Actualización 20:29 | Una versión anterior de esta nota indicaba erróneamente que la Organización Mundial de la Salud había concluido que el coronavirus no quedaba flotando en el aire y que por eso no era necesario usar mascarillas, barbijos y tapabocas. A continuación, la versión correcta:
Aún cuatro meses después de que se iniciara la pandemia, que ya costó la vida de más de 320.000 personas, hay muchas dudas acerca del coronavirus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad Covid-19. ¿Durante cuánto tiempo dura la inmunidad, luego de contagiarse? ¿Por qué suele ser más leve en los niños? Y, además, de las preguntas que se hacen las y los científicos de todo el mundo, hay también algunas fantasías que siguen rondando la cabeza de la gente. ¿Está el coronavirus “flotando” por el aire? La respuesta es no, y la dieron los especialistas muy pronto. Pero ahora algunos estudios permiten saber un poco más al respecto.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (los célebres CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nuevo coronavirus se transmite principalmente a través de las gotas que dispersa una persona infectada con el coronavirus cuando tose, estornuda o incluso habla a pocos metros de distancia de otra. El problema central es que hay informes anecdóticos que insinúan que podría ser transmisible a través de partículas suspendidas en el aire.
Para abordar la posibilidad de propagación en el aire del nuevo coronavirus, primero es necesario comprender lo que los científicos quieren decir con "en el aire". El término se refiere a la transmisión de un patógeno a través de aerosoles, pequeñas gotas respiratorias que pueden permanecer suspendidas en el aire (conocidas como núcleos de gotas), en oposición a las gotas más grandes que caen al suelo a pocos centímetros, uno metro y medio como mucho.
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El tema es que la distinción entre gotas y aerosoles no es clara. La separación entre lo que se conoce como 'propagación aérea' y 'propagación de gotas' es en realidad un espectro amplio.
La propagación aérea es una hipótesis utilizada en el caso de otros coronavirus mortales, incluidos los que causan el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS). Un puñado de estudios sugiere que el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, puede existir como un aerosol en entornos de atención médica. Pero aún queda mucho por saber si el virus en aerosol es infeccioso y a qué cantidad de virus debería exponerse una persona para enfermarse, lo que se conoce como la dosis infecciosa mínima. Incluso si ocurre la transmisión de aerosol, no está claro qué tan común es, en comparación con otras rutas de transmisión, como gotas o superficies. Descubrir esta información es vital, especialmente por el hecho de que hay personas que pueden contagiar el virus aún cuando son asintomáticas.
Algunas de las pruebas más contundentes de que la transmisión aérea del nuevo coronavirus puede ser posible proviene de un estudio publicado a fines de abril en la revista científica Nature. En él, los investigadores midieron el material genético del virus, o ARN, en aerosoles muestreados en febrero y marzo en dos hospitales en Wuhan, China, la ciudad donde se cree que comenzó el brote. Los investigadores encontraron niveles muy bajos de ARN viral en el aire en las salas de aislamiento de los hospitales y en habitaciones ventiladas para pacientes. Pero hubo niveles más altos en algunas de las áreas de baño de los pacientes.
También hallaron altos niveles de ARN viral en lugares donde los trabajadores médicos se quitan el equipo de protección, así como en espacios propensos al hacinamiento cerca de los hospitales. "Nuestro estudio y varias otras investigaciones demostraron la existencia de aerosoles de SARS-CoV-2 y dan a entender que la transmisión de aerosol de SARS-CoV-2 podría ser una ruta no insignificante de los portadores infectados a alguien cercano", dice el coautor del estudio Ke Lan, profesor y director del Laboratorio Estatal de Virología de la Universidad de Wuhan.
Un estudio previo (preprint, es decir, aún no publicado) dirigido por Joshua Santarpia, del Centro Médico de la Universidad de Nebraska (en los Estados Unidos) muestra evidencias de contaminación viral en muestras de aire y superficies de habitaciones donde los pacientes con Covid-19 se mantenían en aislamiento.
Tanto el estudio de Nature como el artículo de Santarpia midieron el ARN viral, no el virus real, por lo que no está claro que el material encontrado en los aerosoles fuera funcionalmente infeccioso.
Otro artículo, publicado recientemente en la publicación médica británica New England Journal of Medicine, mostró que el virus infeccioso del SARS-CoV-2 puede permanecer en los aerosoles durante al menos tres horas, y durante varios días en varias superficies, en un laboratorio. Pero la cantidad de virus viable disminuyó significativamente durante ese tiempo. Los científicos no conocen la dosis infecciosa de SARS-CoV-2. (Para la influenza, por ejemplo, los estudios han demostrado que solo tres partículas de virus son suficientes para enfermar a alguien).
En general, la mayor parte de la evidencia de que el SARS-CoV-2 puede transmitirse a través del aire proviene de entornos clínicos, que tienden a tener muchas personas enfermas e incluyen la realización de procedimientos invasivos, como intubaciones, que pueden causarle tos a los pacientes, y así generar aerosoles. No está claro cuán representativos de los entornos cotidianos son estas áreas. La realidad es que, hasta ahora, no hay mucha evidencia convincente de que la propagación de aerosoles sea una parte importante de la transmisión de la Covid-19.
Incluso si los aerosoles no viajan más lejos que la mayoría de las gotitas, ese metro, metro y medio que establece la actual regla del distanciamiento físico y social, puede variar: si hay un ventilador o aire acondicionado, los aerosoles infecciosos podrían enfermar a alguien más alejado, si está que está a favor de la dirección en que va el viento.
Es probable que la ventilación también juegue un papel importante en la facilidad con que el virus puede transmitirse por el aire. Los espacios interiores probablemente presentan un mayor riesgo que los exteriores, especialmente si están mal ventilados. Las zonas abarrotadas, como bares, restaurantes y trenes subterráneos, pueden ser riesgosas, especialmente si las personas son asintomáticas y pasan largos períodos de tiempo en dichas áreas. Las precauciones a tomar: mejor ventilación, limpieza regular del lugar y de las superficies, y uso de barbijos o máscaras.
La probabilidad de transmisión en el aire, especialmente en comparación con otras rutas, como gotas o superficies, sigue sin estar clara. La mayoría de los investigadores todavía piensan que el nuevo coronavirus se transmite principalmente a través de gotas y tocando personas o superficies infectadas. Por lo tanto, el lavado frecuente de manos y el distanciamiento social siguen siendo las medidas más importantes que las personas pueden tomar para evitar infecciones.