La bajante del río Paraná “es la peor desde 1944, con la probabilidad de superar aquella emergencia histórica” afirman desde el Instituto Nacional del Agua (INA) y pronostican un escenario que indica que el río en Santa Fe alcanzaría sus niveles más bajos de la historia a fines de septiembre, por debajo de los -1,04 metros registrados en 1944.
“La Cuenca del Paraná es un sistema complejo –represas, humedales, planicies aluviales, lagunas, delta– y de mucha extensión territorial. La normalización de su régimen hidrológico llevará tiempo y dependerá de la regularización de las lluvias”, explicó Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA.
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El INTA elaboró un proyecto emergente para determinar los impactos sobre los sistemas de producción y los efectos ambientales acumulativos de esta prolongada bajante en los territorios, trabajando con los referentes y los especialistas de esta amplia región. Integran esta iniciativa el Centro de Investigación de Recursos Naturales y los Centros Regionales de la Cuenca (Buenos Aires Norte, Santa Fe, Chaco-Formosa, Corrientes, Entre Ríos y Misiones).
Identificación de impactos
“Los tres ejes de trabajo se orientan a identificar y determinar los impactos, determinar la temporalidad, el momento en que más se agudice acorde a cada ciclo productivo y establecer las recomendaciones técnicas del INTA”, explicó Mercuri.
“En los próximos días muchos de los puertos a lo largo del trayecto del río mostrarán alturas de valores cero o varios centímetros por debajo del cero”, expresó el Director. A lo que agregó: “a los graves problemas de logística a lo largo del todo el río y tránsito de pobladores por el mismo, así como el problema del acceso al agua en cantidad y calidad por las poblaciones aledañas se suma todo lo productivo propio de los territorios a lo largo de la cuenca”.
Agricultura y ganadería en peligro
Entre algunos de los principales impactos productivos se puede mencionar la ganadería de islas, bajos y de áreas de ribera afectadas por la baja disponibilidad y calidad del forraje, así como por la falta de agua para bebida, los problemas en la captación de agua por las arroceras, dado que también los ríos tributarios del norte de Entre Ríos, Corrientes y los bajos del norte de Santa Fe están sin suficiente agua, la bajante de napas freáticas en áreas litorales o mayor concentración salina en las mismas.
También la bajante afecta a la apicultura dado el impacto en la floración de especies nativas o por la aparición de especies invasoras, la pesca comercial y la artesanal, y demoras para el traslado de madera en zonas del Delta y al menos otros 10 impactos hoy claramente observados en los sistemas de producción de cada una de las regiones que atraviesa el río.
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En Santa Fe, “los principales problemas son ambientales y productivos y tienen similitud con la mayoría de las zonas del país afectadas por la sequía”, explicó Alejandro Longo, director del Centro Regional del INTA de esa provincia.
En lo puntual, destacó que a nivel productivo se reportaron problemas con el cupo de cargas portuarias ya que la producción de cultivos (soja, maíz, sorgo) y de carne de la provincia sale del puerto de Rosario.
“Actualmente, los barcos no cargan su capacidad total. Más allá de las pérdidas de divisas ocasionadas, a nivel provincial afecta la actividad de productores y transportistas”, subrayó Longo.
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Asimismo, la escasez de agua genera inconvenientes en la ganadería de isla. “La menor disponibilidad provoca inconvenientes para que los animales accedan a los cursos de agua para beber”, dijo el director del INTA Santa Fe.
Perjuicios para el medio ambiente
Pero lo problemas no son solo productivos. Desde el INTA Santa Fe describieron también los impactos ambientales entre los que se puede destacar el incremento del riesgo de incendios de pastizales dadas las condiciones ambientales que favorecen su propagación, la afectación de la biodiversidad tanto de la flora como la fauna y la dinámica de los humedales abastecidos por el río.
“También, los ciclos de la fauna ictícola alterados nuevamente, la degradación de bosques nativos insulares y albardones, aparición de especies invasoras y una amplia gama de servicios ambientales ecosistémicos que brinda el río a lo largo de su trayecto”, puntualizó Longo.
El INTA recomienda el seguimiento de alturas en los diversos puertos en las páginas web institucionales de la Prefectura Nacional, y las alertas hidrológicas de la Cuenca en el portal del INA que es la institución responsable del seguimiento del río y la descripción de las mismas. A su vez, se puede acceder a la actualización de información producida en base a la antena satelital receptora del INTA en SEPA y los informes semanales de pronóstico que elabora el Instituto de Clima y Agua cada lunes y su actualización durante la semana. Fuente: INTA Informa.
LM