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Tristeza en el Arte Gráfico

Falleció Tabaré, el creador de Diógenes y el Linyera, oxígeno en plena dictadura militar

Lejos de los estereotipos, el dibujante uruguayo era un argentino más, humilde como los grandes, y contracultural: comenzó con un cacique desafortunado “pa’ el amor” y se hizo célebre con un homeless solitario, en los años de plomo.

Tabaré Gómez Laborde
Tabaré Gómez Laborde | Cedoc Perfil

Hace rato que Diógenes y el linyera, los personajes de Tabaré Gómez Laborde, tienen sobre el pasto de Marta Lynch 451, un grupo escultórico que los recuerda. Sentados, desde luego, porque ser pobre también cansa. “¿Qué lindo que es ser joven, Diógenes! Tener ganas y fuerza para hacer cosas nuevas…Por eso extraño la polenta que tenía yo para pedir limosna…”, compartía el pordiosero porteño con su perro. “Yo también extraño la polenta”, se lamentaba su perro fiel.

Cansado de tantas reflexiones, siempre a contrapelo de la sociedad ingrata que dejaba afuera. “Con cuántos más vamos a tener que compartir la limosna?” se preguntaba el linyera anónimo más famoso de la Argentina. “Una torta muy chica para tantos invitados”, repensaba Diógenes, el perro del contrapunto, su amigo incondicional. 

Tabaré Gómez Laborde
Diógenes y el Linyera. 50 años y siempre vigente, solo la realidad social argentina lo hizo posible.

La vida es dura, sí, claro, pero ahora será más dura sin Diógenes y el linyera que nunca tuvo nombre, al menos en su renacimiento en el Arte Gráfico Editorial Argentino de la calle Tacuarí; porque en Vida Interior (publicada en revista Humor) sí lo tenía, era Dante A.

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Hoy falleció Tabaré Gómez Laborde, el dibujante uruguayo que a los 20 años ya trabajaba con regularidad en varios medios argentinos. 

Tabaré, siempre con la boina disimulando su frente, año tras año cada vez más ancha. Buenazo, sureño, humilde como los que realmente son grandes. 

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Se fue a los 74 años y aunque su muerte terminó siendo anunciada, siempre cachetea. 

"Tristísima noticia. Por esas cosas de la mente la semana pasada lo recordé y me preguntaba qué sería de su vida... Usina imparable, el más humilde de todos los grandes. Orgullo de haber sido compañero suyo. QEPD Tabaré", escribió el periodista de cultura Hugo Paredero, un querido y talentoso compañero de muchos años, en Ediciones de la Urraca, el sello que en 1978 creó Andrés Cascioli, aire fresco y algo de risas –muchas veces satíricas y desesperadas- durante los tiempos grises y turbios de la dictadura de plomo. 

Tabaré, el creador de Diógenes y el Linyera

Tabaré había nacido en 1948, en la ciudad uruguaya de La Paz, en el departamento de Canelones. Ya en 1969 había logrado “meter” sus trabajos en las publicaciones argentinas y, valiente, se radicó en el país, en 1976.

"Era el boom de las revistas de historietas. Me vine a ver qué pasaba y empecé a publicar en Satiricón", contó el mismo Tabaré. Fue sin duda esta revista porteña, que el 10 de noviembre de 1972 lanzaron los hermanos Oskar y Carlos Blotta, junto a Andres Cascioli, la que le dio su primer pantalla de calidad. Allí apareció  El cacique Paja Brava, su curiosa tira sobre las desventuras amorosas de un cacique con poco levante entre las chinas. 

A continuación, Ediciones la Urraca (Andrés Cascioli) fue su plataforma de consolidación: las tiras de Eustaquio y Don Chipote de la Pampa (una personal parodia de Don Quijote y el Martín Fierro) desfilaron por varios productos de la batalladora y contracultural de la Urraca: Humor, Super Humor, Sexhumor, Eroticón, Humor registrado.

Desde luego la cuenta de Twitter de la Revista Humor, el sitio nostálgico de los que sabían qué significaba esa bocanada de aire gráfico fresco en medio del tufo de la dictadura militar argentina, fue de los primeros en rendirle homenaje a Tabaré: "(…) Deja decenas de tiras de Diógenes y el Linyera, El cacique Paja Brava, Eustaquio, Bicherío, Max Calzone y Vida Interior y tantos otros para reencontrarlo siempre”. 

Tabaré Gómez Laborde
Tabaré Gómez Laborde (1948-2023).

Bueno, y faltaron: Historias de no contar, Historietas en el telo, Historias futboleras, Kristón Kolón.

Y al menos algunos de los dibujos con los que les puso sueños a Kasogonaga, La liebre, El anillo, Banshee, los Tantanes, Ben Malasangue y por qué no, las Reflexiones machistas.

Tabaré realmente fue internacional. Sus trabajos ilustraron Lui Magazine, la “revista francesa de los hombres que piensan en ellas”; muchos de los centenares de comics de la italianísima Eura Editrice; además de que cada semana alegraba España con sus colaboraciones en El Jueves. 

 

Oxígeno en plena dictadura militar

Siempre observando el sistema como outsider, vivía en Turdera, luego de muchos años de barrio por Banfield y Lavalloll, en la zona sur del conurbano porteño, los empedrados que inspiraron sus historietas y sus dibujos animados.

Diógenes y el Linyera fue su tira más célebre, un clásico de las contratapas del diario Clarín. La tira del homeless apareció sin interrupciones desde 1977 hasta hoy, día en que se nos fue Tabaré. 

Tabaré Gómez Laborde
Tabaré Gómez Laborde.

La célebre historieta que sumó más de 9.000 ediciones, salió de los lápices de Tabaré, pero también del ingenio autoral conjunto de Jorge Guinsburg y Carlos Abrevaya, hasta que en 1996 los reemplazó Héctor García Blanco y, en 2006, se la cargó entera solito y al hombro, escribiendo también los guiones.

A pesar de que un cáncer de páncreas se lo llevó, dibujó hasta el último aliento.

Fiel a la filosofía cínica que inspiró a su personaje más entrañable, la mirada solitaria de un homeless podía ser un pensamiento propio, algo original, único tal vez, que nos ayude incluso a observarnos y corregir nuestros propios errores como sociedad. Valía la pensa ese esfuerzo. ¡Gracias Tabaré!