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Entrevista exclusiva

Sergio Moro con Jorge Fontevecchia: "Faltó apoyo de Bolsonaro a la agenda anticorrupción"

Tras la cancelación de la UBA, el ex juez de Brasil dictó su conferencia en un acto académico de Perfil Educación y respondió preguntas del fundador del Grupo Perfil.

exposicion del Juez Moro 20200610
El Juez Brasileño Sergio Moro en exposicion por teleconferencia ,presentada y moderada por Jorge Fontevecchia | Ernesto Pages

El ex juez Sergio Moro brindó este miércoles 10 de junio una exposición académica titulada "Democracia y estado de derecho y combate contra la corrupción" y fue entrevistado en vivo por Jorge Fontevecchia, presidente y fundador del Grupo Perfil. El evento se transmitió en directo por PERFIL, a través de Facebook y Youtube, en un evento organizado desde Perfil Educación tras la cancelación de la conferencia que Moro iba a dictar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

"Lo que nosotros vivimos en América Latina en los últimos años, destacando Brasil, es que desde 1975 fueron recuperadas las libertades democráticas y el país buscó desarrollar su economía, renta, distribución. Hubo aciertos y equívocos, y a pesar de la restauración democrática tuvimos un problema muy difícil de lidiar. y fue el de la corrupción. Ese cuadro comenzó a sufrir una alteración al comienzo de 2012 con el caso Mensalao y la operación Lava Jato que fue producto de la acción de varios jueces y policías que reveló un gran esquema de corrupción", planteó el exmagistrado en el inicio de su alocución.

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"Un caso aislado de corrupción es un mal en sí mismo, pero el gran problema es cuando surgen las organizaciones de corrupción y eso lleva a un empobrecimiento de la democracia, fundada bajo la premisa de que todos son iguales para la ley. Eso significa que la ley debe servir tanto para proteger al vulnerable como para cohibir la acción del poderoso cuando la ley fue infringida. Cuando la sociedad tiene niveles elevados de corrupción, sin que eso traiga consecuencias, eso va generando un cierto sentimiento de descrédito en relación a las instituciones democráticas", argumentó.

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Moro luego narró que con el caso Lava Jato, "la investigación se expandió tanto que llegó a otros países y esas informaciones fueron compartidas por las autoridades brasileñas y generaron sus propios casos". "Esto generó una onda anticorrupción en toda América Latina, cada país reaccionó de una manera en relación a esto, en cada país se fueron desarrollando además otros casos sin relación al Lava Jato", continuó.

"Nosotros avanzamos mucho en el combate de la corrupción a través de una movilización popular en las calles. Conseguí avanzar en varias áreas, pero no fue posible avanzar más, hubo muchas dificultades y obstrucciones. Pienso que en Brasil no es una agenda difícil de ser tomada la de la corrupción", sostuvo el exministro de Justicia de Jair Bolsonaro. Luego afirmó que "los daños causados" por la corrupción "no son sólo económicos sino que afectan también a la democracia".

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"La lección aprendida es que los movimientos anticorrupción, al contradecir intereses poderosos, son difíciles de poner en marcha. Las reformas no son solo represivas sino tienen que ver con la transparencia. La parte represiva tiene que ver con que haya castigo para los corruptos. Un avance fue la acentuación de la polarización política en Latinoamérica", agregó. "El verdadero debate terminó oscureciéndose, necesitamos tener instituciones fuertes y que funcionen, y el castigo tiene que ser igual para todos. Se escuchó mucho en Brasil que la operación Lava Jato fue una criminizalización de la política, cuando la corrupción no es algo que debe ser protegido en un sistema democrático", planteó.

Moro sostuvo que la lucha contra la corrupción "es una agenda que puede ser facilmente retomada". "Hoy vivimos un momento muy triste por la pandemia, pero con voluntad política se puede. Esta cuestión no es puramente criminal: el estado de derecho, el imperio de la ley es un mensaje fundamental para ser transmitido en esta conferencia", argumentó.

Jorge Fontevecchia: —Voy a comenzar con una pregunta del ex decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad del Litoral, doctor Mariano Candioti, que le pide una reflexión sobre las comparaciones entre el Lava Jato y el Mani Pulite, que de hecho usted hizo su tesis doctoral sobre ese tema, y de las posibilidades que hay de extender el Lava Jato a otros países y qué sucederá en la Argentina.

Sergio Moro: —La semenjanza la podemos encontrar principalmente en la dimensión. Los números del Mani Pulite fueron mayores que los del Lava Jato a pesar de que las prisiones fueron más cortas. No era corrupción aislada, era una regla normal de comportamiento dentro del público, sea para agentes públicos, funcionarios o políticos que recibían una parte de esos sobornos. De la misma forma hubo después de 1994 una reacción del mundo político muy fuerte contra los magistrados y las investigaciones en Italia, principalmente a través de leyes. Leyes que redujeron prisión y decriminalizaron conductas. Esto hizo que toda la expectativa generada por Mani Pulite no se concretara en ese momento. En la operación Lava Jato, de manera similar, nosotros -infelizmente- no conseguimos avanzar mucho más allá de los procesos esenciales. Fueron alteraciones bastante tímidas. El proyecto que mandé como ministro de Justicia no fue aprobado por el Congreso. Los principales avances en Brasil en materia general contra la corrupción tuvieron que ver con empresas y aportes de campaña. Hubo un retroceso en el combate a la corrupción. Necesitamos para fortalecer las instituciones y la economía y la democracia que sea un esfuerzo perenne y siempre vigilante.

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—El profesor de Derecho Penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral, Leandro Ríos, me pide que le pregunte si usted tiene una opinión formada acerca de la conveniencia o no de tipificar, en la legislación penal o en la electoral, el delito de finaciamiento ilícito de los partidos políticos; y en su caso qué rasgos principales debería tener dicha incriminación.

—El financiamiento ilegal de campañas electorales debería ser penalizado porque afecta la integridad del sistema electoral y afecta las propias elecciones. Y eso debería resultar en penar al beneficiario, con sanciones electorales, y castigar también a quién dio el soborno. En Brasil ya existe una criminalización, pero muy deficiente, de este tipo de conducta que vulgarmente llamamos "Caja 2". Es necesario reconocer que muy pocas personas son castigadas efectivamente por ese delito en Brasil; cuando ocurre son pequeños casos y no grandes casos. Entiendo que es un defecto de nuestros países latinoamericanos, tenemos leyes que castigan la corrupción pero la aplicación es muy deficiente desde lo institucional, no permiten que la ley sea aplicada igual para todos y esto termina impactando en la credibilidad de la ley. No tenemos estructuras que sean suficientes para volver a esas leyes vivas.

—El rector de la Universidad de Belgrano, Avelino Porto, le quiere preguntar qué esperaba usted cuando dejó la Justicia e ingresó a la política.

—La cuestión es bastante simple. Yo conocí, durante el Lava Jato, a algunos magistrados italianos que actuaron en Mani Pulite. Ellos tomaron rumbos diferentes: Di Pietro fue para la política. Siempre me incomodó, en el relato de los tres, una cierta fustración: a pesar de todo el esfuerzo de los magistrados, aquello no se reflejó en una mejoría en la integridad de la política en Italia. Cuando me invitaron, fue una decisión difícil, pero mi evaluación era que yendo al gobierno podría influir en el proceso y avanzar en una agenda anticorrupción. Conseguimos avanzar en otros sectores, como el crimen organizado y violento, pero no avanzar en la agenda anticorrupción. La semilla está plantada, es una agenda que puede ser retomanda. Es muy difícil hacer esa evaluación porque forma parte de una cifra negra, pero no creo que tengamos hoy en Brasil los mismos niveles de corrupción que tuvimos en el pasado. Fue una elección realizada con mucha incomprensión. Cuando dentro del gobierno percibí la imposbilidad de hacerlo, terminé renunciando.

—Doctor Moro, el último reportaje televisivo que usted dio fue en TV Cultura, en el programa Roda Viva, y cuando usted lo dio fue primer lugar en Twitter mundial. Usted en Brasil tiene más popularidad que ninguna otra persona. Se decía que el presidente Bolsonaron no lo echaba porque, si lo hacía, generaba un candidato que compitiese con él en las próximas elecciones. Y se le atribuye al vicepresidente de Brasil decir que no lo eche porque, si lo hacía, se acababa el gobierno. Siendo ministro de Bolsonaro, en ese reportaje de TV Cultura, cuando siempre le preguntan si usted va a ser candidato a presidente en 2022, usted contestó textualmente: "Siendo ministro del gobierno de Bolsonaro, y si él quiere reelegirse, lo lógico es que él sea candidato de gobierno en 2022 y no su ministro". Ahora que usted ya no es ministro, ¿se va a candidatear a presidente en 2022?

—Esa no es una pregunta para una conferencia académica (sonríe). En fin. Para mí fue muy difícil dejar la Magistratura porque es un camino sin retorno. Mis planes eran, dentro del gobierno avanzar en la agenda y fue una frustración grande. Hace poco que dejé el gobierno, hoy estamos en un momento de pandemia. El compromiso que tengo es buscar reafirmar mi compromiso de combatir la corrupción desde el sector privado o público. El combate a la corrupción es apenas un trozo de lo que es la defensa de la democracia y el estado de derecho. La corrupción por los pensadores antiguos es diferente a la del soborno. Toda discusión del pensamiento político es permeada por la definición de Aristóteles. Hoy la única forma de gobierno aceptada es la democracia, la corrupción hay que pensarlo fuera del sistema criminal, hay que pensarla como uno de esos males que afectan la calidad de nuestras instituciones y nuestra economía y democracia. En ese contexto, voy a estar siempre disponible para el debate.

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—Déjeme entonces volver al tema del Lava jato. Usted dijo "no fue solo para financiar campañas políticas, sino para el enriquecimiento de algunas personas". A usted, no solamente en Brasil sino también en Argentina, se lo acusa de no ser parcial por luego integrar el gobierno que sucedió al partido anterior, que usted condenó a varias de sus figuras. Me gustaría que esclareciera a la audiencia argentina sobre este tema, de que se simplifica el lava jato concentrado exclusivamente en la prisión del expresidente Lula, y cómo afectó a todo un sistema político a los otros partidos políticos, y cómo usted defiende la acusación que se le hace de falta de imparcialidad, y cómo usted puede explicar también los creo 60 casos de empresarios condenados.

—La distorsión en relación al Lava Jato tiene que ver con el escenario de la polarización política. No es un problema de la izquierda, el centro, o la derecha; puede afectar a cualquiera, todos se pueden corromper. Lava Jato fue una investigación gigantesca. Más de 200 personas sean beneficiarios o empresarios pagaron o recibieron sobornos. Lo que se descubrió es que las direcciones de Petrobras se elegían a dedo. Y esos directores tenían por función recaudar sobornos de empresarios con contratos en Petrobras normalmente con porcentajes fijos para sus patrones políticos. ¿Por qué afectó más al PT? Porque era el partido gobernante. Pero también alcanzó a algunos aliados políticos del espectro de la izquierda. También por ejemplo Eduardo Cunha, de la derecha, fue condenado en la Operación Lava Jato. En determinado momento, a partir del acuerdo de colaboración con Obedretch, surgieron relatos de pago de sobornos aún a partidos de la oposición. Todos los partidos fueron afectados. El desempeño de la Justicia varió según el lugar. Siempre actué de manera imparcial basándome en las pruebas. En relación al expresidente Lula, es necesario destacar que mi sentencia fue confirmada en la Corte de Apelación Federal y el Tribunal Superior, y él fue condenado en otro proceso por otro juez. Una forma de defensa es invocar la persecución política, pero cuando se examina se ven los hechos, que pueden ser discutidos, pero las instancias judiciales son las que juzgan. Encuentro que infelizmente una parte del análisis se afecta por la polarización política excesiva, muy presente hoy en América Latina.

—Doctor Moro cuando yo lo entrevisté en Curitiba y usted era juez, me explicó claramente que la clave para lograr producir condenas en caso de corrupción era comenzar con los empresarios que pagaban los sobornos. Y usted ponía mucho foco en las condenas a los empresarios que pagaban. No mencionó recién en su respuesta, si no entiendo mal, hay 60 empresarios que fueron condenados en el caso del Lava Jato. Y nosotros tenemos en Argentina un caso particular llamado en Argentina vulgarmente el Caso de los Cuadernos, como el Lava Jato en Brasil. ¿Cuál es el rol de los empresarios en la corrupción? ¿Cuál es el rol de la Justicia en la investigación de los empresarios?

—Esos crímenes son muy difíciles de detectar, se utilizan mecanismos complejos para la transferencia de dinero, con lo cual la técnica de investigación es seguir el dinero, "follow the money". Depende mucho de la investigación, muchas veces puede partir del patrimonio inconsistente del beneficiario pero también puede partir de la gente que pagó el soborno, los empresarios. En Brasil, varios dirigentes públicos fueron condenados, inclusive los dirigentes de la mayor empresa brasilera, Odebrecht. En Brasil tenemos lo que se llama fuero privilegiado, lo que significa que las autoridades políticas elevadas responden en fueros especiales. Solo pueden ser juzgados e investigados por el Tribunal Supremo. Normalmente esa corte tiene su agenda sobrecargada, lo cual hace que esto no sea lo ideal. Con el Lava Jato era más fácil que las investigaciones se direccionasen hacia quienes pagaban el soborno y a intermediarios. Pero cuando llegaba a ciertas instancias, a agentes políticos, lo teníamos que remitir al Tribunal Supremo. Lo que hicimos en el Lava Jato fue recurrir a la figura del colaborador, o arrepentido. La corrupción involucra a quien paga y quien recibe, y si ellos se callan nunca lo sabremos. El acusado colaborador es criticado, pero puede ayudar mucho. Siempre tiene que haber una prueba. Muchas pruebas fueron recogidas independientemente de cualquier colaboración; pero cuando ésta fue usada, todo tiene que ser respaldado por prueba independiente. Si la investigación confirma, ese hecho ahí hay una prueba. Cuando se usan esas técnicas hay que hacerlo con mucho cuidado.

—¿Cuántos decenas de millones de dólares fueron devueltos en estos casos de corrupción?

—Me aparté del proceso y perdí un poco esa cuenta. Pero, salvo un error en mi memoria, los valores recuperados fueron por decomisos y por los acuerdos de colaboración, porque para que se acepte a una persona como colaborador la condición necesaria era que el criminal devolviese todo valor percibido ilegalmente. En el caso de las empresas que pagaron sobornos, fueron sujetas a altas indemnizaciones. Creo que unos dos mil millones de dólares fueron recuperados en esos procesos.

—O sea, 2 mil millones de dólares.

—Exactamente.

—Doctor Moro, cuándo usted dejó de ser juez y pasó a ser ministro, apareció en el sitio The Intercept una serie de grabaciones, donde lo colocaban a usted pasar una fuente para el Ministerio Público a los fiscales que tendría información acusatoria, discutiendo si una operación debía ser pospuesta o no, recomendando que no se apelase el habeas corpus a un ejecutivo de Odebretch. Y en ese reportaje de Roda Viva que le mencionaba, citaron el artículo 254 del Código Penal que dice que un juez se debe eximir si fuera amigo o enemigo de alguna de las partes, o si hubiera dado consejo a alguna de las partes. La pregunta es si usted, al haberle dicho al fiscal y al Ministerio Público lo que mencioné recién, se encuadraría dentro esto del artículo. Y que le explique a la audiencia, porque las diferencias entre el sistema procesal brasileño y el argentino respecto de que el juez no pueda hablar con el fiscal son diferentes.

—Hubo un ataque hacker a un teléfono de un promotor, los mensajes fueron divulgados y el origen de ello fue un acto criminal. No tenemos en Brasil como existe en Argentina el juez de instrucción. El juez en la parte de investigación tiene un papel principalmente pasivo, decide sobre los planteos de las partes. No tiene normalmente iniciativa. En el sistema procesal de Brasil, el juez que actúa en la investigación lo hace también en la acción penal. Eso sucede tanto en Curitiba como en todo lugar. En una operación de esa especie, que duró varios años, es común que haya conversaciones. La operación Lava Jato ganó una proyección enorme. Era muy común que nosotros recibiésemos relatos de diversas personas hablando de historias de corrupción y eso lo mandábamos a los fiscales sin hacer juicios de valor. Eso sucedía con frecuencia y eso puede ser que haya sido señalado como que yo aconsejé de una forma u otra. Los mensajes no fueron confirmados y lo que sucede es que en la prensa fue tomado con sensacionalismo y no existen situaciones de conductas impropias. Son interlocuciones y no consejos.

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—Doctor Moro, déjeme entrar en su experiencia como ministro de Justicia. Primero hablemos de aquellas cuestiones en las que su intervención no lo deja satisfecho. Escuché decir que hubo una caída de los principales crímenes de 22 por ciento en el año que usted fue ministro respecto del año anterior, que los asesinatos de 37 mil pasaron a 29 mil. Me gustaría que, como usted era Ministro de Justicia y Seguridad pública, le contara a la audiencia argentina en qué sentido y con qué medidas se mejora la seguridad pública en Brasil.

—Tenemos un problema serio en Brasil que disminuye nuestro potencial y eso es la inseguridad pública. Tenemos indicadores muy superiores por ejemplo a los de Argentina. Buscamos principalmente incrementar la integración entre las varias policías del país. Tenemos policías muy diferentes que no intercambian información. Además nosotros tratamos con mucha dureza a organizaciones criminales violentas. La mayor de ella es el PSC que ya promovió actos de carácter terrorista en el pasado y adoptamos una política de endurecimiento. Buscamos identificar el patrimonio, confiscarlo y aislar los liderazgos en prisiones de máxima seguridad. Como buena parte de la violencia y los asesinatos en las ciudades más grandes de Brasil están relacionadas a crimen organizado y drogas, creo que hubo una baja positiva en el índice de esos crímenes. Para eso tomamos acciones muy estratégicas de refuerzo de control y vigilancia de las fronteras. Tuvimos un programa que implicaba una actuación conjunta del gobierno federal, los gobiernos estaduales y los municipios. Estuve en Argentina para conocer un programa del ministerio de Seguridad encabezado por Patricia Bullrich que estaba siendo aplicado en áreas violentas de Argentina. Ciudades Seguras se llamaba y me pareció una experiencia interesante poniendo a la policía cerca de las comunidades. Hubo descensos pero los números siguen siendo altos. Para enfrentar ciertos crímenes es innegable que educación y servicios públicos son esenciales pero eso no releva de castigar a los criminales. El Estado tiene que llegar con servicios públicos.

Rectores y autoridades de universidades participarán de la conferencia de Moro

—Hablemos de los problemas que tuvo como ministro de Justicia. Le sacaron parte de sus atribuciones que se la pasaron al Ministerio de Economía y al Banco Central respecto de los bienes financieros. Se creó un área de jueces de garantías con la que usted no estaba muy de acuerdo. Al mismo tiempo hubo una suspensión de los radares en las autopistas federales que trajo un significativo aumento por muertes por accidentes de tránsito, con lo que usted no estaba de acuerdo. Y después finalmente la investigación de la Policía Federal de Flavio Bolsonaro y su padre, que probablemente por eso el Presidente quiso poner un jefe de Policía Federal que le respondiera a él, y ahí usted terminó renunciando. Se decía en Brasil, a lo largo de los últimos meses, "¿hasta cuándo está dispuesto Moro a tragarse sapos?". ¿Podría contarnos a la audiencia argentina aquellas cosas en las que tuvo frustraciones como ministro?

—Como Ministro fue muy bueno poder avanzar en el combate al crimen y no tienen precedente histórico en Brasil. Mi trabajo como Ministro siempre fue de concretar una agenda. Fueron surgiendo algunas frustraciones por falta de apoyo del Poder Ejecutivo con todo respeto de la agenda anticorrupción. Como ministro no tuve una autonomía completa. El Presidente intervino en la Policía Federal brasileña, cuerpo de gran reputación, una policía de investigación. Las razones que me fueron presentadas para modificarla yo no las compartía y por eso fue mi salida. El combate a la corrupción está relacionada con el imperio de la ley y el estado de derecho entonces la policía que investiga tiene que tener su autonomía presentada. Creo que los detalles no son pertinentes acá y ya fueron informados.

Leí su última columna publicada en Globo titulada "Contra el populismo" y un reportaje en Folha de Sao Paulo este domingo en el que usted planteaba una coincidencia en un punto entre Bolsonaro y Lula respecto del negacionismo. Usted decía que así como el presidente tenía una actitud negadora respecto al coronavirus, usted le reclamaba a Lula y al PT que pidieran disculpas, porque durante su gobierno hubo el mayor acto de corrupción y que eso era una actitud negacionista también. Usted hablaba de populismo tanto de derecha como de izquierda, o sea era tan populista Bolsonaro en algunas actitudes como Lula en otras. Le pediría una reflexión final sobre su mirada de cómo el populismo o la corrupción puede afectar tanto a la derecha como a la izquierda.

—Tenemos un serio problema generalizado con el populismo en América Latina. Claro que eso afecta también a otros países en el mundo, pero lo que se llama populismo puede ser tanto de derecha como de izquierda. Ese discurso que apela a lo nacional, apela a la polarización política, a la división de la sociedad entre amigos y enemigos. En verdad, en una sociedad democrática podemos tener diferencias pero no enemigos; como enemigos solo colocaría tal vez a quienes cometen crímenes. Dentro de una democracia debe primar la tolerancia, el diálogo y la construcción de políticas públicas racionales e inteligentes. La actitud de los políticos populistas es negar la existencia de los problemas, o apostar a soluciones falsas. En Brasil, eso puede significar la postura del presidente de la república frente a la pandemia de coronavirus, una postura principalmente negacionista en cuanto a la gravedad del problema. El propio presidente utilizó diminutivos para hablar de la pandemia. Es cierto que la pandemia está enfrentada con la economía, la cuarentena afecta a las personas. Pero eso no significa relegar la importancia del combate contra la pandemia. De la misma forma hay un negacionismo del Partido de los Trabajadores. El populismo intenta dividir sobre cuestiones irracionales, se niega existencia de hechos y hay dificultades para superar los problemas. Hoy tenemos populismo de derecha como de izquierda en la región impactando en falta de avance en distribución de renta y otros temas. Precisamos más racionalidad y menos polarización. Partiendo del presupuesto que la democracia y el estado de derecho siempre con el imperio de la ley para proteger al vulnerable y castigar al poderoso que abusa del poder.

—Doctor Moro, finalmente le pido una reflexión dirigida a los académicos, tanto a los que apoyaron esta conferencia e intervención suya como los que la han rechazado, respecto a la libertad de expresión.

—Yo diría que el episodio anterior de cancelación en la UBA no tiene que ver con una cuestión personal, sino que hay una incomprensión de lo que fue Lava Jato y principalmente de la polarización politíca, que acaba contaminando el debate y puede desembocar en censura. En vez de escuchar los hechos, se pretende callar, cerrar los oídos. Ese episodio fue negativo, pero pienso que hay una incomprensión y ese tipo de episodio sirve para colocar la cabeza en el lugar, y tomar comprensión de que con más diálogo y menos rencor podemos avanzar hacia una sociedad democrática, tolerante a ideas ajenas. Este debate de hoy fue muy oportuno. La libertad de expresión es especialmente necesaria en un ambiente académico, porque en las universidades queremos producir ciencia y conocimiento, y el debate ayuda a ese tipo de construcción.

La conferencia de Sérgio Moro (II)

Al anunciar la nueva conferencia de Moro, Fontevecchia explicó este domingo en PERFIL: "Como la prohibición también hace 'notorio' lo prohibido al conocerse la cancelación de la conferencia del ex juez de Brasil Sérgio Moro titulada 'Democracia, Estado de derecho y combate a la corrupción', a raíz de la 'desinvitación' de la Facultad de Derecho de Buenos Aires –producida paradójicamente por su Centro de Estudios sobre Transparencia y Lucha contra la Corrupción–, aparecieron otras instituciones ofreciendo sustituir a la Facultad de Derecho de Buenos Aires".

La nueva conferencia cuenta con el auspicio la Universidad Nacional del Litoral, a través de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, la Universidad Blas Pascal, la Universidad Católica de Córdoba, la Universidad de Belgrano, la Universidad del Salvador y la Facultad de Derecho de la Universidad Austral.

Además de los rectores y otras autoridades, estas universidades estuvieron representadas por el ex vicerrector de la Universidad Nacional del Litoral y ex decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Mariano Candioti; el rector de la Universidad de Belgrano, Avelino Porto; el decano Facultad de Derecho Universidad Austral, Manuel García Mansilla; la decana de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Córdoba, Julieta Gallino; el director de la Carrera de Abogacía de la Universidad Blas Pascal, Guillermo Ford; el presidente de la Sala de Derecho Constitucional de la Universidad Blas Pascal, Lorenzo Barone; y el profesor de Derecho Penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral, Leandro Ríos.

El acto académico también contó con la participación a título personal del rector de la Universidad Nacional de Córdoba, Hugo Juri; el rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), Miguel Schiavone; el rector de la Universidad CAECE, Alberto Allemand; el presidente de la Universidad Siglo XXI, Juan Carlos Rabbat; el rector del Instituto Tecnológico de Buenos Aires, Andrés Agrés; el vicerrector de la Universidad Nacional de La Matanza, Fernando Luján Acosta; el vicerrector de la Universidad Nacional de San Martín, Carlos Alberto Frasch; la decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de UADE, Silvia Toscano (en calidad de oyente); y la directora del Centro de Estudios Anticorrupción de la Universidad de San Andrés, Érica Pedruzzi.

 

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