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Renegociación de la deuda: el Gobierno recibió tres contraofertas de los acreedores

Guzmán revisa las propuestas de Blackrock, ACC y los bonistas reestructurados. Evitó definiciones sobre qué pasará si no hay acuerdo el 22 de mayo. Diálogo "positivo".

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Alberto Fernandez y Martín Guzman Juntos | Cedoc

A una semana de la fecha clave para la deuda, el ministerio de Economía recibió tres contrapropuestas de los bonistas. Una de las presentaciones estuvo a cargo del grupo del Comité de Acreedores de Argentina (ACC) según sus siglas en inglés, que tiene como referente a Hans Humes, de Greylock Capital. La realizaron en conjunto con el grupo de los Exchange Bondholders, es decir, los bonistas que entraron a los canjes de 2005 y 2010, según indicaron a PERFIL fuentes de la negociación. Otra de las ofertas corrió por cuenta del fondo de inversión Blackrock, que encabeza Larry Fink. Hasta el momento no se rechazó ninguna propuesta, según indicó el Palacio de Hacienda.

“El Ministro de Economía junto a su equipo y los asesores financieros de la República están analizando las características de estas propuestas y sus implicancias para el objetivo de restaurar la sostenibilidad de la deuda pública”, indicó un comunicado.

Unas horas antes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, indicó que seguiría negociando, aunque no precisó que pasará si no hay acuerdo el 22 de mayo, límite para el default. El funcionario disertó vía web ante el Council of Foreign Relations en lo que se planteó como una muestra de “la voluntad de diálogo” del país.

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El ministro Martín Guzmán, en la videoconferencia con el ex secretario del Tesoro Robert Rubin.
El ministro Martín Guzmán, en la videoconferencia con el ex secretario del Tesoro Robert Rubin.

“Algunos de nuestros acreedores aceptaron la oferta y otros no. En los últimos días hubo diálogo positivo”, aseguró Guzmán en una charla donde escuchaban, entre otros, representantes del fondo Blackrock, uno de los principales tenedores de la deuda en canje y la ex segunda del FMI y una vieja conocida para Argentina, Anne Krueger.

“Esto va a afectar a millones de personas y va a tener repercusión en los emergentes”, indicó Guzmán aunque fue elusivo en las repetidas oportunidades en las que se le consultó qué pasará el 22 de mayo si no hay acuerdo.

Ese viernes 22 de mayo vence el plazo de gracia por un pago de US$ 503 millones. Si no se cancela, la Argentina entrará en default por novena vez en su historia. Para seguir negociando, debería pagarlo. “Un acuerdo de éxito es un acuerdo sustentable, que podamos cumplir. Vamos a seguir trabajando hasta tener un resultado”, remarcó.

“Somos flexibles sobre las combinaciones de parámetros. Va a ser una gran ayuda para este proceso si tenemos ideas alternativas”, agregó el ministro sobre el toma y daca con los bonistas.

La charla estuvo moderada por el ex secretario del Tesoro Robert Rubin, un rival histórico del Nóbel Joseph Stiglitz, mentor de Guzmán, quien abogó por elementos como un cupón atado al PBI para endulzar la propuesta. El ministro indicó que se puso sobre la mesa pero que no tentó a los acreedores.

Los analistas señalan que además de que no hay garantía de crecimiento -lo que no lo hace atractivo- tampoco hay confianza por la historia de manipulación de las estadísticas. “No queremos hacer lo mismo que la Argentina hizo en el pasado”, deslizó Guzmán.

Fondo. Uno de los cuestionamientos de los bonistas es la relación con el Fondo Monetario Internacional y por qué no se intentó un acuerdo con el organismo antes, según marca el orden habitual en las negociaciones de deuda. Guzmán explicó que esa decisión respondió a la magnitud de los vencimientos: este año hay pagos fuertes a los acreedores privados pero no al FMI. Esos vencimiento se concentran entre 2021 y 2023, por lo que el gobierno de Alberto Fernández optó por negociar primero con los bonistas.

Sobre el futuro del acuerdo de Stand By que Argentina tiene con el Fondo y los US$ 44 mil millones a repagar, el ministro de Economía consignó que “si los riesgos se materializan, son para todos”, en relación a la pérdida de capacidad de pago de la Argentina. Si no hay acuerdo con los bonistas, tampoco podrá pagarle al FMI.

“Trabajamos con el Fondo, tenemos un dialogo constructivo. Estamos revisando el programa, que tenía presunciones erróneas”, dijo sobre el ajuste fiscal “que iba a generar confianza”  y la reducción monetaria, que “no fue efectiva para reducir la inflación”. Las reformas atadas a ese programa incluyen la ley pendiente para desarrollar el sector energético y una estructura impositiva que represente el desarrollo.