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Opus 2, 3 y 4

La NASA vuelve a ponerle música al cosmos

Gracias a los rayos X de Chandra y a las imágenes icónicas de los telescopios Hubble y Spitz, la NASA presentó otros tres videos que convierten los colores del cosmos en una sinfonía musical.

Sonificación lograda en Chandra X-ray Center
Cúmulo Bala, la Nebulosa del Cangrejo y la Supernova 1987A | NASA

Como parte del proyecto de sonificación de datos que encaró hace unos meses el Chandra X-ray Center (CXC), la NASA vuelve a dejarnos boquiabiertos. Una vez más, elaboraron una melodía celestial traduciendo imágenes icónicas del universo a una partitura musical. 


Esta vez, los compases nacieron a partir del archivo de imágenes de rayos X que proveyó Chandra, además de los diversos momentos captados por las misiones espaciales de los telescopios Hubble y Spitzer.
A partir de rayos X, ópticas sofisticadas y luces infrarrojas, un cursor se desplaza de izquierda a derecha por la sucesión de imágenes y los sonidos brotan del universo, representando la posición y el brillo de cada elemento. 

Esta nueva entrega musical es parte del programa Universe of Learning (UoL) de la NASA, que ya había sido lanzando en septiembre de este año.

La NASA logró plasmar lo que Pitágoras había vislumbrado en el siglo VI a. C desde su paraíso terrestre en la isla de Samos: convertir en sonidos audibles la música de las esferas.  

Si de aprendizaje a través de la música se trata, el primer nuevo video preparado por NASA musicaliza uno de los mayores misterios del cosmos, la materia oscura, el gran telón de fondo del universo. La primera prueba que obtuvo NASA de la existencia de esta materia oscura fue precisamente gracias al Cúmulo Bala. 
Esta nueva partitura gana dramatismo al mostrar cómo dos galaxias fusionadas arrancan gas caliente de la materia oscura. “Los datos que muestran la materia oscura están representados por las frecuencias más bajas, mientras que los rayos X se asignan a las frecuencias más altas. Las galaxias se revelan por los datos del Hubble, en frecuencias de rango medio”, explica el informe de NASA.

La segunda composición elabora una sinfonía a partir de otro gran misterio celestial, la Nebulosa del Cangrejo. Si el universo nos parece poblado de cosas extrañas, qué habrán pensado los chinos y árabes que divisaron esta supernova, a plena luz del día, en el año 1054, desparramando chorros de materia y antimateria gracias a una conjunción explosiva de campos magnéticos potentes y una rotación veloz. Hoy se sabe que esta supernova se encuentra a 6.300 años luz de nosotros, en la Constelación de Tauro, pero es visible gracias a sus seis años luz de diámetro.


Para traducir esta belleza cósmica, cada longitud de onda de luz se homologó con una familia diferente de instrumentos.

Los rayos X de Chandra (azul y blanco) son sonidos de percusión, los datos de luz óptica del Hubble (violeta) son de cuerda y los datos infrarrojos de Spitzer (rosa) se pueden escuchar como instrumentos de viento. “En cada caso, la luz recibida hacia la parte superior de la imagen se reproduce como notas de tono más alto y la luz más brillante se reproduce más fuerte”, explica Europa Press.
Y por último, la NASA ofrece una versión interactiva de la Supernova 1987A, que permite a los usuarios digitales tocar a su gusto este instrumento. Esta partitura se compuso a partir de las imágenes que  los observadores del 24 de febrero de 1987 divisaron en el hemisferio sur: una pequeña galaxia satélite de la Vía Láctea, en la Gran Nube de Magallanes.

Esta fue una de las explosiones de supernova más brillantes en siglos y pronto se conoció como Supernova 1987A (SN 87A)”, explica NASA.

La partitura musical se logró a partir de imágenes tomadas entre 1999 y 2013. Las de Chandra son azules y las del Hubble, rojas y anaranjadas. A diferencia de las anteriores, el recorrido de esta composición sonora sigue el sentido de las agujas del reloj. Se ve “un anillo denso de gas, que fue expulsado por la estrella antes de convertirse en supernova, comienza a brillar más intensamente a medida que la onda de choque de la supernova pasa".

"A medida que el enfoque se desplaza alrededor de la imagen, los datos se convierten en el sonido de un cuenco cantor de cristal, con una luz más brillante que se escucha como notas más altas y más fuerte"

"Los datos ópticos se convierten en un rango de notas más alto que los datos de rayos X, por lo que ambas longitudes de onda de luz se pueden escuchar simultáneamente”, explica Europa Press, replicando el informe de la NASA.