Las recientes restricciones para el ingreso de no residentes a la provincia de Santa Fe son la nueva y última traba para el sector del transporte de cargas en un mapa de rutas conflictivas que duplicaron la duración y costos de los trayectos y que temen que puedan desembocar, eventualmente, en posibles desabastecimientos, acorde a fuentes empresariales del rubro. A eso se suma el reciente pronóstico en un informe de la Organización Internacional de Transporte por Carretera (IRU) que ubica a la Argentina entre los países donde el transporte se vio más complicado por la pandemia con la posibilidad de que hasta un tercio de las firmas desaparezcan.
La imposición de testeos PCR a todo aquel que ingrese a Santa Fe significa, para los empresarios del transporte, no solo una dificultad más para cumplir con los trayectos pero una demora crucial dada la relevancia de esta provincia litoraleña por su puerto, así como por su ubicación estratégica en los circuitos hacia el norte del país. Los empresarios afirman que entienden las medidas precautorias que se adoptan aunque descreen de la efectividad de estos exámenes en el caso de los conductores si no se acompañan con complementos como el cuidado de los choferes a lo largo de los recorridos. Desde la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), por caso, mencionan que un número Whatsapp que abrieron para recibir reclamos en el marco de la pandemia ya superó los 20 mil mensajes, muchos de ellos de choferes.
Desde Fadeeac afirman que que un número Whatsapp que abrieron para recibir reclamos en el marco de la pandemia ya superó los 20 mil mensajes, muchos de ellos de choferes.
No obstante, la reciente decisión de Santa Fe de endurecer el tránsito por su territorio solo se sumó a otras medidas similares, de diversa graduación, en provincias como Salta, Misiones, Catamarca, Chaco, Jujuy, Formosa, San Juan, San Luis, Río Negro y, muy posiblemente Córdoba en próximos días. Tanto el sindicato como los empresarios han advertido respecto a las dificultades que se genera por la falta de coordinación entre las autoridades de Vialidad de las provincias, las colas de hasta 24 horas que se forman en algunos controles y el tiempo cada vez mayor para cubrir las rutas, lo que redunda en costos superiores. Según relataron a Perfil, un trayecto de dos días desde Buenos a Salta en tiempos normales, hoy toma hasta cuatro. Temen que de continuar en ascenso, deriven en desabastecimientos de productos o insumos claves en las cadenas productivas.
Desde el sector, afirman que mantienen un diálogo fluido con el Gobierno si bien aún no han obtenido respuestas a ningunas de las ideas que acercaron pensando en la reactivación de la pos pandemia. Créditos blandos, moratorias, reducciones impositivas, flexibilización en los plazos de vencimiento y alternativas de financiamiento para los insumos dolarizados que utilizan los camiones de carga son algunas de las propuestas. También le han manifestado al ministro Mario Meoni los traumas que generan las restricciones cambiarias ya que se necesita acceder a monedas regionales y las limitaciones solo provocan que se recurra al mercado paralelo a un costo muy superior y con la presión consecuente sobre la moneda. Otra fuerte preocupación se concentra en los precios del combustible —hoy limitados— a partir de octubre.
Acorde a un informe presentado esta semana por la IRU, se proyecta que hasta un tercio del sector podría desaparecer hacia el final de la pandemia. En el reporte, se señala a la Argentina entre los países que registraron una mayor caída de la actividad de cargas, ubicándose en tercer lugar detrás de China e Irán, con un -30 por ciento. En todo el mundo, calculan pérdidas por 550 mil millones de euros. Los empresarios aseguran que en el peor momento de estos meses, el párate del sector fue de más del doble, casi un 70 por ciento.
Por regiones geográficas, Medio Oriente y el Norte de África se ubican en la primera posición con un descenso estimado en la actividad del 22%, o el equivalente a 20 mil millones de euros. Le siguen Asia y el Pacífico, con una merma del 21% (338 mil millones de euros) y América del Sur con una baja del 20% de la actividad, unos 29 mil millones de euros. En vista de que el colapso mundial se calcula en torno al 18 por ciento, la Argentina muestra un descenso por encima del promedio regional y mundial.
Por regiones, Medio Oriente y el Norte de África muestran un descenso en la actividad del 22%; le siguen Asia y el Pacífico, con una merma del 21% y América del Sur, con el 20%
Entre los rubros, un relevamiento a cargo de Fadeeac de mayo determinó que 11 de los 15 rubros que trabajan con cargas registraron caídas por encima del 70 por ciento en el país. Los más complicados fueron los del petróleo, la industria automotriz y las pinturas, tintes y afine con una baja del 100 por ciento. Seguidos por trasporte siderúrgico(-97%), electrodomésticos y electrónica(- 95%), materiales de construcción (- 90%), insumos para la construcción (-90%), insumos de industria petrolera (-80%), cargas Generales con depósito (-80%), traslado de combustible(-73%) y combustible (-73%). Los rubros de mercancías peligrosas y químicos (-55%) y alimentos (-40%) les siguieron en orden y el de animales vivos (-20%) fue el menos afectado en su caída. Por su parte, el único rubro que consiguió permanecer estable fue el de la producción agropecuaria.