Este martes a la noche alcanzará su mejor momento de visibilidad el fenómeno astral que se conoce como “Lluvia de Oriónidas”.
“Y la culpa es del cometa Halley”, dice irónicamente Bill Cooke, jefe de la Oficina de Medio Ambiente de Meteoroides de la NASA. En realidad, tenemos que agradecerle al cometa más famoso del mundo este hermoso espectáculo que este año comenzó el 2 de octubre, se extenderá hasta el 7 de noviembre, pero que entre este martes 20 a la medianoche y el 22 de octubre será más visible desde cualquier punto de la Tierra.
Cuando nuestro planeta se desplaza a través de una bocanada de escombros de polvo que dejó a su paso el cometa Halley, vemos el cielo iluminado como si se tratara de un desfile de estrellas fugaces.
A partir de la medianoche “esperamos ver alrededor de 20 ó 25 meteoros por hora cuando la lluvia alcance su punto máximo”, explica Cooke.
Esta noche, la Luna estará en cuarto creciente y, al tener un brillo menos intenso, permitirá observar sobre un fondo más negro los filamentos de colores que trazarán los meteoros al caer.
En realidad, estos cuerpos celestes no son sino escombros verdes y amarillos incandescentes, que se desplazan muy rápidamente. Como parecen desprenderse desde la constelación de Orión, los astrónomos los llaman “Oriónidas”. “La lluvia de meteoros Oriónidas no es la más fuerte, pero sí es una de las más hermosas lluvias del año”, destaca Cooke.
Pueden observarse desde todo el planeta gracias a su declinación +16º, próxima al Ecuador Celeste. El Halley es uno de los cometas más conocidos y esperados por todos. La última vez que pasó junto a la Tierra fue en 1986. Este cometa también provoca otras lluvias periódicas de meteoros de actividad moderada, Eta Acuáridas que sucede también una vez al año, pero en mayo.
Se estima que las partículas que se iluminan cuando la Tierra atraviesa ese inmenso parque estelar son las que dejó el cometa Halley en sucesivas pasadas en los años 1266 a.C, 1198 a.C y 911 a.C.
¿Qué hacer para no perdérsela?
Dos horas antes del amanecer, lo mejor es ir hacia un espacio abierto en donde el cielo abierto sea un telón de fondo. Tire una manta en el piso, recuéste y apunte con la cámara hacia la constelación de Orión. La lluvia inundará toda la cúpula azul, pero conviene no despegar un ojo de Sirio, la más brillante de todo el conjunto, justo debajo del pie izquierdo de Orión.
“Los meteoroides del cometa Halley atraviesan la atmósfera de la Tierra desplazándose a alrededor de 238.000 kilómetros por hora. Únicamente las Leónidas, que llegan en Noviembre, son más rápidas”, apunta el experto de NASA.
Si la velocidad es muy alta, los meteoros tienden a explotar y dejan detrás de sí estelas incandescentes que perduran varios minutos sobre el telón. Una vez que explotaron, esos filamentos son solamente “humo de meteoro”, pero los vientos de la atmósfera superior los retuercen y les hacen adoptar formas curiosas y se verán más lindas que los verdaderos meteoros.
