El 16 de noviembre de 1959 Florencio Molina Campos murió en Buenos Aires. Fue un hombre polifacético, carismático y artista. Dedicó sus dibujos, sus obras a resaltar las tradiciones de nuestra tierra y de nuestros gauchos.
Había nacido el 21 de agosto de 1891, en el seno de una familia tradicional del Río de la Plata, en Buenos Aires. Vivió entre la Ciudad y el campo, su familia poseía varias estancias, una de ellas en Tuyú, actual partido de Madariaga y también otras en Concordia, Entre Ríos. El fallecimiento de su padre marcó la melancolía en su vida y luego en sus dibujos.
Pasaba sus vacaciones en la estancia materna “Los Angeles”. A los 9 años comenzó a dibujar gauchos para entretenerse los días de lluvia. El capataz de la estancia era Toleforo Areco, y se transformó en el personaje principal de sus cuadros. El estribo de los caballos es una herencia de la familia Molina. Florencio Molina Campos escapó de la tristeza, escribiendo cuentos y dibujando recuerdos de su vida en el campo.
En 1920 se casó en primeras nupcias con María Hortensia Palacios Avellaneda, con quien tuvo una hija “Pelusa”. El matrimonio no prosperó.
A los 35 años realizó su primera exposición como aficionado y tuvo un gran éxito. En el año 1926, con motivo de la exposición nacional de ganadería, inauguró en la Sociedad Rural su primera muestra denominada “Motivos gauchos”.
El stand tenía 24 metros cuadrados, sus obras lucían colores pastel. Sus acuarelas estaban colgadas en hileras y para verlas había que agacharse. El entonces presidente Marcelo Torcuato de Alvear, adquirió dos de ellas. Luego, lo nombró profesor de arte en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda.
El 14 de marzo de 1930 firmó un contrato con la empresa Alpargatas para pintar 12 obras para su almanaque del año 1931. Esta tradición se repitió hasta 1936 y luego fue retomada entre 1940 y 1945.
Fue reconocido en EE UU, con una beca por la Comisión Nacional de Cultura. En 1937 Florencio Molina Campos viajó a EE UU, en donde se inspiró para mostrar los contrastes entre la ciudad y el campo.
En EE UU contrajo segundas nupcias con María Elena Ponce Aguirre.
En 1938 expuso sus obras en la Gallery of The English Book Shop, Nueva York. En 1941 Walt Disney visitó la Argentina y se interesó por el trabajo de Molina Campos. En 1942 Molino Campos comenzó a trabajar como técnico revisor de las películas El gaucho reidor y Goofy se hace gaucho. Pero los intereses comerciales de Disney chocaron con la defensa de las tradiciones gauchas de Molina Campos.
Cayetano Córdova Iturburu, académico de Bellas Artes y conocido crítico afirmó: “El secreto del inusitado éxito de Molina Campos en los medios rurales del Río de la Plata reside en su identificación absoluta con el hombre de esos medios. Los mira con los ojos con que se miran ellos y los considera con su mismo espíritu burlón y afectuoso”.
Iturburu resaltó que “su obra, seguramente, perdurará. Es la obra de un artista que vivió con hondura y humildad ciertos aspectos humanos de un modesto sector de su propio pueblo y lo traspuso en su labor, con el generoso espíritu, risueño y bondadoso, de un entrañable cariño”
Florencio Molina Campos afirmó: “yo le diría a los escritores, a los músicos, a los pintores: vayan a la pampa, a los montes, a las sierras y recojan nuestro inmenso caudal disperso, que aún están a tiempo para salvar el folklore nativo. ¡Triste será que las futuras generaciones nos pidan cuentas! ¡Triste será que no podamos decirles qué fue del gaucho, y que hemos hecho por mantener la tradición nacional!”.