El futuro es hoy, 1º de octubre del año 2021; un futuro con el que Walt Disney tal vez no soñó. O sí, en gran parte, porque a lo largo de su historia no faltó la escasez y le sobraron en cambio los problemas. Sin embargo, siempre puso su horizonte más lejos de la línea que los otros veían. Y por eso nunca dejó de sorprender.
Walter Elías Disney nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago. Creció en una granja cerca de Missouri, pero cuando su padre contrajo fiebre tifoidea, la familia vendió su escaso patrimonio y se mudó a Kansas City, donde trabajó como repartidor de diarios, con su padre. Desde chiquito le gustó dibujar; a los 7 años hacía bocetos y se los vendía a los vecinos.
A los 15 años subía a los trenes de Santa Fe, para vender periódicos y a los 16 años abandonó la escuela: le iba mal, ya que por el reparto de periódicos de madrugada, se quedaba dormido en clase.
Walt Disney siguió dibujando pero durante la Primera Guerra Mundial, se enroló en la Cruz Roja Internacional, mientras su hermano Roy se alistó en la Marina de Estados Unidos. Sin embargo, nunca estuvo en combate: sólo conducía ambulancias y durante las largas esperas, dibujaba sobre las lonas del vehículo y comenzó a fumar, un hábito que le trajo muchos problemas.
Al regresar a Estados Unidos, se reunió con Roy, en Kansas y consiguió un trabajo de historietista en el Kansas City Star. Su jefe, sin embargo, lo despidió “por falta de imaginación, y porque no tenía buenas ideas”.
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Animaciones Disney
En un trabajo como diseñador de avisos para empresas, Walt Disney conoció a su amigo Ubbe Iweerks y cuando los despidieron a ambos crearon una empresa propia (Iweerks & Disney Comercial artists) que se fundió por falta de clientes. Ambos ingresaron a Kansas City Film Arts y allí Walter aprendió la técnica de animación. Al salir, en vez de volver a casa, pasaba horas en la biblioteca pública de la ciudad estudiando a solas mecánica, anatomía y nuevas técnicas de animación.
Dos años más tarde, montó su propia empresa, Laugh-o-gram Films, para hacer dibujos animados a partir de cuentos infantiles famosos, como Cenicienta. Apenas un año más tarde, en 1923, hizo un novedoso corto sobre Alicia en el país de las maravillas, su primer caballito de batalla en el que mezcló animación con imágenes reales.
Alicia… fue muy elogiada en Kansas, pero no le dejó un solo dólar. Vendió su única cámara y compró un ticket de ida a California. Y así partió rumbo a la meca del cine, con 40 dólares en el bolsillo y una copia de su versión animada de Alicia en el país de las maravillas. Quería dirigir y golpeó la puerta de todos los estudios; nadie lo recibió.
En vez de regresar a Kansas, montó un pequeño estudio de animación en el garaje de la casa de un tío, que vivía en cerca de Los Angeles, y siguió haciendo lo que mejor sabía hacer: dibujos animados. Como era lo más logrado de todo lo que tenía, envió una copia de Alicia en el país de las maravillas a muchas ciudades, y la única que le respondió fue una secretaria de un estudio de Nueva York, Margaret Winkler, que por entonces empezaba a distribuir por su cuenta animaciones mudas, como la del Gato Félix.
Entusiasmado, Walt le propuso a Roy asociarse, pero que él consiguiera “la platita” (siempre había sido mejor para eso). Y así nació Disney Brother Studio, la semilla de la que sería la mayor compañía de entretenimientos a nivel global. Margaret le encargaba alguna que otra cosa y Walt llamó a su amigo dibujante, Ubbe Iweerks y también lo asoció.
Un conejo y un ratón
Cuatro años más tarde, en 1926, Winkler se casó con el distribuidor Charles Mintz, que consiguó un nuevo cliente para ellos, Universal Pictures. Así nació Oswald, el conejo afortunado (diseñado por Ubbe Iweerks, en honor a la verdad) que, si miramos bien, ya se veía como un Mickey, pero de orejas largas.
El éxito de los cortos animados de Oswald fue inmediato, pero Charles Mintz apareció con un martes trece: Walt Disney ganaría menos por cada corto animado de Oswald –sus derechos habían quedado en manos de Universal- y, si no aceptaba, se llevarían a sus empleados a una nueva empresa.
No lo aceptó, claro, y se fueron todos menos Ubbe Iweerks. Solos, en 1928, dieron vida a Mickey Mouse, el personaje más famoso de la historia de la animación. Plane Crazy (“Avioneta loca") fue el primer corto animado con el ratón Mickey. En él ya asomaba Minnie con pestañas postizas, para regalarle con caidita de ojos una herradura que le diera suerte en su vuelo inaugural. Toda una premonición, porque el corto, si bien no tuvo gran repercusión, les dio pie para ir en busca de algo novedoso e inédito: el cine animado sonoro. What? Sí, nadie lo había hecho realmente bien hasta entonces…
Así nació Steamboat Willie, estrenado el 18 de noviembre de 1928, con una pista de audio sincronizada, grabada con acompañamiento orquestal e incluso con efectos sonoros. El éxito fue inmediato y dos años más tarde, Mickey Mouse ya tenía historietas en un periódico y un merchandising muy popular: máscaras al estilo de Dalí en La Casa de papel, y relojes pulsera con la cara del ratón.
Walt Disney a todo color
En 1932 sorprendió otra vez con Arboles y flores, una “nunca vista antes” película animada completamente en colores. Ese año ganó el primero de los 26 Oscars con los que se alzó en su carrera (en total, tuvo 59 nominaciones); el segundo fue “honorífico” y retroactivo, por la creación de Mickey Mouse.
En 1934 llegó el Pato Donald, full colour. En 1937, aunque ya le iba bien, quería ganar más y anunció a sus colaboradores que harían el primer largometraje de la historia de la animación infantil de habla inglesa, con Blancanieves y los siete enanitos.
Todos pensaron que estaba loco y que llevaría a la quiebra a su empresa. Ni su esposa ni su hermano Roy lograron disuadirlo y él se encerró durante dos años a hacer pruebas con actores reales y sobre todo con una nueva cámara multiplano que enriquecía las imágenes con un efecto de profundidad.
Blancanieves… llegó a los cines en 1938 y Walt Disney demostró una vez más que siempre vio más allá que el resto: recaudó 98 millones de dólares y destinó todo ese dinero a construir un nuevo estudio en Burbank.
Pinocho, Fantasía, Dumbo y Bambi nacieron poco después. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Walt Disney produjo largometrajes educativos sobre el conflicto bélico, en sociedad con el propio gobierno de Estados Unidos. Al concluir la guerra, los dibujos animados se quedaron sin mercado y Walt Disney tuvo que esperar hasta 1950, para regresar con Cenicienta.
Luego vinieron Alicia en el país de las maravillas y Peter Pan, pero también otras películas infantiles ya no en dibujos sino con actores de carne y hueso: La isla del tesoro, Robin Hood, seguidas una década más tarde por Mary Poppins. Otra audacia.
Walt Disney Productions ya era la mayor productora cinematográfica de su país, y Walt Disney se reservaba la creación de todos los personajes.
Parque Disneyland
Desde la década del 40 le daba vueltas por la cabeza construir un parque en Anaheim, cerca de su estudio en Burbank, para que los empleados y sus familias pudieran divertirse en su tiempo libre.
Pero ya sabemos cómo era Walt Disney: cuando el parque fue real, el 17 de julio de 1955, la obra superó sus “modestos” sueños iniciales y dejó a todos boquiabiertos. Cuando nació, Disneyland era un parque gigantesco con hotel, reconstrucciones históricas y juegos muy novedosos, que pronto se convertiría en un atractivo turístico de la costa Oeste de Estados Unidos: en la primera semana de apertura, recibió 160 mil visitantes.
Walt Disney en Florida
Casi inmediatamente soñó con crear un nuevo parque temático, pero en la costa Este de Estados Unidos.
Así nació el sueño más ambicioso de Walt Disney, con una ciudad futurista que pudiera albergar 22.000 personas con centros comerciales, escuelas, edificios comunitarios, medios de transporte aéreos unificados sobre monorrieles, mientras que el tráfico terrestre fuera subterráneo y hubiera figuras animatrónicas, que ya se habían usado en Disneyland.
Lo anunció en 1965, se filmó diciéndolo una vez más, en 1966; comenzó la obra en 1967 y se inauguró el 1 de octubre de 1971, hace exactamente 50 años. Durante 18 meses, el parque temático sorprenderá todas las semanas con juegos, tecnología de alta gama y sorpresas "mágicas" a granel, para celebrar su medio siglo de sueños hechos realidad.
Walt Disney no llegó a verlo. Falleció de cáncer de pulmón el 15 de diciembre de 1966. Tampoco llegó a tiempo para el estreno de El libro de la Selva, aunque había logrado ponerle el título del final, The End.
“Acá en Florida, tenemos algo especial que nunca disfrutamos en Disneyland, la bendición del espacio. Hay suficiente tierra aquí para albergar todas las ideas y planes que podamos imaginar”, dijo mirando a cámara, dieciocho días antes de morir.
Walt Disney World tenía entonces un único parque, Magic Kindom, pero luego se sumaron Epcot (1982), Disney´s Hollywood Studios (1989) y Disney`s Animal Kingdom (1998).
Un parque grande como San Francisco
Cuando contabilizó cuatro parques, WDW Resort se convirtió en el mayor parque de animaciones del mundo y hoy tiene una superficie equivalente a la ciudad de San Francisco (121,4 km2), si se tienen en cuenta los seis circuitos de golf, un complejo deportivo (Speedway, ESPN), dos centros comerciales (Springs y Boardwalk), 24 hoteles de marca propia y los parques acuáticos (Typhoon Lagoon y Blizzard Beach). O más, si se suma Celebration, una ciudad que reproduce a pequeña escala otras ciudades estadounidenses, que fue construida fuera de los parques como barrio residencial para los empleados jerárquicos, y es de libre circulación, aunque la administra Walt Disney World Resort.
A todo el complejo de Walt Disney World Resort se accede por seis ingresos y egresos en la carretara interestatal 4. Para plasmarlo, el gobernador de Florida de la época, Claude R. Kirk Jr., tuvo que autorizar la “fundación” de dos nuevas ciudades, Bay Lake y Reedy Creek, con sus derechos (bonos libres de impuestos) y obligaciones urbanas (gestión de residuos, transporte, red vial, canales de drenaje, etc).
En la inauguración oficial del parque, en octubre de 1971, Roy O. Disney dedicó la propiedad a su hermano y anunció que se llamaría "Walt Disney World" en su honor. "Todo el mundo ha oído hablar de los coches Ford, pero ¿Han oído hablar de Henry Ford, quien lo empezó todo? Walt Disney World va por la memoria del hombre que lo empezó todo, para que la gente sepa su nombre, siempre y cuando Walt Disney World esté aquí".
Y para que nadie olvide al hombre detrás de la historia, casi como la voz de la conciencia, muchas frases pronunciadas por Walt Disney susurran colgadas de algún cartelito en los rincones más recónditos e insospechados del predio:
“Toda la adversidad que he tenido en la vida, todos mis problemas y mis obstáculos, me han fortalecido”
“La manera de ponerse en marcha es dejar de hablar y comenzar a hacer”
“Supongo que mi fórmula podría ser: sueña, diversifica y nunca te pierdas un ángulo”
“La gente a menudo me pregunta si conozco el secreto de mi éxito y su pudiera decir a los otros cómo lograr que los sueños se vuelvan realidad. La respuesta es ‘lo haces trabajando’”.
“Pueden soñar, crear, diseñar y construir el más maravilloso lugar en el mundo… pero se requiere gente para volver realidad un sueño”.
