A dos días de haber comenzado el Foro Económico Mundial que reúne en Davos a los mayores líderes corporativos, Greta Thunberg, l’enfant terrible de la lucha por el medio ambiente se hizo presente por tercera vez, pero en esta oportunidad a través de un video y un posteo en sus propias redes.
“No estoy aquí para hacer tratos”, arranca la joven Thunberg delante de dos ventanales adornados con plantas de interiores. “No pertenezco a ningún interés financiero o partido político, así que no puedo regatear o negociar. Solo estoy aquí para recordarles una vez más la emergencia en la que estamos”, arranca la sueca, ya de 18 años pero aún con su cabello recogido detrás de la nuca.
En una grabación de 5:50 minutos, la activista vuelve a responsabilizar a los sectores del poder público y privado por la crisis que crearon y que nunca solucionan, pese a las promesas que hicieron a sus hijos y nietos. "Tres décadas de bla, bla, bla”, sintetiza en relación a la inacción que sigue al espíritu falsamente patriótico que demuestran cumbres y reuniones como la del Foro Económico Mundial que “en definitiva nunca resuelven sustancialmente nada”.
En un video casero contra un ventanal adornado con plantas, asegura que no tiene intereses políticos ni financieros y que los jóvenes se cansaron del "blá, blá, blá que los líderes repiten hace décadas.
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“Les recordamos que no vamos a entregar el mínimo nivel de seguridad que aún nos queda”, advierte sin pestañear. “Esta crisis no puede resolverse con los sistemas actuales”, dice luego como si arrojara un paquete de dinamita.
Greta misma denunció varias veces a su país vecino, Noruega, por seguir entregando licencias para la explotación de petróleo y gas, es decir, continuar en el camino de la energía de origen fósil, que ella tanto combate. En septiembre de 2019, Thunberg y otros 15 activistas de varios países presentaron presentaron una denuncia legal ante la ONU contra Francia, Alemania, Brasil, Turquía e incluso Argentina por no hacer lo suficiente para luchar contra el cambio climático.
“Los compromisos y objetivos que proponen los negociadores no sirven. (…) Cuanto más tiempo pierdan los líderes en resolver nuestros problemas, más lejos están de reconocerlos como emergencia ecológica y climática”, explica. Y, por si no entendieron, ejemplifica: “es como despertarse a medianoche y ver que tu casa se incendia y esperar 10, 20 ó 30 años para llamar a los bomberos. Y al que hace la llamada le dicen ‘alarmista’ ”.
“Comprendemos que el mundo es muy complejo y que el cambio no sucede de la noche a la mañana, pero ¿cuánto tiempo más necesitan?”, pregunta mirando a los ojos. “Porque la justicia que necesitan las personas y los sitios afectados sigue negándose sistemáticamente”, cerró sin darse respiro.
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“Aunque damos la bienvenida a toda iniciativa que se presente, los objetivos están muy lejos de ser suficientes. Escuchamos a líderes hablar de una emergencia climática existencial, pero en lugar de tomar las acciones inmediatas que se tomarían en cualquier emergencia, establecen objetivos vagos, hipotéticos y muy distantes en el futuro, como hablar de emisiones cero para 2050”, resumió.
“El tiempo de ir dando pequeños pasos, se terminó. Si todavía tenemos la mínima chance de eludir las peores consecuencias de la emergencia ecológica ambiental, esto tiene que cambiar. Porque ustedes todavía dicen una cosa y hacen completamente lo opuesto. Porque hablan de salvar la naturaleza y se encierran en políticas de mayor destrucción. Si hablan de reducir nuestras emisiones en 70 o incluso 55% en 2030, ese ya sería un buen comienzo”, les recuerda la creadora del movimiento juvenil Fridays for future.
Y como la conciencia medioambiental de la población aún es tan baja, “siempre se salen con la suya”, dice la joven, que nunca pisó Argentina.
“No soy tan especial, no puedo convencer a todos. Solo voy a hacer lo que quiero hacer y lo que tendrá mayor impacto”, dijo una vez y lo recuerda en su cuenta de Instagram.
