La Bolsa de Cereales de Buenos Aires dio a conocer su pre informe de la campaña de trigo 2022/23, donde se prevé un área sembrada de 6,5 millones de hectáreas, con una reducción interanual de 200 mil hectáreas.
A pesar de reflejar una caída interanual del -3%, el área que se destinaría al principal cereal de invierno se ubica por encima del promedio de siembra de las últimas cinco campañas (6,3 millones).
”De concretarse la presente proyección, nos encontraríamos frente a la cuarta mayor superficie implantada en 23 campañas. No obstante, este escenario permanece sujeto a la evolución de las condiciones climáticas durante la ventana de siembra”, sostiene el informe.
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Desde la entidad explican la caída en la intención de siembra por los aumentos en los costos de insumos, la mejora relativa en los márgenes del cultivo de cebada, “y especialmente las políticas domésticas que afectan al cultivo de trigo y la incertidumbre en relación a futuros cambios en las mismas”.
Miguel Cané, presidente de la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo) opinó que la reducción del área sembrada es un escenario probable y depende de varios factores. Entre los más importantes se encuentra la humedad del suelo, que es determinante para la siembra del cereal en el centro del país. Otro tema que influye es el precio en mercado a término de diciembre y enero.
Un factor distintivo en esta campaña es el aumento en dólares de los precios de los insumos, que encarecen en un 60% los costos de producción reducen el margen de los productores. En un año, los fertilizantes aumentaron 130%, el glifosato más del 100% y otros agroquímicos lo hicieron en un 30%.
“El trigo necesita un nivel de fertilización alto en las zonas amigables y el costo puede inducir a pasar a otros cultivos como el girasol o soja con menos riesgo. Si uno gasta 60% que el año pasado, queda en una posición más endeble si se revierten los altos precios actuales porque terminó la guerra y apareció la oferta de Ucrania y Rusia”, apunta Cané.
A la defensiva
Según el presidente de Argentrigo, “como productor promedio, en una situación defensiva trato de gastar menos. Si puedo paso a un cultivo más barato o bajo el nivel de fertilizante”.
Aunque se mantenga o descienda levemente el área sembrada, los altos costos pueden reducir la inversión y generarse menor producción. “Eso lo sabremos en cuatro meses, cuando veamos el nivel de gasto que haga el productor para los insumos necesarios”, añadió Cané.
LM