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Lo investigan como "HOMICIDIO CULPOSO"

Comienza este lunes 22 de julio el juicio por la muerte de la periodista Débora Pérez Volpin

A cargo del juez Javier Anzoátegui, comenzará a las 9.30 con el endoscopista Diego Bialolenkier y la anestesista Nélida Inés Puente como los acusados.

Traslado del cuerpo de Débora Pérez Volpin al cementerio de Chacarita segunda parte
Traslado del cuerpo de Débora Pérez Volpin al cementerio de Chacarita, en el camino se detuvieron en las puertas de TN. | Marcelo Silvestro

El juicio por la muerte de la periodista y legisladora porteña Débora Pérez Volpin —a cargo del juez Javier Anzoátegui, integrante del tribunal Oral Criminal 8 de la Capital Federal— comenzará este lunes 22 de julio a las 9.30 en los tribunales de la calle Talcahuano en la Ciudad de Buenos Aires. En el banquillo estarán el endoscopista Diego Bialolenkier y la anestesista Nélida Inés Puente, quienes están acusados del delito de "homicidio culposo", delito por el que se prevé una pena máxima de 5 años de prisión y de hasta 10 de inhabilitación profesional.

El debate debía comenzar el 10 de junio pasado, pero se suspendió a raíz de recursos pendientes que finalmente fueron rechazados y se fijó esta nueva fecha. Para el inicio está prevista la lectura de la acusación contra los médicos y darles la posibilidad de dar sus últimas palabras, aunque será una jornada larga hasta última hora de la tarde ya que también se espera el testimonio de Enrique Saco, pareja de Pérez Volpin en el momento de su muerte

Durante todos los días de la semana próxima está previsto escuchar desde las 9:30 hasta la tarde, testimonios, en su mayoría de médicos que actuaron junto con los acusados, pero también peritos oficiales que lo hicieron en la investigación por homicidio culposo. La acusación estará a cargo del abogado de la familia de la periodista, Diego Pirota, y la fiscal de juicio María Luz Castagni; y se desarrollará en la sala más grande donde se juzgó a las juntas militares por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico militar, así como el caso de la tragedia de República Cromañón, entre otros.

Pérez Volpin falleció el 6 de febrero de 2018 mientras le practicaban un estudio endoscópico de baja complejidad en el Sanatorio de la Trinidad, en el barrio porteño de Palermo. La pericia determinó que la muerte ocurrió por una perforación instrumental del esófago, que no se detectaron patologías preexistentes, y que las lesiones del estómago encontradas fueron consecuencia de las maniobras instrumentales y de la reanimación cardíaca que se le practicaron.

Abogado de Pérez Volpin: "Los peritajes probaron que el endoscopio no funcionaba"

Al responsabilizar a los profesionales, la querella argumentó que el endoscopista "logró ingresar con el endoscopio hasta la segunda porción duodenal, no sin antes provocar con su intervención una perforación del esófago torácico". "Aquella situación no fue advertida por el médico endoscopista, que continuó con el estudio hasta que, en algún momento -muy tardío por cierto-, la médica Nélida Inés Puente, anestesista, advirtió una desaturación en la paciente", indica la querella en su acusación.

El 11 de abril de 2018, el informe pericial indicó que “la muerte de Débora se produjo por una perforación instrumental del esófago, no se han detectado patologías preexistentes, y las lesiones del estómago son consecuencia de las maniobras instrumentales y de la reanimación cardíaca".

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Según el letrado, en la autopsia también se indicó que "las maniobras de reanimación básicas fueron adecuadas y que de adoptarse otras no hubieran modificado el resultado muerte" y agregó que los resultados fueron "contundentes" y "abrumadores", y que la muerte de la periodista, según lo definieron los peritos, "se trata de una muerte violenta". "No murió por un paro cardiorrespiratorio, sino por los dos profesionales que intervinieron en el cuerpo de Débora", indicó.

El viudo de Pérez Volpin, contó, por su parte, que su esposa había estado nadando el domingo previo a su muerte, y que el día en que ocurrió el hecho, se había estado riendo y organizando una cena para esa noche una vez culminado el estudio. "Nos sorprendió lo que ocurrió el 6 de febrero y cuando empezamos a pensar que Agustín y Luna tenían que tener una respuesta de lo que pasó, nos empezamos a mover porque nos podíamos quedar con la resignación de lo que pasó".

Y concluyó: "No tenemos rencores ni sed de venganza, sólo queremos la verdad y ya la verdad la tenemos. Esa verdad es necesaria para que haya justicia y que esto no le ocurra a nadie y que se tomen los recaudos necesarios para que éste, que es un  estudio que tiene un 0,04% de riesgo, no se transforme en riesgo de muerte".

D.S./F.F.