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80 años de peronismo

"Braden o Perón": los meses febriles del embajador "cowboy" que desafió al Coronel y perdió

El 21 de mayo de 1945 Spruille Braden asumía sus funciones como embajador de Estados Unido en Argentina. Su fuerte campaña para que Juan Domingo Perón no llegara a la presidencia dio pie el primer slogan exitoso del movimiento.

Spruille Braden
Spruille Braden | Truman Library

Un lunes, hace exactamente 80 años, un hombre de tamaño extra large llegó a la Casa Rosada en un carruaje rodeado por los Granaderos. Una pintoresca escena de poder. Este personaje era el nuevo embajador de los Estados Unidos y había comenzado con sus funciones después de presentar las cartas credenciales. Estaba en el pico de su carrera y sus antecedentes eran bien conocidos. Pero nadie iba a pensar que meses después, cuando ya había sido desplazado, su apellido iba darle una potencia inusitada a la disyuntiva fundacional del movimiento que cambió la historia de un siglo. "Braden o Perón": el slogan eficaz de la campaña que disparó al poder al general oriundo de Lobos.

Spruille Braden había aterrizado en la Argentina dos días antes, el sábado 19 de mayo. No estuvo mucho tiempo en el país pero le alcanzó para desplegar su vocación desafiante y mostrar sus garras de peleador. Fue, quizá, el primer "antiperonista" famoso, un "influencer" de la época, con una buena cantidad de seguidores que lo reconocían como un ariete contra el régimen que estallaría con un formato nuevo para la política Argentina el 17 de octubre de ese mismo 1945.

Braden o Perón

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Nacido en 1894 en Elkhorn, Montana, Braden llegaba de Chile, donde su familia había fundado la Braden Copper Company, para explotar el cobre. Era un rico por herencia. Había vivido de chico en ese país y manejaba muy bien el español. A Buenos Aires la había conocido de más grande, al formar parte de la Conferencia de Paz contra la sangrienta guerra del Chaco, que enfrentó a Bolivia y a Paraguay en la década del '30. Fue notoria su antipatía con el Nobel de la Paz argentino Carlos Saavedra Lamas, el canciller que medió en aquel conflicto. Braden también fue embajador en Colombia y en Cuba, donde estableció una gran relación con Fulgencio Batista, el dictador derrocado por la Revolución de los barbudos de Fidel Castro y el Che Guevara.

Un perfil bien definido de diplomático y lobista. "Un temperamento atropellador y hasta su aspecto físico tenía algo de taurino, con su maciza estatura, sus carretillas cuadradas, su testuz siempre en posición de embestir", lo describió Félix Luna en su obra El 45.

La llegada de Spruille Braden: el contexto

Cuando Braden se instaló en Argentina hacía poco menos de un mes que el país había reiniciado las relaciones diplomáticas con EEUU, pese a las acusaciones por las supuestas simpatías del presidente Edelmiro j. Farrell y de su vice, Juan Domingo Perón, con las naciones del Eje. Los señalamientos se mantenían aunque el gobierno le había declarado, por fin, pero más tarde que otras naciones latinoamericanas, la guerra a Japón y Alemania.

A Braden lo había nombrado el presidente Franklin Roosvelt y Harry Truman lo mantuvo ¿Cuáles era los objetivos? Al abandonar la neutralidad, Argentina tenía derecho a quedarse con los bienes de los contendientes que estuvieran en el país. Esa posibilidad, que había sido parte de una estrategia craneada por el propio Perón, se materializó al constituirse la Junta de Vigilancia y Disposición final de la Propiedad Enemiga, que confiscó empresas y bancos de capital alemán y japonés. Estados Unidos pretendía que Argentina le entregara esos bienes y Braden estaba a cargo de convencerlo a Perón. Sabía que era el hombre, porque ya había rumores fuertes de que el vice iba a ser candidato a presidente.

El 1 de junio se dieron un abrazo en la Casa Rosada y Braden, con su estilo atropellador, fue al frente con sus demandas. Reclamó los bienes, y, además, que fueran enviados a EE.UU. los agentes alemanes que permanecían en el Argentina. Le señaló además a Perón que en en el país había más de 1200 presos políticos y que en esas condiciones las relaciones amistosas no iban a poder sostenerse.

Braden
Spruille Braden

Perón le prometió que iba a soltar a los detenidos, pero quería algo a cambio: Que silenciara a los periodistas norteamericanos que desde Buenos Aires, según el gobierno, contaban mentiras. Por ejemplo, al comparar la vida en Argentina con la de la Italia fascista. Braden le dijo que no podía frenar eso, pero podía interceder para que si un periodista que publicaba algo comprobadamente falso se retractara en forma pública.

El siguiente encuentro fue mucho más áspero. “Hay un movimiento para derrocarme a mi y a este gobierno, y no lo vamos a tolerar”, lo atajó Perón a Braden y le dijo que los periodistas estadounidense formaban parte de la conspiración. Agregó que no podía garantizar su protección poque había muchos "fanáticos" suyos con ganas de tomarse revancha y él no estaba en condiciones de controlarlos.

Perón, además, le dio a entender a Braden que lo estaban vigilando: “Debe saber señor embajador que usted ha sido visto con Gainza Paz (Alberto, el director del diario La Prensa) Méndez del Fino (Eustaquio, presidente de la Cámara de Comercio de Buenos Aires) y monseñor (Miguel de los Santos) D’Andrea, que se cree que pertenecen a este movimiento”, le dijo.

Winston Churchill quería “hundir” a la Argentina

Braden le respondió que estaba equivocado. Temió que hubiera incidentes en la celebración del 4 de julio en la Embajada, pero no pasó nada. Perón incluso lo invitó a visitar juntos un estudio de cine. Pero Braden no quiso mostrarse con él en una situación de supuesta normalidad.

No había retorno. El embajador se convirtió en un referente de los opositores al gobierno por izquierda y por derecha. Era, para ellos, quién había venido a salvar "de los nazis" al país. Braden se movía orondo entre sus seguidores. Una vez, al regresar de una gira por el Litoral, una muchedumbre lo recibió y lo vivó en Retiro.

Pero la opinión estaba dividida. El 18 de julio Buenos Aires amaneció empapelada con unos letreros que anunciaba un acto político en el Teatro Casino, en protesta por muertes de 300 obreros de la Braden Copper, la empresa de la familia Braden, aplastados en una mina en Chile. Por el escenario pasaron distintos oradores, entre ellos el poeta y letrista de tango Julián Centeya, todos con encendidos discursos.

Aunque el acto lo convocaba el ignoto Comité Gremial Americano, lógicamente fue atriibuido a Perón. Fue, quizá, el primer evento de blanqueo público de la disputa por parte del Gobierno y los volantes que tiraban por la calle "gastaban" al "cowboy" a la vez que lo comparaban con el delincuente urbano Al Capone.

Volante contra Braden

La última reunión entre Braden y Perón: un sombrero pateado en la Casa Rosada

La última reunión de Braden con Perón fue el 5 de julio y se mantuvo en los términos anteriores. Perón contó después que Braden insistió con la cesión de las propiedades nazis y que además pretendía concesiones para líneas aéreas de su país. Si el gobierno cumplía, él no le iba a poner escollos a Perón en su camino a la presidencia.

Perón relató que ese día lo miró a la cara y le dijo: “En mi país el que hace eso, se lo llama hijo de puta”. Braden se fue y se olvidó el sombrero. Perón se dio cuenta cuando vio a empleados de Casa Rosada usándolo para jugar al fútbol. Y se lo mandó de vuelta.

La de Braden, como analiza Félix Luna en el El 45, "era, desde luego, una ofensiva en serio". Afirma que "el objetivo óptimo era el derrocamiento del gobierno de facto mediante un golpe militar de corte democrático; el objetivo mínimo, la liquidación política de Perón y el mantenimiento tolerado de Farrell con una rápida convocatoria a elecciones; el objetivo intermedio —en mayo/junio del 45, al menos— consistía en la entrega del gobierno a la Corte Suprema de Justicia".

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"Para cualquiera de estas soluciones era previa una campaña de agitación que aislara el gobierno de facto de todo apoyo civil y presionara psicológicamente sobre los grupos militares, cuya actitud debía ser decisiva. El planteo llevaba como valor entendido una intensa acción revulsiva del embajador norteamericano", precisa el historiador.

Aunque su influencia y su accionar se extendieron, Braden duró poco más de tres meses en la argentina "preperonista". En agosto, el Gobierno le ordenó regresar para para tomar el cargo de asistente del Secretario de Estado para asuntos americanos. Braden se quiso quedar. Pero no hubo forma. Y en los primeros días de septiembre, se fue.

Que nadie imagine, pues, que mi traslado a Washington significará el abandono de la tarea que estoy empeñando”, dijo en su despedida, el 28 de agosto, en el Plaza Hotel, donde lo ovacionaron más de 600 personas. Fue reemplazado por Geroge Messermith, opuesto a Braden, que anduvo bien de entrada con Perón.

El "Libro Azul" de Braden y la respuesta con los colores de la bandera: el "Libro Azul y Blanco"

Tal como había avisado, Braden la siguió desde afuera. El 12 de febrero de 1946, cuando en el Obelisco se proclamó la fórmula Juan Domingo Perón- Hortensio Quijano, el el Gobierno de los Estados Unidos entregó en a la agencia de noticias United Press el texto completo del "Blue Book on Argentina", el "Libro Azul", para que su contenido se conociera en todo el mundo. El diario La Prensa le dedicó una amplia cobertura al documento que se presentaba como una "consulta entre las repúblicas americanas sobre la situación argentina".

El libro Azul y el libro Azul y Blanco

El libro tenía 130 páginas y en el tapa informaba, sin vueltas, que se trataba de "la acusación oficial del Gobierno de Estados Unidos contra el régimen fascista en Argentina". Obviamente, Spruille Braden estaba detrás de la publicación.

Por un lado, Perón respondió que las acusaciones de colaboración con los nazis mencionadas en el libro correspondían en realidad al gobierno del conservador Ramón Castillo, que rigió al país entre 1942 y 1943. Pero sumó que el libro había sido redactado por Gustavo Durán Martínez, un militar, escritor y espía español que era secretario privado de Braden y tenía un pasado en el bando comunista durante la guerra civil en su país, además de vínculos contactos con el PC argentino.

Ese contenido estaba en el "Libro Azul y Blanco", un documento firmado por Perón con respuestas de personalidades políticas y del ambiente económico argentino. Impreso en papel de diario,con una edición sencilla, llegaron a circular más de 80 mil ejemplares.

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"Braden o Perón": el lema que definió una elección

La oposición tenía su slogan: "Por la libertad, contra el nazismo". Perón introdujo el suyo en aquel acto en un día lluvioso junto al Obelisco. "Denuncio al pueblo de mi patria que el señor Braden es el inspirador, creador, organizador y jefe verdadero de la Unión Democrática", lanzó. Y agregó: “En consecuencia, sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista, que con ese acto entregan, sencillamente, su voto al señor Braden. La disyuntiva, en esta hora trascendental, es ésta: O Braden, o Perón".

Ahí estaba la frase ganadora. Con el exembajador en el centro de la escena, los candidatos José Tamborini y Enrique Mosca habían quedado borrados. Las paredes fueron empapeladas con la frase que marcaba la disyuntiva con una potencia inédita.

Braden o Perón

Pero, ¿fue Perón el creador del famoso slogan? Varias fuentes históricas apuntan a Blanca Luz Brum, una escritora y poeta urguaya, mujer de fuerte impronta social, que vivió en distintas partes del mundo y se enamoró del peronismo en ascenso. Pareja de celebridades de la época como el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros y el periodista Natalio Botana, dicen que también fue amante de Perón, aunque el dato nunca fue corroborado.

Sí tuvo participación intensa en los sucesos que desencadenaron el 17 de octubre y trabajó como secretaria de prensa de Perón y cuando escribió sobre esa etapa se autoadjudicó la brillante idea del "Braden o Perón". Otro dato sin evidencias sobre Blanca Luz es que Evita, al asumir su marido la presidencia, le dio 48 horas para dejar el país.

Blanca Luz Brun
Blanca Luz Brum ¿La creadora del Braden o Perón?

Perdida la batalla en Argentina, el hombre corpulento del rostro regordete siguió con su línea de acción. A sueldo de la poderosa United Fruit Company, cuando los intereses de la empresa fueron afectados en Guatemala, operó a favor del golpe contra el presidente Jacobo Arbenz, en 1954.

Su ultima guerra como lobista fue contra los tratados firmados por el presidente demócrata James Carter y su par panameño Omar Torrijos que restituyeron el control del canal al país centroamericano, a partir de 1999. Spruille Braden murió en Los Ángeles, el 10 de enero de 1978, a los 83 años.

LT