Desde que comenzó la cuarentena, en la Ciudad de Buenos Aires ya cerraron definitivamente unos 25.200 comercios. Se trata del 18% de los locales, de un total de 140 mil, que estimó en un estudio la Federación de Comercio e Industria porteña (Fecoba). Ahora, se suman dos restaurantes clásicos del barrio de Palermo: “El Trapiche” y el “Rey del Vino”, dos bodegones de antaño que contaban con múltiples reconocimientos a nivel mundial y no soportaron el peso económico de la casi nula circulación de personas en la vía pública.
“Señoras y señores, desde una cuenta familiar, les compartimos que hemos concluído un ciclo de más de 30 años”, comunicaron ayer los encargados de El Trapiche en las redes sociales, donde anunciaron el cierre definitivo. “A los codazos y con lágrimas”, contaron que se despidieron los dueños de los trabajadores del local, con quienes tomaron la decisión en conjunto.
“Ellos han sido muy comprensivos, nos han acompañado y los acompañaremos. Extrañaremos dichos vínculos eternamente, nos conocimos a los abarazos, nos hemos querido, admirado (por lo que cada uno hacía con su familia), nos hemos tenido mucho cariño y no lo vamos a olvidar nunca, les estaremos eternamente agradecidos a nuestros empleados, ellos han sido El Trapiche”, sostuvieron los dueños del bodegón, ubicado sobre la calle Paraguay al 5000.
Por último, tuvieron una dedicatoria para sus clientes: “Extendemos el agradecimiento a nuestros clientes, con los que todos hemos tenido relaciones muy lindas, gracias por invitarnos a sus fiestas! Nos despedimos, El Trapiche es más que un bodegón y una esquina, es todo aquello que hemos vivido juntos, todo lo compartido, todo lo comido y todo lo soñado. Gracias gente por el eterno amor que hemos construído en estos 30 años”.
A pocos metros de El Trapiche, se ubica el Rey del Vino, en la esquina de Paraguay y Humboldt. Fue inaugurado en 1997 con un estilo español y una carta de platos abundantes. Al poco tiempo se convirtió en un ícono para los porteños y turistas que querían pastas, carnes a la parrilla y mariscos. Pero, la debacle económica acentuada por el coronavirus hizo que los dueños no pudieran continuar sosteniendo al local.
“Con mucha tristeza les decimos que nos tenemos que despedir de ustedes, pero con la alegría de estos 22 años hermosos que pasamos. Fue una decisión muy dificil, pero no podemos seguir. Muchas gracias por acompañarnos siempre y elegirnos, los vamos a extrañar!”, concluyeron en un mensaje publicado en las redes sociales.
