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histórico fallo

Masajes, fotos porno y alcohol: las pruebas que llevaron a prisión al ex obispo de Orán

Gustavo Zanchetta, ex asesor del papa Francisco en el Vaticano, fue sentenciado a la pena de cuatro años y seis meses de prisión por abuso sexual agravado. Quedó preso en una comisaría.

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En silencio. El obispo emérito de Orán y asesor del papa Francisco en el Vaticano llegó en libertad al juicio. Tres minutos después de la lectura del fallo quedó detenido. | fiscalespenalesalta.gob.ar

El obispo emérito de Orán Gustavo Oscar Zanchetta (57) se paró frente al tribunal que lo juzgó por dos casos de abuso sexual y escuchó en silencio el veredicto del tribunal. En coincidencia con el pedido que había realizado la fiscalía, los jueces María Laura Toledo Zamora, Raúl Fernando López, y Héctor Fabián Fayos lo condenaron a la pena de cuatro años y seis meses de prisión, y ordenaron su inmediata detención. 

La decisión fue dada a conocer por la Sala II del Tribunal de Juicio de Orán. Zanchetta, quien desde diciembre desde 2017 trabajaba como asesor del papa Francisco en el Vaticano y regresó a la Argentina para enfrentar este juicio, quedó detenido en la Comisaría 20°, donde permanecerá hasta que se libere un cupo en la cárcel de Orán. 

Los jueces, además, resolvieron que una vez quede firme la sentencia el ex obispo sea inscripto en el Banco de Datos Genéticos.

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En los alegatos, que se llevaron a cabo este jueves 3 de marzo, la fiscalía y los fiscales María Soledad Filtrín Cuezzo y Pablo Rivero entendieron que Zanchetta abusó sexualmente de dos estudiantes del Seminario Diocesano Beato Juan XXIII de San Ramón de la Nueva Orán.

Para Filtrín Cuezzo en el debate “se pudo establecer la veracidad, verosimilitud y credibilidad de las víctimas, que presentaron en sus denuncias y durante el juicio lógica interna, contextualización de los hechos, precisión de detalles y vivencias”.

En su alegato, la fiscal destacó las distintas situaciones de abuso sexual y conductas abusivas impartidas a las víctimas por parte del acusado mientras se encontraban estudiando en el Seminario y recordó “los informes y declaraciones de las psicólogas que señalaron que en los relatos de ambas víctimas no hay señales de factores externos y ninguno presenta desfasajes cognitivos”.

Filtrín Cuezzo entendió “las denuncias como creíbles y destacó que los jóvenes presentaban síntomas compatibles con abuso sexual”. A su vez, desestimó de pleno el intento de la defensa del acusado de atribuir estos síntomas a un hecho traumático sufrido en el pasado por una de las víctimas.

A su turno, el fiscal Pablo Rivero aseguró que las víctimas “vieron afectada su libertad de decisión sexual” por los actos desarrollados por Zanchetta y también resaltó los informes psicológicos y psiquiátricos realizados al ex obispo, que lo presentan como “una persona con rasgos psicopáticos y con una grave falla del control de los impulsos”. 

“Estamos ante un hecho histórico de la Justicia Penal de Orán porque las víctimas se animaron a hablar y dieron las razones que rompen el principio de inocencia del acusado”, aseguró Rivero y destacó como algo curioso que “en todas las causas en que se investiga un abuso en la Iglesia, las defensas siempre dicen que responden a un complot de otros sacerdotes”. 

Zanchetta renunció al Obispado de Orán en julio de 2017, pero cinco meses después fue nombrado como “asesor” dentro de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), una entidad que maneja unas 5 mil propiedades. Hasta 2021 su nombre figuraba en el organigrama de autoridades del Vaticano, pero este año lo eliminaron. 

La primera denuncia que recibió el religioso derivó en una investigación interna. Fue en septiembre de 2015, cuando Luis Amancio Díaz, secretario del Obispado y testigo clave en el juicio que comenzó el mes pasado, descubrió unas imágenes pornográficas en el teléfono celular de Zanchetta. 

El ex obispo le había pedido que descargara unas imágenes que había sacado en la ciudad de Salta por la firma de un convenio, y otras del arreglo del campanario de la Catedral de Orán. Eran para subirlas a la cuenta de Facebook de la Diócesis. Mientras seleccionaba las fotos, Díaz encontró una serie de imágenes de sexo explícito entre jóvenes –según describió– almacenadas en la carpeta de WhatsApp. Pero eso no fue todo: también halló varias selfies en las que Zanchetta aparecía “desnudo, mostrando sus genitales y en actitudes masturbatorias”.

Díaz declaró en la tercera audiencia del juicio y ratificó lo mismo que le manifestó a las autoridades eclesiásticas en su momento. 

Zanchetta tuvo que dar explicaciones en el Vaticano. El 3 de octubre de 2015 viajó de urgencia y explicó que se trataba de un montaje, un chantaje. 

Gustavo Zanchetta

En enero de 2019 un ex seminarista de Orán lo denunció por abuso y así se inició la causa penal. Zanchetta ya estaba en el Vaticano. Y desde la Santa Sede aclararon que “al momento de su nombramiento no se había presentado ninguna denuncia de abuso sexual”. 

Además de Díaz, en las primeras audiencias del juicio declararon más de veinte testigos. Entre ellos, un ex seminarista y chofer de Zanchetta que ingresó a la casa de formación en 2012 y permaneció hasta el 1º de noviembre de 2014. Dijo que el ex obispo pedía que le hicieran masajes en el hombro. 

“Se desprendía la camisa y si alguno se negaba les decía que se olviden que era el obispo”, contó. También reveló que los sábados se juntaban en la casa parroquial de la Iglesia de San Antonio, donde veían películas y tomaban bebidas alcohólicas como cerveza, champán y grapa.

Además, aportó que el religioso solía sorprender a los seminaristas con “abrazos desde atrás y besos en los cachetes”. “No era un comportamiento habitual en un obispo”, entendió.

 

Una carta explosiva

 

El ex seminarista Marcio Torina fue uno de los testigos que declaró en el juicio contra el obispo emérito de Orán. Antes del veredicto que se conoció ayer, hizo un descargo en su cuenta de Facebook en el que criticó con dureza la postura del actual obispo de Orán, Luis Antonio Scozzina.

“Me dan pena los curas que con su silencio apoyan la complicidad. Ellos sabrán por qué lo hacen. Pero sepan que hubo jóvenes que confiaron en ustedes. Luis Scozzina con su inacción hizo también lo propio. Declaró negando conocer situaciones de abuso y las tildó de incomodidades. Que fácil usar palabras más dulces en lugar de condenar, si sabrá la Iglesia de eso. Acaso el obispo no se acuerda cuando nos llevó a un abogado, Gianotti, justo actual defensor de Zanchetta, para que hable con nosotros y se cansó de desalentarnos de denunciar o testimoniar. Que vergüenza que algunos nos hayamos sentido más escuchados por Silvia Noviasky que por el obispo o formadores nuevos”, posteó el joven y recibió cientos de comentarios. 

Sobre el condenado aseguró sentir “una mezcla de bronca y lastima”. “Qué increíble que no reconozcas nada, pero bueno, qué más se le puede pedir a un psicópata manipulador. Así como actuó la Justicia Civil, espero lo suyo de la Canónica. Porque qué fácil seguir teniendo la protección eclesial, que el mismo Francisco te haya llevado a Roma y te invente un laburito. Tener techo y comida diaria. Tenés que saber que nos fuiste arruinando la vida. Rompiendo sueños y proyectos. Hoy en día muchos la peleamos día a día, experimentamos el amargo sabor de la soledad, la incomprensión y el prejuicio. Nada nos viene de arriba”, aseguró.