la OMC que tranquilicen a las economías desarrolladas y, especialmente, a Washington. Así, a cambio de poner fin a la guerra comercial, algunos sectores productivos chinos se ven afectados.

Grieta. Tercer escenario: debido al liderazgo errático de Trump, Estados Unidos no logra convencer a Europa, Japón y sus demás aliados sobre el modo de lidiar con China en la OMC, por lo que no hay consenso sobre la reforma del comercio multilateral y la guerra arancelaria se prolonga como estado normal de las cosas.
Cuarto: muerte del sistema multilateral de comercio centrado en la OMC tal como se lo conoce hoy. Estados Unidos logra arrastrar a sus aliados a un esquema que margina a China y las economías emergentes, con eje en el G7 o en nuevos acuerdos bi o trilaterales.
“El cuarto escenario es el peor y el primero es el mejor para China, mientras que el tercero es el más probable –opinó Zhang Yuyan, director del Instituto de Economía y Política Globales de la Academia China para las Ciencias Sociales–. Pero, dadas sus posibilidades y su influencia respectiva, el segundo es el que China debería perseguir. Las negociaciones serán duras, y los costos negativos deberían evaluarse de antemano para evitar mayores pérdidas”.

*Desde Beijing

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El contraataque, un dilema para Xi Jinping

Ante la guerra comercial desatada por Trump, la primera opción para el gobierno chino de Xi Jinping sería aplicar nuevos aranceles contra las importaciones estadounidenses. El problema es que China importa mucho menos de Estados Unidos que a la inversa. Otra posibilidad es que Beijing opte por medidas no arancelarias, como presiones, obstáculos o problemas burocráticos a la actividad de las empresas estadounidenses en territorio chino, además de restringir el flujo de turistas chinos a Estados Unidos. Además, China está dejando caer la cotización del yuan para compensar parcialmente la pérdida de competitividad que suponen los aranceles, aunque ir más allá en esa dirección podría ser peligroso ya que incitaría a la fuga de capitales.