ECONOMIA
Aversión al default

Cuáles son los posibles escenarios para la deuda argentina si no hay acuerdo

En el mercado consideran que hay margen para mejorar la oferta. Default duro, light o prórroga, las alternativas y sus costos.

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Alberto Fernandez y Martín Guzman Juntos | Cedoc

A nueve días de que venza la oferta de canje de deuda del Gobierno a los acreedores de títulos en dólares, los analistas sopesan las opciones. En el mercado coinciden en que hay margen de mejorar la oferta de forma que todavía cumpla con la “sustentabilidad” que reclama el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Hay conversaciones pero todavía no hay contrapropuesta”, aseguraron fuentes de uno de los grupos de bonistas.

Si las negociaciones no prosperan, la fecha de cierre de la oferta es el 22 de mayo. Pero puede extenderse. Antes, sin embargo, para evitar el default, la Argentina debería pagar los US$ 503 millones que tienen su “segundo vencimiento” ese día. El monto corresponde a los intereses del bono Global que tenía que hacerse el 22 de abril. Si no lo paga, será la novena vez que el país entre en cesación de pagos.

El Gobierno pagó los intereses al Fondo Monetario Internacional (FMI) la semana pasada, con lo que se especula que podría haber asistencia del organismo en caso de que sea necesario algún refuerzo para poder seguir adelante con la negociación. Guzmán había advertido que no se volverán a usar reservas del Banco Central para pagar deuda.

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“Argentina tiene espacio para mejorar la oferta sin poner en riesgo la sostenibilidad”, sostienen los analistas del Grupo SBS. “Por un lado, el recupero medio para un "exit yield" de 12% podría subir desde US$ 34,2 por cada 100 dólares a US$ 42,6 si: se eleva el cupón promedio a 3,5%, se reconocen los intereses corridos, se reduce el período de gracia en 1 año y se capitalizan intereses en los 2 primeros años. Por otra parte, proponer reformas fiscales y estructurales permitiría reducir el exit yield”, remarcaron.

Si todo falla, se abren tres opciones según un informe de las consultoras D’Alessio IROL y Berensztein: un default duro -o ‘hard default’-, su versión blanda -soft default- o la alternativa de un standstill -suspender las negociaciones por un tiempo determinado-.

  • Hard default: si la oferta de canje propuesta por el ministro Guzmán es rechazada la gran mayoría de los acreedores, no hay acuerdo posible. “En el mediano y largo plazo, Argentina no tendrá acceso a ningún tipo de financiamiento. Es esperable que aumenten las medidas de intervención sobre la economía, esto implicaría un mayor control de cambios”, indicaron. 
     
  • Soft default: se logra un acuerdo parcial con un grupo considerable de acreedores que aceptan entrar al canje ofrecido por el gobierno argentino. “La situación dependerá de la amplitud y las características de dicho acuerdo parcial”, sostienen, con intervención en la economía. 
     
  • Standstill: Consideran que “es imposible” por la falta de tiempo. “Implicaría un pacto de no agresión para evitar el default, al menos, en el corto plazo. Las negociaciones continuarían con algún tipo de compromiso consensuado entre las partes (podría implicar el pago de intereses pero no de capital o algún otro tipo de compromiso)”. La incertidumbre continuaría hasta alcanzar un acuerdo definitivo.

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En una reciente entrevista con C5N, el presidente Alberto Fernández recordó que cuando era candidato lo visitaron todos los fondos y ofrecieron 4 años de gracia. “Queremos resolver el tema y que no vuelva a ser un problema”, indicó sobre esta opción.

D’Alessio IROL y Berensztein marcan que cuanto más “dura” se torne la eventual situación de default, más se complejizará el entorno de negocios en la Argentina. “El default no sólo impedirá que el Estado argentino regrese al mercado de capitales en el mediano plazo, sino que además restringiría el acceso a este de las empresas argentinas”, además de aumentar la demanda de dólares.

La segunda parte de la frase llevó a algunas entidades empresarias a reclamar un acuerdo, como en el caso de AEA, algo que desde el Gobierno fue leído como una presión. Para moderar el efecto del default, según las consultoras, el gobierno podría aumentar aún más la intervención sobre el mercado de cambios y la limitación de divisas podría afectar a las importaciones.

Aversión al default. El Índice de Voluntad de Pago (IVP) que elaboran las consultoras cayó un 0,7% en abril. Marcó 52,71 puntos. El mayor retroceso respecto de marzo fue Aversión al Default, que desciende 5,7% continuando con la tendencia a la baja evidenciada desde febrero. Crece la visión que apoya la decisión del Estado de realizar un ajuste fiscal para soportar el pago de la deuda, aunque la mayoría está en contra. El ítem Tolerancia al ajuste pasó de 26,22% en marzo al 31,84% en abril.

PV / DS