El 24 de abril de 1990 la NASA, en colaboración con la ESA, la Agencia Espacial Europea, puso en órbita una misión de poco glamour: lejos de llevar astronautas a caminar por un cráter lunar o de ágiles robots rodando por la superficie de Marte, apenas trasladó hasta una órbita baja al telescopio espacial Hubble, dedicado a tomar imágenes del universo lejano.
Ese instrumento técnico y con un nombre poco agraciado, (bautizado como HST, por sus siglas en inglés) viajó en la bodega del transbordador Disovery y se estacionó en una órbita localizada a 540 kilómetros de la superficie terrestre.
Se convirtió, sin embargo, en una de las misiones que más aportaron al conocimiento y a la difusión de datos del espacio, básicamente porque el telescopio -que hoy cumple 30 años de servicio- fue el responsable de tomar algunas de las imágenes más completa, detalladas, bellas y artísticas del universo que nos rodea.
De hecho, desde su lanzamiento, y funcionando durante 24 horas, los 365 días del año, el telescopio Hubble hizo 1.4 millones de observaciones, y dio pie e información para poder publicar más de 17 mil papers y artículos científicos. Algunas de esas imágenes pueden verse en la fotogalería que acompaña a esta nota.
Algo de esa producción puede atestiguarse en la galería de fotos que acompaña a esta nota y que resume, apenas, la decena de imágenes más populares entre astrónomos y aficionados tal como fueron seleccionadas por los responsables del sitio web dónde se publican todas sus capturas.
A lo largo de sus tres décadas de servicio, recibió cuatro “services” oficiales, realizados por astronautas que repararon fallas, reemplazaron equipos dañados y hasta le sumaron nuevos instrumentos de observación. Lo concreto es que este “fierro”, 30 años después de su lanzamiento, sigue siendo -en la opinión de los astrónomos- el mejor ejemplo de equipo de observaciones ópticas de la historia de la ciencia.
¿Porqué es único y sus imágenes suelen ser mejores que las obtenidas por telescopios terrestres mucho más grandes? La razón es que aunque tiene un “modesto” lente de 2,4 metros y hay telescopios en la Tierra que cuadriplican ese diámetro, el humilde Hubble logra “ver” el Universo con mayor precisión, profundidad y en bandas de longitud de onda únicas en comparación con cualquier otro observatorio de la Tierra. La razón es que el HST no tiene que lidiar con las nubes, ni con las capas y cambios de temperatura de la atmósfera que distorsionan las observaciones e imágenes hechas por instrumentos ubicados en la superficie de nuestro planeta.
Según el astrónomo Diego Bagú, director del Planetario de La Plata y secretario de extensión de la Fac. Cs. Astronómicas de la Universidad Nacional de La Plata “es tal su precisión que es capaz de apuntar sin error a un objeto del ancho de un cabello ubicado a más de 1,5 kilómetros. Y eso dando una vuelta alrededor de la Tierra cada 95 minutos. Mientras tanto sus radios transmiten a los científicos 140 gigabytes de nueva información cada semana.
Si no media ningún accidente estelar, el Hubble debería seguir operando al menos hasta el año 2025. Nos queda aún por delante un lustro de placer y de nuevos conocimientos astronómicos obtenidos a través de sus imágenes.
EG / DS