Detrás las puertas todavía cerradas del Basílica de San Francisco, ubicada en el barrio porteño de San Telmo, se encuentra el tapiz más grande de Latinoamérica, y el segundo más grande del mundo. La obra creada en 1969, que tardó 6 años desde su planeamiento a su confección, acaba de restaurarse para volver a lucir en la Iglesia y podrá visitarse a partir de octubre.
Su génesis se remonta a la segunda mitad del siglo XX cuando surgió la idea de reemplazar el retablo, la obra esculpida en madera que se ubicaba detrás del altar, que quedó destruido tras el incendio de 1955 y no pudo ser reconstruido. Para suplir la falta de ese ornamento se planteó crear un tapiz de enormes dimensiones como el que tenía la Catedral de Coventry en Inglaterra.
Desde aquella idea inicial a su realización pasaron varios años porque primero hubo que construir la maquinaria que pudiera hacer posible la manufactura de un telar gigante y, luego, formar a los operarios para poder realizarlo. Ahora, más de 60 años después, especialistas contratados por el ministerio de Obras Públicas nacional, lograron restaurar el tapiz que mide 8 metros de ancho por 12 metros de alto y pesa 300 kilos.
La Basílica y convento de San Francisco de Asís fue creada en 1580 por la orden de los franciscanos y se trata de la más antigua de la Ciudad de Buenos Aires. Ubicada en Defensa y Alsina, comparte el atrio con la Capilla de San Roque y los tres edificios (Basílica de San Francisco, Capilla de San Roque y la Tercera Orden Franciscana Seglar) forman el Conjunto Monumental San Francisco, declarado Monumento Histórico Nacional.
La creación del tapiz más grande de Latinoamérica
De acuerdo a lo que detalla el libro El tapiz de San Francisco de la Dirección Nacional de Arquitectura de 1972 la iniciativa para crear el tapiz fue del arquitecto José María Peña, quien junto a Luis María Bianchi y Jorge Santas se ocuparon del proyecto. En 1965 se lanzó un concurso de bocetos para el tapiz y finalmente Horacio Butler (1897-1983) fue quien realizó el diseño.
Se haría un tapiz de dimensiones sin antecedentes en el país, por lo que se pensó en expertos franceses para que lo realizaran. La proeza comenzaba, pero todavía quedaba conseguir todos los implementos necesarios: toda la maquinaria para montar semejante telar.
Para ello hubo que empezar la construcción de cada pieza necesaria desde cero y, a fines de 1968, llegó a construirse el telar de mayores dimensiones conocido en su tipo. El hilo también debía ser especial para soportar las dimensiones del proyecto y fue la hilandería Trifil quien proveyó el material con hilos de 50 por ciento de cabra y 50 por ciento de lana merino de producción argentina, teñidos de los 14 colores propuestos por Butler.
A la par del armado del telar, se llevaba a cabo el entrenamiento de los artesanos que deberían trabajar en él. Mientras que en Francia se formaban en 3 años y tardaban cerca de 7 años en ser buenos tejedores, en Argentina 4 tejedores debieron aprender en un año el trabajo y lograron llevarlo adelante en 3 años.
La vida de San Francisco de Asís inspiró las escenas del tapiz
Para el diseño, Butler se inspiró en San Francisco de Asís, en lo que representaba y tuvo en cuenta que debía ser una imagen que resistiera una visualización a una distancia de 100 metros y que fuera acorde a la estética barroca de los altares.
En el tapiz aparece María, el árbol de la Orden Franciscana florece a sus pies y más abajo el Santo de Asís aparece rodeado de pájaros y flores, enmarcado con una corona de espinas que simboliza los sacrificios.
La iglesia más antigua de Buenos Aires
Si bien se creó en 1580, en 1731 se inició la construcción del templo actual con planos del arquitecto Jesuita Tomás Blanqui y la colaboración de Fray Vicente Muñoz. En 1807 el arquitecto Tomás Toribio propuso una nueva fachada anclada en la estética neoclásica italiana.
Cien años después fue intervenida por el arquitecto alemán Ernesto Sackmann quien incorporó los elementos decorativos del barroco alemán: torres en lenguaje barroco bávaro decoradas con querubines, cúpulas en forma de cebolla y techadas en cobre.
Las esculturas que forman parte de la decoración de las fachadas son de los años 1908 a 1911 y fueron realizadas en Buenos Aires en el taller del escultor Vögele. Consisten en el gran grupo central que representa a San Francisco y a tres conspicuos miembros de la orden terciaria, el pintor Giotto, Dante Alighieri y Cristóbal Colón arrodillado.
Durante la “quema de las iglesias” de 1955 la basílica perdió la cúpula, el retablo del altar central y parte de la ornamentación interior, detalló a PERFIL Hernán Iris, Franciscano Seglar y secretario del convento de San Francisco. En 1963, se realizó la reconstrucción de la iglesia y se propuso la creación del tapiz.
La arquitecta Mariana Quiroga, directora de proyectos específicos, dentro del ministerio de Obras Públicas, detalló a PERFIL que la restauración de la basílica se propuso respetar los elementos que subsistieron hasta la actualidad. “Se consolidaron muros, se restauraron y reconstituyeron elementos ornamentales (molduras, pilastras, almohadillados), se recuperó el símil piedra -revoque característico de la Buenos Aires de principio de siglo- con un posterior velado, se restauró el zócalo de mármol de Dolomita y se restauraron todos los vitrales originales y las carpinterías de madera como las puertas de acceso al templo. Se incorporó un sistema de electroósmosis para detener las humedades ascendentes”, explicó.
“La cúpula -que se reconstruyó fielmente en diseño y materialidad después del incendio del '55- contaba con el material de zinc obsoleto, presentando deformaciones locales, porosidad y una rigidez y fragilidad que impedían su restauración”, agregó.
“El edificio tenía un estado de conservación muy malo de la fachada, con muchos desprendimientos y las cubiertas tenían problemas de filtraciones; estuvo el agua ingresando durante muchos años y eso había dañado también los interiores, así que la primera tarea fue la impermeabilización de la cubierta renovación de todas las bajas pluviales y en segunda instancia la restauración de la fachada”, explicó.
El intenso proceso de la restauración del tapiz
“Los daños que presentaba el tapiz eran suciedad y deformaciones por el sistema de colgado”, contó Quiroga. También había presencia de relais (pequeñas aberturas que se forman en un tapiz cuando se encuentran dos zonas de color contiguo) y faltantes de trama, así como manchas blancas por acumulación de polvo.
Para trabajar en él realizaron una documentación inicial del estado de conservación del tapiz por anverso y reverso, con la posterior limpieza, costura, forrado, modificación y mejora del sistema de sujeción y finalmente el montaje. Finalmente, en julio pudo ser colgado nuevamente.
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“En cualquier restauración el principal objetivo es extender la vida de ese bien histórico que tiene una vida útil, tiene una edad y bueno, nosotros tratamos de prolongar esa edad siempre desde la intervención menos invasiva y vamos avanzando para corregir esas problemáticas que son los edificios o las en este caso las obras de arte”, añadió la funcionaria de Obras Públicas.
“Con respecto a las imágenes, tenían problemas de limpieza, había algunos hongos y todo eso se limpió, se realizó la desinfectación de la madera, pero ese es un trabajo de limpieza, no de restauración”. “Dentro de la restauración vas teniendo distintas categorías, puede ser una limpieza, mantenimiento o una restauración que eso implica hacer una intervención como estamos haciendo en el edificio”, agregó.
El proceso de restauración fue llevado adelante por la Dirección Nacional de Gestión de Obras (DNGO), a cargo de la secretaría de Obras Públicas del ministerio de Obras Públicas, de Gabriel Katopodis. Del proyecto participaron el secretario de Obras Públicas, Carlos Rodríguez, el subsecretario de ejecución de obra pública, Edgardo Depetri, el director nacional de gestión de obra, Jorge Ríos, la directora de proyectos específicos, Mariana Quiroga, la Coordinadora de conservación y patrimonio, Flavia Rinaldi, el encargado de inspección de obra, Ezequiel A. Sánchez, la asesora patrimonial, Laura Basterrechea con el trabajo de la empresa CREAURBAN S.A. y se invirtió un total de $1.039.364.186.
Eva, Perón y el incendio de la Iglesia en 1955
Esta Iglesia fue la más afectada por los incendios comandados por adherentes al peronismo el 16 de junio de 1955. El fuego destrozó gran parte de la Iglesia que tres años atrás había sido, paradójicamente, el lugar donde se llevó adelante el funeral de Eva Duarte de Perón.
Es que previo al ataque a la Iglesia, entre Juan Domingo Perón, Evita y la orden franciscana había una relación muy profunda. Ambos se habían casado en una iglesia franciscana de La Plata porque el Fray Pedro Errecart, cercano al entonces Presidente, los convenció.
Según contó a PERFIL Alejandro Cáceres, guía del Museo Franciscano "Mons. Fray José María Bottaro", la relación con los franciscanos comenzó cuando Eva Perón viajó a España e Italia y allí fue distinguida como hermana franciscana.
Desde ese entonces, Eva Perón se consideró franciscana y, también por ello, había un proyecto para que su cuerpo descansara en esa iglesia porteña, que luego sería prendida fuego por sus adeptos. El cuerpo de Eva iba a estar en un mausoleo que se iba a construir en el atrio de la iglesia, pero nunca llegó a suceder.
N.d.E: Agradecimiento especial a Hernán Iris por el material proporcionado para la investigación.